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Construir masculinidades positivas tiene una repercusión directa en el bienestar de las mujeres BRAGA iStock

Construir masculinidades positivas tiene una repercusión directa en el bienestar de las mujeres

Karina Simao
Por : Karina Simao Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile, colaboradora en El Mostrador Braga
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“La masculinidad positiva cuestiona todos estos mandatos y estereotipos, para poder desligarnos y buscar otras formas de ser hombre, otras formas que me ayuden a una mejor relación conmigo mismo o a tener mejores relaciones con las personas cercanas. De esta manera incluso podemos tener una mejor salud mental y una mejor calidad de vida”, comenta en entrevista con El Mostrador Braga el psicólogo y asesor nacional del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, Luis Calderón.


“Un hombre no llora”, esa es una de las frases más dichas por las familias a sus hijos varones, la cual va marcando su personalidad y masculinidad. Pero, ¿existe sólo un tipo de masculinidad? La masculinidad hegemónica, que, entre sus factores negativos, conforma un único modelo de ser varones, caracterizada por formar hombres que no se permiten la ternura, la corresponsabilidad de cuidado y doméstico, junto con la represión de emociones positivas, construyéndose a partir de la negación de lo femenino. La conocida masculinidad tóxica.

Bajo el cuestionamiento de esta masculinidad, en estos últimos años han nacido diversos movimientos que plantean nuevas formas de vivir las masculinidades desde una vereda más positiva. Una de estas es la iniciativa creada por el psicólogo y asesor nacional del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, Luis Calderón Retana,  que actualmente administra una página de Instagram y de  Facebook llamada “Masculinidades género sensible con  781 mil seguidores. Aquí realiza publicaciones como frases, reflexiones y videos que aportan a la discusión de que hay distintos tipos de masculinidad y de que existe la posibilidad de ser hombres sin necesidad de proyectar todo aquello negativo que ha impuesto la sociedad, fomentando una masculinidad positiva.

-¿Qué significa exactamente la “masculinidad positiva”?

-La palabra positiva es una palabra muy amplia y podría ser hasta ambigua. Para nosotros es una masculinidad que, a diferencia de la masculinidad hegemónica, busca la igualdad en términos de derechos y responsabilidades entre hombres y mujeres.

Histórica y tradicionalmente hay sectores de la población masculina que son también discriminados a razón de su orientación sexual, su identidad de género, su nacionalidad, etcétera. Entonces esta masculinidad busca esa igualdad en términos de derechos y responsabilidades, y busca apartarse del mandato de la violencia.

Para nuestra cultura y nuestra sociedad, ser hombre equivale, en cierta medida, a ser agresivo y violento. Entonces esta es una masculinidad que busca la paz, busca la buena comunicación, buscan los acuerdos, que en lo doméstico es corresponsable, que se permiten a sí mismos la ternura y que se permiten la posibilidad del cuidado y del disfrute del otro desde la empatía. Es una lucha contra la violencia, contra el machismo, pero se hace desde diferentes trincheras, por así decirlo.

-¿Cómo se diferencia la masculinidad positiva de otras concepciones como “ los aliados feministas”?

-El rol de aliado, entre comillas, pensaría más bien que es una asignación que hacen algunas mujeres. Hay un lugar asumido y un lugar asignado. Desde los movimientos de masculinidades, nuestro rol no está dentro del feminismo, en el sentido de que el feminismo es un movimiento creado por las mujeres en función de sus luchas. Que podemos coincidir en varias causas, sí, en general hay coincidencias en términos de la búsqueda de la igualdad, de la búsqueda de la no violencia, etcétera. 

Acá en Costa Rica, por ejemplo, en el Instituto Nacional de las Mujeres hay un eje específico para el trabajo con hombres y masculinidades positivas porque el construir masculinidades positivas va a tener una repercusión directa en el bienestar de las mujeres. Entonces, hay un montón de coincidencias, pero nosotros no trabajamos las masculinidades en función de convertirnos en aliados, lo que nos mueve es construirnos a nosotros como mejores hombres en función de nosotros mismos, de las personas cercanas y de la sociedad.

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-¿Cuáles son algunos estereotipos negativos de la masculinidad que las masculinidades positivas buscan contrarrestar?

