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¿Micromachismo o machismo? La presión estética en torno al cuerpo y la dieta BRAGA Créditos: Pexels

¿Micromachismo o machismo? La presión estética en torno al cuerpo y la dieta

Natalia Mora Olavarría
Por : Natalia Mora Olavarría Periodista en El Mostrador Braga
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Con la llegada del verano suelen acentuarse comentarios respecto a la dieta y los cuerpos ajenos. Generalmente a este tipo de comentarios se los categoriza como micromachismos. En esta entrevista con la psicóloga Valeria Mena se analizará la pertinencia del término y su impacto en las mujeres.


En 2022 la Real Academia Española (RAE) agregó a su Diccionario de Lengua Española (DLE) la palabra “micromachismo”, definida como la “forma de machismo que se manifiesta en pequeños actos, gestos o expresiones habitualmente inconscientes”. Previamente en 2018 la Fundación el Español Urgente (Fundéu BBVA), había definido este término como un “conjunto de comportamientos, prácticas y estrategias cotidianas con las que se ejerce el poder de dominio masculino y que atentan en diversos grados contra la autonomía de las mujeres”. 

La palabra micromachismo trae consigo una carga que por años se ha desbordado no solo sobre las mujeres, sino también sobre las diversidades sexuales y los propios hombres, siendo víctimas de prácticas y comportamientos silenciosos que muchas veces se normalizan por ser “inofensivos”. Estas acciones se manifiestan en la vida cotidiana, impactando en ámbitos tanto sociales como psicológicos a quienes son víctimas de estos tratos.

Existen personas que no están de acuerdo con el elemento compositivo micro en la palabra, dado que minimiza acciones que pueden resultar dañinas para las víctimas. Para abordar esta problemática El Mostrador Braga conversó con Valeria Mena, psicóloga, activista y principal impulsora del proyecto de la Ley TCA (trastornos de conducta alimentaria). 

Ante el uso de la palabra micromachismo y todo lo que el término supone, Valeria Mena manifestó que “creo que el gran problema es que es un tipo de violencia de género súper invisibilizado y que suele pasar inadvertido. Debido a que no se le entrega la importancia que corresponde, y al no problematizar se naturaliza. Por tanto, sugiero partir quitando el “micro” de la palabra, y dejarlo puramente como machismo, ya que considero que la forma en que nos expresamos es sumamente relevante”.

Como ella, existen otras especialistas pertenecientes a distintos países de Latinoamérica que son contrarias a anteponer micro ante machismo, como la columnista colombiana Catalina Ruiz-Navarro, quien para la  BBC expresó que “”no me gusta el concepto micromachismos, porque hacemos creer que son inofensivos (…) con ello decimos sí fue, pero fue micro”, lo cual desvaloriza la gravedad de esta problemática.

Y claro, al ser “sutiles”, las prácticas micromachistas se vuelven habituales y muchas veces normalizadas dentro de la sociedad, pasando inadvertidas.

Son varias las aristas que engloba el término, como menospreciar las opiniones de una persona por su género o asignar roles basados en los estereotipos, por ejemplo, asumir la sexualidad de alguien por como viste o luce, ofenderse cuando una mujer no sabe cocinar, o mirar de mala manera a una persona que no quiere ser madre.

“Es importante destacar que los micromachismos contribuyen a crear un ambiente en el que persiste la desigualdad de género y pueden tener consecuencias negativas para la autoestima, el desarrollo personal y profesional de las personas afectadas” comentó Valeria Mena respecto a las implicancias que puede tener en las víctimas la perpetuación de estas acciones.

Valeria Mena, psicóloga, activista e impulsora del proyecto de Ley TCA en Chile.

Valeria Mena, psicóloga, activista e impulsora del proyecto de Ley TCA en Chile.

 

La aceptación cultural de estas prácticas resulta sumamente dañina para quienes las vivencian. Según la Universidad Autónoma de Nuevo León de México, “este tipo de conductas, que se transmiten culturalmente, suelen aprenderse en la infancia, pues desde que nacemos nos encasillan con factores culturales determinados”, por lo cual el machismo internalizado en la sociedad se vuelve un factor importante dentro de la reproducción de prácticas discriminatorias.

