El compositor polaco Krzysztof Penderecki obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, fallado hoy en la ciudad española de Oviedo, en reconocimiento a su «talento innovador» en todos los géneros.
Penderecki se impuso por mayoría en las últimas votaciones del jurado, presidido por el ex ministro y fundador de Amigos del Museo del Prado, José Lladó, a las candidaturas del artista estadounidense de origen español Richard Serra y del arquitecto japonés Tadao Ando.
En el acta del jurado, se destaca que el talento de Penderecki, «impuesto en situaciones sociales y políticas adversas, junto con su capacidad integradora de diferentes elementos de la música de la segunda mitad del siglo XX, le convierte en protagonista de la cultura proyectada desde el Este de Europa al resto del mundo».
El compositor polaco, nacido en Cracovia en 1933, es considerado el maestro más cualificado de la joven escuela polaca de compositores y un talento de gran versatilidad que ha compuesto numerosas obras sinfónicas, religiosas y de cámara.
El Gobierno de Polonia y la Universidad Autónoma de Madrid habían propuesto el nombre de Penderecki, cuyo trabajo se dio a conocer en 1959 tras ganar los tres primeros premios del II Concurso de Jóvenes Compositores de Polonia, al que se presentó de forma anónima.
Un año después, sus partituras se interpretaban en Alemania y Francia, y en 1961 recibió el reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por su obra-homenaje Llantos por las víctimas de Hiroshima.
Su obra se consolida y tras el éxito alemán de Anaklasis en 1960, estrena en 1965 en la catedral de Munster La pasión según San Lucas, obra que le otorga un reconocimiento mundial.
Es autor de varias óperas, como Los demonios de Loudun (1968), El paraíso perdido (1978) y Ubu roi (1983), y de obras de homenaje a las víctimas del nazismo, como Dies irae -en memoria de los muertos de Auschwitz- y Requiem polaco, sobre la resistencia de Varsovia a la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.
De talento versátil, ha compuesto conciertos para violín, cello y viola, y según sus palabras, su trabajo se basa en la evolución de las tres músicas: la sinfónica, la religiosa y la de cámara.
De su música sinfónica destacan la Sinfónica número 1 (1972), que utilizó William Friedkin en la banda sonora de la película El Exorcista, la Sinfónica de Navidad (1980) y el concierto de violín o Segunda Sinfonía, que escribió para Isaac Stern.
Inconformista y arboricultor
Inconformista en política, fue el primer artista polaco que se atrevió a abandonar la asociación de autores de su país y apoyó a su amigo Lech Walesa en sus años de líder de Solidaridad.
El año pasado, recogió en el Festival Midem de Cannes (Francia) el premio al «compositor viviente más destacado», aunque el prefiere destacar que es un apasionado de la arboricultura, actividad a la que dedica sus ratos libres en el pequeño jardín botánico que tiene cerca de Cracovia y en el que ha logrado reunir 700 especies.
Su nombre se une, entre otros, a los de la soprano estadounidense Barbara Hendricks, el arquitecto español Santiago Calatrava y el fotógrafo brasileño Sebastií£o Salgado, premiados los últimos años.
En esta 21 edición de los Premios Príncipe de Asturias se han fallado ya los galardones de Comunicación y Humanidades, otorgado a George Steiner; de Investigación Científica y Técnica, concedido a cinco investigadores del genoma humano, y de Ciencias Sociales, que fue para el Colegio de México y el jurista español Juan Iglesias.
Al de Artes seguirán los galardones de Letras (7 de junio), Cooperación Internacional (13 de junio), Concordia (5 de septiembre), y Deportes (12 de septiembre).
Los Premios, dotados, cada uno de ellos, con unos 26.000 dólares y la reproducción de una escultura del artista español Joan Miró, serán entregados en otoño, en Oviedo, por el Príncipe de Asturias, heredero de la Corona española.
EFE
