Yo opino
La semana pasada se dieron a conocer los resultados del Mapa Nutricional de la JUNAEB, el que evalúa el “estado nutricional” de niños, niñas y adolescentes del sistema escolar a lo largo de todo el país mediante la obtención de datos como: sexo, edad, peso y talla. Dichos datos permiten clasificar a las personas mediante el Índice de Masa Corporal (IMC) en términos de bajo peso, normopeso, sobrepeso y obesidad.
Sin embargo, este mapa no evalúa exámenes bioquímicos, ni tampoco incluye un cuestionario a madres, padres o tutores para para saber si cada infante o adolescente tiene acceso a alimentos de mayor calidad nutricional, si tienen acceso a agua potable, cómo evalúa su salud mental, el tiempo que pasan en pantallas versus el tiempo que se mueven, horas de sueño, si viven en un entorno seguro o con áreas verdes o, por ejemplo, si enfrentan o no una situación de inseguridad alimentaria.
[cita tipo=»destaque»] Se debe hacer hincapié que la salud no está determinada exclusivamente por el peso o la alimentación, sino por una multiplicidad de factores. [/cita]
Respecto del último punto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la inseguridad alimentaria al contexto en que una persona “carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales, y para llevar una vida activa y saludable”. Según los últimos datos emitidos por la FAO, cerca de 3.000.000 personas en Chile (15.6%) vivieron en condiciones de inseguridad alimentaria durante el 2020. Al respecto, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) explica que la inseguridad alimentaria aumentó en Chile producto de la pandemia por COVID-19. Si bien, la inseguridad alimentaria se habría regularizado durante el 2021, nuevamente habría aumentado el presente año producto de la inflación y aumento de precio de los alimentos.
Volviendo al Mapa Nutricional de la JUNAEB, es importante resaltar que sólo nos está entregando los datos sobre el peso y la talla de los niños, niñas y adolescentes (NNA) de Chile. De este modo, se debe hacer hincapié que la salud no está determinada exclusivamente por el peso o la alimentación, sino por una multiplicidad de factores.
De acuerdo con una revisión de literatura realizada por GoInvo en el año 2019, se señala que el 42% de los determinantes de salud están relacionados con aspectos como atención médica, el entorno y circunstancias sociales. Por otra parte, el 22% se explicaría por factores asociados a genética y biología, dentro de los cuales el peso es sólo uno de los 17 elementos incluidos. Así mismo, dicha investigación, señala que el 36% restante de los determinantes de salud están dados por conductas individuales. Sin embargo, dicho porcentaje se reparte entre aspectos psicológicos y emocionales, conductas de riesgo, patrones de sueño, hábitos de ejercicio y alimentación.
Otro ejemplo de por qué este informe no es un reflejo del estado de salud de las personas, es que no da cuenta del aumento de los índices de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Específicamente, se señala que estos han aumentado en un 30% afectando al 12% de los adolescentes en Chile. Una realidad que no se ve reflejada en un índice de masa corporal.
Está claro que hacer una evaluación completa de salud implica un presupuesto más elevado y la disponibilidad de profesionales de salud capacitados en comparación al screening que actualmente se está realizando. Sin embargo, es importante destacar que la salud y la nutrición son mucho más complejas que un peso y una talla, y que claramente va más allá de elecciones individuales o familiares.
La repercusión de esta encuesta se ha hecho notar en los medios: “Los niños de Chile están gordos”. Así empieza un artículo de un reconocido medio de comunicación que resume los resultados del Mapa Nutricional de la JUNAEB 2021. El medio de comunicación decide comenzar su artículo con un concepto que alude a un tipo o talla de cuerpo, y que lamentablemente ha sido un concepto estigmatizado, que no refiere a un indicador de salud. No menor, el medio de comunicación acompaña este artículo con la foto de un niño de cuerpo grande tomando una gaseosa, realizando una asociación estigmatizante respecto de talla y conducta alimentaria.
Otro aspecto llamativo es que el estudio de la JUNAEB hace visible que el retraso en talla (crecimiento) –indicador crónico de insuficiencia nutricional– ha aumentado desde 2009. Tal como se señala en la presentación de datos de la JUNAEB, la relación entre el retraso en talla y NSE hace pensar que hoy en día NNA sufren de “hambre escondida”. Es decir, la baja talla (crecimiento) sería causada por dietas bajas en nutrientes. Sin embargo, pareciera ser que esto no es tan importante para los medios de comunicación, como sí lo es el peso.
De este modo, es importante preguntarse por qué dar énfasis a algunos resultados de la JUNAEB y omitir otros.
Por último, tal como enfatiza la Directora Nacional de la JUNAEB, Camila Rubio en una entrevista televisiva: “es importante considerar las inequidades en el acceso a alimentos”. Lamentablemente en los medios de comunicación, importa más hablar de las tallas y cuerpos de NNA que problematizar la seguridad alimentaria, acceso a áreas verdes, horas de sueño, conciliar trabajo y vida familiar, horas disponibles para planificar alimentación, entre todos los otros determinantes de salud mencionados previamente. Menos aún, se hace cargo de que en Chile, la responsabilidad de alimentar a NNA ha recaído históricamente en las mujeres, reforzando los roles de género y las dobles jornadas que cumplen.
Finalizamos esta columna señalando que esta idea ya se viene discutiendo hace un tiempo y no es de autoría de quienes redactan esta columna. De hecho, el 2020 se lanza el Consenso Internacional para poner fin al Estigma de Peso publicado por la revista científica Nature de Medicina: “Hacemos un llamado a los medios a producir información fidedigna, precisa y no estigmatizante”. Dicho informe hace un llamado a los medios de comunicación a realizar un compromiso para cambiar la narrativa en torno al peso. En el presente caso, poner particular atención cuando además de perpetuar estigmas de peso, caemos en responsabilizar al niño, niña, adolescente y su familia.
-Valentina Gajardo Rivera.
Nutricionista especializada en nutrición y alimentación en infancia y adolescencia.
-Ana Maria Gallardo Zanetta
Psicóloga y PhD en Psicoterapia UC especialista en estigma de peso y salud mental.
-Karla Newman Ortiz
Nutricionista y Mg © Trastornos de la Conducta Alimentaria UDD.
-Katherine Urzua
Nutricionista diplomada en TCA en la Escuela de Posgrado de México.
