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Prisioneros de los ochentas

Los Prisioneros preparan toda la artillería que poseen: se juntan a regrabar una canción; se transmitirá el documental de ellos que realizó Cristián Galaz; anuncian un eventual concierto y una conferencia de prensa. Luego callan para crear expectativa. ¿Quién podría augurar que no sacarían algo con reunirse otra vez si la gente quiere oír lo que cantaron en los ochenta?


Hace unos pocos días Los Blops volvieron a reunirse, en un recital único. Venían dispuestos a ofrecer más recitales. Es cuestión de demanda, quizás. Ellos, que fueron los pioneros del rock en Chile y uno de los primeros en usar las guitarras eléctricas volvieron a tocar.



Así es el devenir en la ruta del desarrollo del rock local. Hasta tesis se han escrito, como la de Tito Escárate, que publicó luego en el libro Frutos del País. Y también libros no autorizados con biografías de Los Prisioneros, que por muy disueltos que estén no dejan de estremecer a los recontra fanáticos seguidores que todavía quieren escuchar la susodicha Voz de los ochenta.




Como hubo deudos para Los Blops también los hubo para Los Prisioneros, especialmente cuando Jorge González hace unos años dijo que "les daba lata juntarse para tocar los temas de Los Prisioneros". Pero justamente ayer dieron a conocer Las sierras eléctricas, canción registrada en el año 1989 para ser incluida en Corazones y grabada, en ese entonces, en el estudio de Carlos Cabezas. El tema finalmente se publicó en 1996 en el disco Ni por la razón ni por la fuerza.



Efectivamente, después de 12 años se juntaron a grabar y a ensayar entre el 16 de agosto y el 3 de septiembre. Luego de las primeras emisiones de inmediato comenzaron las especulaciones, las expectativas y las escasas confirmaciones.



Por ahora, y para el bienestar de los seguidores de la populosa banda, Sky trasmitirá durante todo septiembre un documental realizado por Cristián Galaz sobre el popular grupo chileno.



El trabajo hecho por el cineasta chileno un par de años después de la disolución de la banda contiene los testimonios que de manera separada entregaron Jorge González y Claudio Narea, a través de los cuales se revisa en forma íntegra la trayectoria y muestra aspectos desconocidos de la banda, como su vinculación con la política y su violenta separación después del debut de su disco Corazones.



El rockumental presenta, además, siete video clips de esos clásicos temas ochenteros, como Sexo, El baile de los que sobran, Maldito sudaca, We are sudamerican rockers, Tren al sur y Estrechez de corazón, además del poco difundido clásico El cobarde.



Este documental debutó el sábado 1 de septiembre, a las 22 horas en el canal 189 y estará disponible todo el mes totalmente gratis para los suscriptores. También está programado para el lunes 3, miércoles 5, viernes 7, domingo 9, martes 11, jueves 13, sábado 15 y lunes 17, a las 22 horas; martes 18, a las 18; miércoles 19, a las 22; jueves 20, a las 18; viernes 21, a las 00:00; sábado 22, a las 18; domingo 23, a la medianoche; y martes 25, jueves 27 y sábado 29, a las 20 horas.




Un tema ergo…¿dos?



Tras la silenciosa grabación gestionada por Carlos Fosenca se generó el consecuente entusiasmo, por no decir reacciones de histeria ante un eventual encuentro. Entonces: Ante la duda abstente, porque ciertamente más allá de un recital anunciado para diciembre próximo ¿Hasta qué punto es posible volver a algún lugar?



Fonseca fue el mismo que organizó la compilación de la obra de Víctor Jara y quien hace un tiempo llamó a Quique Neira, el vocalista de Gondwana para hacer un disco tributo con temas de Los prisioneros, pero la idea fuera abortada. Ahora contraataca después de un año en que llamó a González, Tapia y Narea a meditar en la posibilidad de hacer varios conciertos. Aunque no hubo acuerdo inmediato, el humo blanco salió después de El Caset pirata, razón por la que postergaron dicha gira hasta nuevo aviso, el que se dio ayer.



Hoy se mantiene más cauteloso y sólo confirma que Los Prisioneros se juntaron y que "mucho de lo que se dijo hoy en la prensa son suposiciones». Sin embargo, no quiere dar más informaciones, sino hasta la conferencia de prensa que realizará a fines de mes y donde estará el trío rockero, para aclarar in situ cualquier deducción prematura.



Desde que en 1989 grabaron la maqueta de Corazones, que deja ver el esfuerzo de González por iniciar su carrera solista y puso el punto final a los registros oficiales del grupo, se empezó a construir el mito de las eventuales reuniones, de las peleas a muerte, de las grabaciones solitarias. Lo concreto fue que se dieron a conocer varios discos post disolución, entre los que figuran Grandes éxitos, Ni por la razón ni por la fuerza, Tributo a Los Prisioneros y El Caset Pirata ¿Son razones suficientes para presuponer que donde hubo fuego cenizas quedan?




