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Lo que esconde el humor sobre los cuerpos (propios y ajenos): discursos gordofóbicos y viejistas impactan la salud mental Yo opino

Lo que esconde el humor sobre los cuerpos (propios y ajenos): discursos gordofóbicos y viejistas impactan la salud mental

Anita Gallardo y Agnieszka Bozanic
Por : Anita Gallardo y Agnieszka Bozanic Integrantes Body Positive Chile y Fundación GeroActivismo
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Es día domingo y los televidentes pueden ver un comercial en la que una agente analiza los resultados de un programa: “Muy buenos resultados, los encontraron cercanos, pero algunos detallitos como que los encontraron pasados de peso, feo, arrugados, avejentados”. El video finaliza con uno de los animadores afirmando que tendrían que hacer algo al respecto, dejando un final abierto.

En un segundo video se muestra a los animadores realizándose cirugías plásticas junto con una voz en off señalando “la televisión es muy exigente, siempre te pide estar eternamente joven. Volvimos más renovados, recauchados y jóvenes que nunca”. Esta voz en off va acompañada de una imagen de los animadores con sus rostros modificados comiendo con dificultad una hamburguesa.

Se comprende que, tal vez, este video es una forma en que los animadores se apropian, mediante el humor, de las críticas que han recibido hacia sus cuerpos. La ironía es un interesante recurso para expresar nuestro malestar. Sin embargo, ¿este tipo de comercial nos propone una reivindicación de la imagen o perpetúa los cánones de belleza hegemónicos pesocentristas y viejistas?

[cita tipo=»destaque»] Las opiniones negativas sobre los cuerpos y por consiguiente rechazo de aquellos que no se ajustan a la norma social hacen que una proporción significativa de mujeres busquen procedimientos cosméticos para solucionar esto. [/cita]

En primer lugar, respecto del discurso es interesante cómo se asocian los conceptos de gordura y envejecimiento con una evaluación estética, perpetuando así el estigma de peso y de edad. Específicamente, un estigma de peso se refiere a cómo la sociedad discrimina, excluye y genera rechazo social a personas de mayor peso. Tal como se ha establecido en distintas publicaciones científicas, socialmente se ha construido la imagen de que una persona gorda (“pasada de peso”) es alguien que es flojo, sedentario, poco inteligente, poco atractivo y por ende, merecedor del rechazo social.

Con respecto a la edad, el viejismo (discriminación por motivos de edad hacia personas mayores) afecta negativamente a las personas mayores, en particular a las mujeres. Existe una variedad de estereotipos negativos asociados al envejecimiento y personas mayores como que son enfermas, dependientes, poco flexibles y aburridas.

Hoy en día, la gordofobia y el viejismo son dos tipos de discriminación presente en nuestra sociedad, naturalizadas y aún se perpetúan de forma libre, sin sanción y sin cuestionamiento social. El gran problema es que aquellas personas que son catalogadas como “gordas” (“pasadas de peso”) o “viejas” internalizan las características con las que se les asocia. El estigma internalizado y el estrés de experimentar y/o anticipar la discriminación está relacionado con problemas de autoestima, problemas de imagen corporal, depresión, angustia psicológica, sentimientos de exclusión y otros problemas de salud física.

Las opiniones negativas sobre los cuerpos y por consiguiente rechazo de aquellos que no se ajustan a la norma social hacen que una proporción significativa de mujeres busquen procedimientos cosméticos para solucionar esto. La Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP) informó que en el 2020 se observó un aumento del 15% en cirugías plásticas estéticas, pese a la crisis sanitaria mundial. La lipoescultura, la cirugía de párpados y el lifting cervicofacial son de los procedimientos quirúrgicos más frecuentes y dentro de los procedimientos no invasivos la toxina botulínica y los rellenos faciales con ácido hialurónico los tratamientos anti-envejecimiento por excelencia.

Dada las consecuencias que tiene el estigma de peso tanto físico como mental, el “Consenso Internacional para terminar con el estigma de la obesidad” solicita explícitamente poner fin al lenguaje estigmatizante y a imágenes, actitudes o políticas que perpetúen la discriminación de las personas en cualquier ámbito de la vida. Así mismo, realizan un llamado masivo a finalizar con cualquier narrativa que describa de manera injusta a las personas de cuerpo grande, evitando la asociación entre el peso y características como “flojo, glotón, falta de voluntad o de disciplina”.

Sobre la edad, la situación no está tan trabajada. Existen iniciativas como la “Guía de estilo para comunicar de forma responsable, objetiva y realista sobre las personas mayores en Chile” de Fundación GeroActivismo que hace un llamado a promocionar de imágenes más realistas y diversas de personas mayores, así como hacer uso pertinente y actualizado de los términos para referirse a las personas mayores, además de otras prácticas adecuadas.

En conclusión, los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante respecto de los estereotipos que transmiten masivamente a sus espectadores. Poseen una responsabilidad explícita en cuanto los productos comunicativos que ofrecen, en este caso, se configuran como imágenes estereotipadas sobre los cuerpos aceptables y los que no. Difunde un imaginario social sesgado y negativo, donde la heterogeneidad no tiene cabida, limitando la posibilidad de discursos alternativos, lo que favorece la creación de mitos, imposibilitando la identificación sana.

Tal como señala la exitosa campaña de la nutrióloga chilena María José Figueroa “No se habla del cuerpo de otros”. Nosotras agregamos que por precaución y para evitar la transmisión de estereotipos pesocentristas y viejistas “tampoco se habla del cuerpo propio” en frente de otras personas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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