-A los hombres se nos impone algunos roles para diferenciarnos de las mujeres, de hecho, algunos teóricos hablan de que la masculinidad se construye a partir de la negación de lo femenino. Entonces al crecer se impone el pensamiento que para ser hombre debo diferenciarme de la mujer y se imponen los estereotipos como que el hombre debe ser fuerte, porque la mujer es débil, el hombre debe ser racional, porque la mujer es emocional, el hombre debe saber de todo, el hombre nunca debe pedir ayuda, el hombre debe ser heterosexual siempre y demostrarlo, y para demostrarlo debo ser muy activo sexualmente, tener muchas parejas sexuales y además estar siempre dispuesto a al sexo.

No debemos tener miedo, no debemos mostrar nuestros sentimientos y no debemos ser tiernos, sobre todo entre nosotros.  Las relaciones de amistad de hombres están enmarcadas en un contexto de cierta distancia, por eso cuando nos reunimos no hablamos de cosas tan intensas y profundas, por eso hablamos de fútbol, de política o de mecánica, que son cosas un poco ajenas y que no nos van a llevar a caer en la tentación de vincularnos tan emocionalmente entre hombres.

-¿Cómo pueden las masculinidades positivas promover relaciones más saludables?

-La masculinidad positiva cuestiona todos estos mandatos y estereotipos, para poder desligarnos y buscar otras formas de ser hombre, otras formas que me ayuden a una mejor relación conmigo mismo o a tener mejores relaciones con las personas cercanas. De esta manera incluso podemos tener una mejor salud mental y una mejor calidad de vida.

Vamos a hacer hombres menos violentos porque no vamos a tener la necesidad de transformar la tristeza en enojo, en miedo o frustración, y ese enojo no lo vamos a descargar sobre las personas más cercanas, como nuestros hijos, hijas o nuestras parejas.

Entonces, el simple hecho de no hablar de masculinidad en singular y hablar de masculinidades ya es un cambio de paradigma porque estamos diciendo que no hay una sola forma de ser hombre y cada quien es libre de elegir cómo quiere manifestar su masculinidad, y ya liberados de esa estructura que no nos dejaba ser, podemos entonces elegir qué masculinidad está más acorde con quién soy yo realmente. La mayoría vamos a elegir aquella que nos dé mayor paz, que nos dé mayor salud física y emocional, y que nos permita tener mejores vínculos.

-¿De qué manera la masculinidad positiva puede contribuir a la salud mental y emocional de los hombres?

-El sistema ha promovido que hay emociones que son permitidas como la ira, el enojo y bueno, quizás la alegría, sobre todo en ciertos espacios como en el fútbol o cuando hay bebidas alcohólicas de por medio. Entonces se promueven esas emociones que denotan fuerza y valentía.

Contrario a esto, se censuran otras emociones como el miedo, la ternura, la tristeza, etcétera. Entonces lo que hacemos los hombres es transformar estas emociones, que muestran debilidad, en enojo e ira. Además, tenemos una muy mala gestión de las emociones, lo cual repercute en la salud mental, porque no las trabajamos, no hablamos de nuestra tristeza, no hablamos de nuestros miedos, y así no se pueden enfrentar ni superar.

El hombre con una masculinidad positiva es un hombre que se sabe vulnerable, con ciertas debilidades y se reconoce con ciertas faltas, entonces va a poder pedir ayuda médica, ayuda psicológica o psiquiátrica.

-¿En qué medida la masculinidad positiva puede influir en la crianza de los hijos y en la promoción de valores positivos en las futuras generaciones?

-Las teorías del aprendizaje plantean que alrededor del 80% de lo que somos y hacemos lo hemos aprendido por modelaje. Nuestros hijos están constantemente observando lo que nosotros hacemos y cómo nos relacionamos con otras personas o con nosotros mismos. Entonces que yo tenga características de una masculinidad positiva, que sea un hombre con buenos vínculos, con una sana salud mental o emocional, con sanas relaciones, etcétera, ese hijo, sobrinos u otras personas más jóvenes que están en nuestro entorno van a ver ese modelo y van a imitarlo. En ese sentido, podemos transmitir valores y principios a través del discurso, del consejo, de la corrección y de la conversación, pero sobre todo y ante todo a través del ejemplo.

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