BRAGA
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La sexualidad femenina enfocada en el placer durante años se ha visto satanizada por distintos grupos conservadores, incluso históricamente el goce de las mujeres se ha tratado de vincular con el pecado. Estas situaciones se traducen en lo que hoy se conoce como la brecha del placer, termino utilizado para explicar por qué ellas experimentan en menor proporción el clímax sexual. Según explica la abogada, escritora y creadora de contenido especializada en bienestar sexual, Alejandra Alcayaga, ‘‘es habitual que los hombres tengan orgasmos en casi todas sus relaciones sexuales; sin embargo, las mujeres los tienen con mucha menos frecuencia, e incluso hay mujeres que nunca han experimentado uno’’.
No es novedad que la ausencia de educación sexual integral comprende una problemática a nivel internacional. La falta de información resulta más preocupante cuando se trata de abordarla con una perspectiva de placer femenino, ya que, las investigaciones y difusión son aún menores.
Un claro ejemplo de lo anterior se puede demostrar con un simple dato: la anatomía del clítoris no se comenzó a estudiar en profundidad hasta 1998, 30 años después que el hombre llegó a la luna.
Otro hecho histórico que demuestra la falta de educación sexual, fue la teoría que realizó el psicoanalista, Sigmund Freud. De acuerdo a lo que él expuso, la principal problemática por la que las mujeres no llegaban al orgasmo se debía a la propia anatomía femenina.
La información proporcionada por Freud causó que la bisnieta de Napoleón, Marie Bonaparte, se sometiera a tres intervenciones quirúrgicas para acercar su clítoris a la vagina y así remediar su incapacidad para tener un orgasmo «correcto».
Esta evidente falta de información e investigación de la sexualidad femenina ha llegado incluso hasta la actualidad y una des sus consecuencias es la brecha del placer, termino utilizado para definir las dificultades que presentan las mujeres para conseguir un orgasmo durante un encuentro sexual.
‘‘Es habitual que los hombres tengan orgasmos en casi todas sus relaciones sexuales; sin embargo, las mujeres los tienen con menos frecuencia, e incluso algunas nunca han experimentado un orgasmo’’, explica al Mostrador Braga la abogada, escritora y creadora de contenido especialista en derechos humanos y bienestar sexual, Alejandra Alcayaga.
Según sostiene, la especialista frenar y erradicar la brecha del placer es importante de abordar considerando que los orgasmos contribuyen integralmente a mejorar la salud.
Algunos beneficios son, ‘‘mejorar la salud, el estado físico, la calidad del sueño, potenciar la autoestima, bajar el estrés y la tensión. Beneficios que se pueden alcanzar practicando la autoexploración o con la interacción sexual con otra u otras personas.
Según explica Araya, la brecha del placer o del orgasmo, se produce debido a la invisibilización de años que ha sufrido la sexualidad y el placer femenino. Esto, según sostiene, va de la mano directamente con la estructura que predomina actualmente.
‘‘Es una consecuencia de la represión sexual que han vivido las mujeres a lo largo de la historia y que se relaciona directamente con la manera en que opera el sistema patriarcal’’, detalla la experta.
Esta opresión se traduce en conductas que lamentablemente se pueden observar hasta la actualidad. Por ejemplo, hace algunas semanas la agrupación Las Clito, instaló un clítoris inflable gigante en las afueras del Museo de Bellas Artes. La intervención realizada tenía el objetivo de informar sobre salud sexual y reproductiva desde un enfoque de género.
Sin embargo, a solo unas horas de que el inflable fuera instalado un hombre vandalizó con un arma blanca el órgano sexual gigante. Posteriormente, cuando detuvieron al sujeto que atacó el clítoris, él confesó que había realizado el hecho porque no quería que su hija ‘‘viera esas cosas’’.
Créditos: Agencia Uno
Por otro lado, la experta en salud sexual añade que esta estructura centrada principalmente en los hombres, claramente se enfoca en su placer y anatomía. ‘‘En esta estructura dominante el placer se ha enseñado desde el coitocentrismo, es decir, que el goce proviene de una relación sexual que gira en torno a la penetración’’.