La presión estética y el machismo

Aunque este tipo de conductas están presentes siempre, en la época de verano se acentúan, ya que con la presencia de altas temperaturas también se hacen presentes comentarios con alusión a dietas y cuerpos ajenos que desbordan machismo. Ante esto, Valeria Mena afirmó que este tipo de machismo enfocado en la presión estética y la percepción corporal puede llegar a tener un fuerte impacto en la vida de las personas, especialmente mujeres, quienes son comúnmente las principales víctimas de este tipo de violencia.

“Partiendo por los cánones de belleza y la presión interpuesta para cumplir con normas estéticas, ya que refuerzan estándares poco realistas, creando la expectativa de que las mujeres deben cumplir con ciertas características físicas para ser aceptadas, valoradas y validadas socialmente” afirmó Mena ante las principales consecuencias de este tipo de machismo.

A partir de esto, se le impone a la mujer una norma corporal sobre cómo deben lucir estéticamente, generando prejuicios, estigmatización y discriminación ante quienes no lucen como la hegemonía presenta la belleza, transformándose así en un tipo de violencia. Así lo estipula la psicóloga, quien expresó que “lamentablemente la violencia estética y la violencia simbólica naturalizan la subordinación de ciertos cuerpos en la sociedad”.

“La violencia estética lleva a las mujeres a creer que sus cuerpos son el problema, generando sentimientos de culpa y vergüenza. Se nos hace pensar que solo ciertos tipos de cuerpos son válidos y bellos, y para obtener reconocimiento social y aprecio, se nos insta a modificar nuestros cuerpos”, explicó.

La expresión de los efectos negativos que pueden tener los micromachismos -o machismos de lleno- se ven representados, por ejemplo, en la dismorfia corporal, ansiedad, angustia, depresión, trastornos de la conducta alimentaria, entre otros. 

Como se comentó más arriba, Mena es la autora de la Ley TCA, proyecto de ley que fue presentado en junio del 2022 ante la Cámara de Diputadas y Diputados y que actualmente se encuentra aún en el primer trámite constitucional. 

De acuerdo a Valeria, el proyecto, redactado con perspectiva de género, tiene por objeto que el Estado reconozca que los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades que pueden llegar a tener consecuencias mortales. 

Estas enfermedades son el trastorno a la salud mental con mayor tasa de mortalidad, y, aun así, según Valeria se trata de un problema invisibilizado. “Es un secreto a voces lo que está sucediendo, pero legislativamente, socialmente, no estamos haciendo nada, por lo cual creo sumamente importante que se apruebe este proyecto”, expresó.

Entendiendo lo graves que pueden llegar a ser las conductas machistas “sutiles”, se abren muchos desafíos para evitar y abolir la reproducción y perpetuación de este tipo de violencia. La conciencia y la educación se vuelven cruciales para trabajar en la igualdad de género y fomentar relaciones equitativas y respetuosas.

“Para evitar y abolir este tipo de prácticas, lo primero es entender que no es un problema individual, sino que es un problema social, multicausal y plurifactorial, el cual requiere ser abordado desde diversos ámbitos”, manifestó Valeria Mena.

Y agregó que “no creo que baste con el amor propio; es necesario cambiar la manera en que las personas son percibidas y tratadas socialmente debido a su apariencia y cuerpo. Esto implica eliminar chistes, comentarios y juicios sobre la imagen corporal de otras personas en diversos contextos como la familia, relaciones de pareja, escuela y trabajo”.

La identificación de estas prácticas que aportan a los procesos de violencia material y simbólica al que tanto mujeres, diversidades sexuales y hombres son sometidas y sometidos, se vuelve de suma urgencia ante una cultura androcentrista. Por ello, actualmente hay un esfuerzo desde las luchas feministas para la erradicación progresiva de estas prácticas, adoptando diversas acciones que ponen una alerta ante su reproducción.

“Desde la prevención son múltiples los desafíos que tenemos y que pueden llegar a prevenir las consecuencias, pero si tuviera que mencionar uno es la psicoeducación, la cual puede partir desde los mensajes que entregamos, mostramos y promovemos. Porque todo nos comunica algo, ya sea lo que se menciona, lo que no se menciona y desde qué lugar o posición se menciona” finalizó.

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