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Mujeres privadas de libertad: el derecho a una segunda oportunidad a través de la capacitación laboral Yo opino

Mujeres privadas de libertad: el derecho a una segunda oportunidad a través de la capacitación laboral

Contanza Cifuentes
Por : Contanza Cifuentes Directora Sede Metropolitana, INFOCAP
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En Chile existen más de 3.500 mujeres cumpliendo condena en recintos penitenciarios, donde el 90% son madres y 67% tiene hijos o hijas menores de edad, según detalla la Red de Acción Carcelaria, y donde el principal motor para la comisión de delitos es la falta de oportunidades y la necesidad económica de sus familias .

En esta línea, uno de los principales desafíos que enfrenta hoy la reinserción social está vinculada a la posibilidad real que tienen quienes terminan sus procesos penales de poder regresar e insertarse al mundo laboral, no solo para contar con un sustento económico que les permita mantenerse a ellas y sus familias, sino también en términos de realización personal y de ciudadanía, que permite imaginar y construir, a través de un trabajo digno, la vida que quieren para su futuro.

Distintas entidades internacionales, como Social Exclusion Unit, afirman que contar con empleo reduce el riesgo de reincidencia delictiva entre 33% y 50 y, si pensamos que en el caso de las mujeres la necesidad económica es la principal causa para la comisión de delitos, este porcentaje se vuelve aún mayor.

[cita tipo=»destaque»] Muchas de estas mujeres dejaron de estudiar a corta edad, provienen de contextos violentos y vulnerables, donde la capacitación en distintos oficios, acompañada de un proceso de inserción laboral, les abre una oportunidad real para pensar en un mejor futuro. [/cita]

Actualmente, en diversos recintos penales de nuestro país se desarrolla el Programa +R del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), parte del Programa “Compromiso País” buscando generar nuevas oportunidades de desarrollo integral para quienes no han tenido la posibilidad. Un ejemplo de esto es la capacitación que como INFOCAP ejecutamos en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, realizando cursos del área gastronómica, con miras no solo entregar competencias técnicas del rubro, sino también a formar en competencias transversales para el mundo laboral y poder promover reinserción laboral desde un programa de capacitación integral.

Sin embargo, es sabido que, independiente de la calidad de los conocimientos que se entreguen a través de la capacitación, lo más complejo es contar con espacios laborales para insertarse habiendo sido personas privadas de libertad. Desde ahí la importancia de que estos procesos sean enriquecidos con un acompañamiento que brinde oportunidades laborales efectivas, que generen redes de confianza para con los empleadores y que colabore en romper con los prejuicios de base con los que se encuentran al salir.

Muchas de estas mujeres dejaron de estudiar a corta edad, provienen de contextos violentos y vulnerables, donde la capacitación en distintos oficios, acompañada de un proceso de inserción laboral, les abre una oportunidad real para pensar en un mejor futuro. Creemos que todas las personas merecen igualdad de oportunidades, sobre todo quienes, por factores sociales estructurales de exclusión no han podido ser parte de ellas. La tarea de la reinserción social debe dejar de ser mera voluntad política, debe entenderse como un derecho y un trabajo mancomunado y en conjunto de todos los actores claves en esta labor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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