Alejandra Alcayaga explica que situaciones y creencias de ese tipo, buscan evitar el acceso a información sobre sexualidad, lo que claramente provoca consecuencias que se ven mayoritariamente en las mujeres, como la brecha del placer.
Un estudio de Archives of Sexual Behavior publicado en enero de 2018 y realizado a más de 50.000 adultos en EEUU indicó que en una relación sexual los hombres heterosexuales alcanzaban el orgasmo en un 95% , mientras que las mujeres heterosexuales solamente en un 65%.
El sondeo, también demostró que mujeres bisexuales tenían un 66% más de orgasmos, mientras que las mujeres lesbianas un 86%.
De acuerdo a lo que detalla la experta, este tipo de investigaciones, aparte de respaldar la existencia de la brecha del placer, descarta las teorías en que se asociaban problemas mentales o la orientación sexual de las mujeres como un factor determinante para experimentar el clímax sexual.
‘‘Estos estudios demuestran que el problema radica en cómo se plantea el placer a la hora de tener actividad sexual con otras personas y no en que las mujeres tengamos un trastorno’’.
Por otro lado, la ausencia de investigación y difusión del placer femenino, aporta a la sanatización del goce sexual. Situación que sectores más conservadores por años se han empeñado en difundir. Por ejemplo, en el siglo XIX varios hombres debatieron el rol del clítoris, ya que a muchos les preocupaba que su estimulación pudiera llevar a las mujeres a «excesos» como la masturbación o la ninfomanía.
Frente a tal situación, Alcayaga explica que el trabajo de activistas es fundamental para derribar mitos históricos y difundir los beneficios integrales que pueden traer los orgasmos femeninos.
‘‘Lamentablemente, las ideologías que son más conservadoras siempre intentan opacar el placer sexual femenino relacionándolo con la culpa y el pecado. Por lo que el trabajo de las activistas del placer y bienestar sexual debe dirigirse a fortalecer el conocimiento’’.
De hecho, la misma experta contribuye desde su cuenta en Instagram ‘‘Orgasme’’, en la difusión de contenido para abordar la sexualidad con perspectiva de género. En su perfil acumula más de 14,000 seguidores, los cuales agradecen permanentemente el contenido que da a conocer a través de la plataforma digital.
Consentimiento, sexting seguro y derechos sexuales y reproductivos son algunos de los temas que Alcayaga ha publicado.
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Otro punto importante que destaca la experta, es cómo el analfabetismo sexual y la estructura de opresión/invisibilización no solo las afecta a ellas. ‘‘La construcción social que ha impuesto el patriarcado no solamente repercute en las mujeres de forma negativa, sino que también afecta de alguna u otra forma en los hombres’’
De acuerdo con una investigación publicada el año 2013, el 90% de los hombres encuestados manifestaron sentirse preocupados de que su pareja experimentara un orgasmo e incluso se sentían con la responsabilidad de que lo consiguieran.
Según señala Alcayaga, esta responsabilidad puede estar vinculada a sus sentimientos de masculinidad, más que por la preocupación de que sus parejas gocen el encuentro.
‘‘Dicho sentimiento de masculinidad nace desde el patriarcado, el cual pone sobre los hombres la presión para que las mujeres consigan un orgasmo con la penetración en el encuentro sexual. Situación que no ocurre’’, sostiene la experta.
Por otra parte, que los varones no investiguen sobre otras zonas erógenas y el enfoque sea completamente falocéntrico, los limita también en sus experiencias sexuales, las cuales según varios estudios, se ven influenciadas por la pornografía.
Con el objetivo de derribar la brecha del orgasmo, Alejandra Alcayaga detalla diversos consejos para disfrutar la sexualidad de forma consciente, responsable e informada.
Por último, destaca que cada cuerpo es distinto, por tanto, la autoexploración es crucial. ‘‘Muchas veces salen instructivos sobre cómo conseguir un orgasmo, pero la verdad es que cada mujer es diferente, en consecuencia, es importante saber que no existe una receta única, más bien es un proceso de autoconocimiento’’, concluye.