En todo caso asegurar que vuelven sería harina de otro costal. Aquí la pregunta de rigor no es si se vuelven a juntar o por qué. A buen entendedor pocas palabras. Quizás la reflexión podría apuntar a ¿qué sucede con las bandas que comienzan a creer cada vez más en los proyectos personales por sobre los grupales y si se puede hacer música en conjunto con tales tentaciones? ¿Será la seducción de ofertas independientes que hacen incompatibles los caracteres de nuestros músicos?



Sea lo que sea una vez que se produce el divorcio sonoro a veces hay reencuentros y nuevos noviazgos. Es que son fuertes las pasiones de los rockeros. Parte de lo suyo es crear historias que dan rienda suelta a comentarios desde esos que dicen que se juntan otra vez por cuestión de romanticismo, los que no conciben el mundo sin sus ídolos, hasta los pragmáticos que subordinan todos los aspectos de la vida a las condiciones materiales y lanzan la pregunta: ¿Tanta falta tienen Los Prisioneros?



¿No es moral que un músico se gane la vida en su oficio? La pregunta está demás y la defensa no es necesaria, salvo por los involucrados en la compra de una ilusión o la poca claridad de un discurso, que se torna en manipulación.



Las causas y los azares confluyeron antes para que en los años ochenta ellos cautivaran más allá de las fronteras. Hoy muchos de los chiquillos que coreaban los temas tienen un buen poder adquisitivo, que bien podría pagar una entrada, un disco y hasta una serie antológica de aquél grupo que les ayudó a construir sus sentidos ¿Alguien quiere comprar la primera entrada?



Son el emblema al que hace unos días Mario Rojas les compuso una cueca González, Tapia y Narea, en la que remata con qué pulentos rockeros reconoce a la banda. Fueron parte de algo más que la música chilena, se empinaron en un movimiento social. Algunos se levantaron en contra y otros a favor, pero al menos tomaron posiciones y no sucumbieron narcotizados por la indiferencia y aportaron así a la construcción del sonido de un tiempo.




Pero la historia musical de Chile tiene sus antecedentes, lamentablemente cuando algo desaparece, realmente lo hace. Entonces, habría que meditar en que los que llegan a ser instituciones en la música criolla una vez que se disuelven no resurgen nunca más, sino en conciertos esporádicos, tributos o apariciones, homenajes, que vienen a ser la manera en que hoy en Chile se habla de ciertos temas, con una diplomacia ejemplar ¿Por qué?



Claro, a los que miran el futuro hoy no es suficiente. Entonces viene la ansiedad de qué realizarán después o qué haremos. Ya a los músicos no se les pregunta qué realizaron, sino qué harán y qué crearán en cuanto concreticen lo que proyectaron. Ellos sienten que se les falta el respeto y empiezan las molestias con los medios, cortan los celulares, no contestan llamadas y otros desertan diciendo: No voy a hablar. Pero cuando se trata de bandas que son producto de la confabulación de sucesos de la historia, que llegan en el momento preciso a levantar la voz en un momento particular, nadie sabe si dijeron realmente la última palabra.



La música es una expresión social, una actividad y un sentido de una época, fuera de sí hay o no registros, es parte de lo que hace un pueblo. ¿Quién podría decir si fue la voz, la mezcla o el momento lo que hizo de Los Prisioneros un grupo único? Y ¿quién augurará que no sacan nada con reunirse otra vez si la gente quiere oír lo que cantaron en los ochenta? La facultad del artista está en ver y quizá, el don de la creación tiene que ver con la atención.



Si se juntó la Nueva Ola ¿Por qué no lo harían Los Prisioneros? Si cantaron otra vez Los Blops, ¿por qué no González, Tapia y Narea? El asunto es oír, no sólo lo que se quiere, sino también lo que no se quiere, ese es uno de los requisitos de la música.




Virtualmente



Ciertamente la reunión por ahora es virtual, como la página que construyen, en la que ofrecen letras de canciones para los amantes del recuerdo que alguna vez fueron rockeros.



"Nos conocimos en marzo del 79 más o menos a los 14 años. Entonces vivir significaba reírse mucho, escuchar música y tratar de concentrarse en los estudios. ’78, ’80, ’81 y ’82 fueron los cuatro años del liceo, y al final de estos, a parte de nuestros diplomas, teníamos un montón de canciones buenísimas y un grupo que no debía parecerse a nada. Apareció un amigo, se convirtió en el manager y listo: comienza la historia, la historia de Los Prisioneros".



"Aquí tienen las canciones, de distintas épocas, con distintos sonidos y distintas secuencias. Ahora pon la grabación sube el volumen a dos puntos del máximo párate en medio de tu sala y aprieta play. Yo me hago responsable (Jorge González)", dice el sitio en construcción.





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Escuhe el nuevo tema de Los Prisioneros





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