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Illapu atiende al grito de la raza

Ayer, en el cerro Santa Lucía, se efectuó el lanzamiento de "El grito de la raza", disco de Illapu que había permanecido inédito desde 1978, cuando se grabó. Se trata de una obra poética y musical que reivindica a las etnias latinoamericanas.


En la presentación oficial del compacto participó la actriz Rosa Ramírez (La Negra Ester), quien recitó en el disco. Luego, Illapu interpretó uno de los instrumentales de la obra acompañados por los bailes de los niños del conjunto Purrun Alquintun, de Puente Alto. Éste es el segundo compacto que el grupo edita junto a Warner, el primero fue Antología, publicado a fines del año pasado.



Durante mayo realizarán una gira por Europa y el 15 de junio estarán de vuelta en Chile para presentar el disco a su público. Aunque no tienen lugar, ni fecha decididos, esperan hacer un acto masivo que recuerde a las tribus latinoamericanas.



Roberto Márquez, líder del grupo, señaló que la masterización del compacto tuvo como base mantener el espíritu de la grabación original. Además, El Mostrador conversó brevemente con José Miguel Marquez respecto a El grito de la raza.



-¿Qué significado tiene recuperar este trabajo después de tantos años?
-Es importante porque es como recuperar un hijo perdido. Es un sentimiento muy contradictorio además porque la obra tiene una vigencia actual. Es un hito importante en la discografía de Illapu, ya que es nuestra única obra de estas características. Una obra que tiene mucho que ver con nosotros los chilenos porque habla de las razas indígenas que algunos a penas conocen. Es importante para los jóvenes, niños y seguidores de Illapu tener un trabajo como este.



-¿Por qué razones no se editó antes?
-Por cosas que no dependían de nosotros. Por ejemplo, el exilio, que el año 78 hubiera tantos problemas con nuestro trabajo… porque el trabajo nuestro esos años era profesional, pero a la vez era un trabajo solidario que tenía mucho que ver con los jardines infantiles, la Agrupación de Familiares de Detenidos Dessparecidos y la Vicaria de la Solidaridad… Fue un trabajo que nos fue marcando y limitando nuestras posibilidades… cosas que no tenían que ver con lo artístico, finalmente.



-¿Esta situación persistió aún al comenzar la democracia?
-Después de los 90 la cosas fueron muy diferentes, pero se esperaba el momento adecuado para hacer esta edición. Ahora era el momento, simplemente teníamos tiempo para preocuparnos de este trabajo y lo hicimos porque es parte importante de nuestra historia.



-¿Hay algo de nostalgia en el acto de recuperar este disco?
-Tenemos una mirada diferente. Después de 21 años las cosas están más reposadas que cuando hicimos ese trabajo. En aquellos años oscuros, hacer reivindicaciones culturales y sociales era oponerse a la cultura oficialista que en esos momentos se basaba en los artistas extranjeros y en programas que poco nada tenían que ver con nosotros y donde menos se hablara de problemática social, mejor. Era hacer resistencia cultural. Era decir: seguimos existiendo.

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