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El regreso de Yusuf Islam, antes conocido como Cat Stevens

»An other cup», es el título del regreso discográfico del cantautor británico de origen griego, con el que rompe 28 años de silencio musical y que llegará este fin de semana a las tiendas nacionales.


"Back to Earth". Así se titulaba el disco que en 1978 uno de los artistas más conocidos de la música pop lanzaba al mercado. Muy pronto desaparecería de los escenarios y las disquerías. Un silencio musical y personal que duró 28 años. No estaba muerto y tampoco andaba de parranda. Su consecuencia religiosa con el Islam lo alejó de aquella vertiginosa vida de cantante y compositor errante, pues sus convicciones ya no eran compatibles con su antiguo oficio.



La semana pasada, ese mismo hombre regresó a la música y este fin de semana su primer disco de canciones originales en mucho tiempo llega a las estanterías nacionales. Eso sí, ya nada es igual a aquella época de fama y excesos, porque Yusuf Islam no es el mismo de hace más de dos décadas y aquel alter ego al que decidió llamar Cat Stevens, duerme en un baúl por propia intención. Y aunque no ha salido del todo, algo de ese hombre regresó, por lo menos en lo estrictamente musical.



"An Other Cup" es el título de esta nueva placa que en su portada omite aquel seudónimo que hizo famoso a Steven Demetre Georgiou, nombre verdadero de este autor británico pero de ascendencia griega de clásicos del catálogo pop como "Father & Son", «Morning has broken» y "Wild World", durante los años 70.



Su nuevo nombre desde hace 28 años, Yusuf, anuncia en la portada que está de regreso en la música para defender sus ideales y demostrar que el mundo del Islam, tan vilipendiado tras la cruzada antiterrorista emprendida por el gobierno de George W. Bush, sí puede aportar muchas cosaS desde el mundo de la cultura, tal como lo ha hecho durante miles de años.



"La ciencia, la medicina, el simple hecho de que podamos beber hoy en día diariamente café en cualquier esquina, es fruto de aquel extraordinario momento de la civilización del mundo islámico, cuando el arte y la vida estaban unidos», señala el músico en una entrevista concedida a la prensa británica hace tan solo unos días.



La forma de reivindicar al Islam por parte de Stevens es acertada. Con este disco no solo demuestra un registro vocal intacto y talento para componer nuevo material después de muchos años, sino que también usa sus herramientas artísticas para conseguir su objetivo.



La fórmula es simple. Melodías pegajosas que se conjugan con un mensaje de paz, orden y moralidad, que fácilmente pueden penetrar el mercado musical gracias a su fácil estructura, una clave en el trabajo pasado de Cat Stevens y que le valió en gran medida su éxito musical a nivel mundial.



El resultado son 11 canciones escritas entre este año y 2005, entre las cuales destacan algunas como "Heaven/ Where true love goes", una alabanza al cielo, el amor y la verdad tras el Islam, acompañada de una pejagosa melodía que no pasa desapercibida entre los temas del disco.



En "Maybe there`s a world", Stevens retoma aquel formato con el que se hizo conocido, su guitarra y su voz acompañado de instrumentos muy simples y leves que adornan esta pieza que parece sacada de cualquiera de sus álbumes editados durante los 70 como "Mona Bone Jakon" o "Teaser and the firecat".



El disco transcurre con tranquilidad en canciones como "One day at time", "When butterflies leave" e "In the end", una canción que refleja en su letra la igualdad de la humanidad al momento de ver la luz, en el momento del fin.



Con "Don`t let me be misunderstood", Stevens se atreve mirar al pasado y renovar esta vieja canción compuesta por Bennie Benjamín, Gloria Caldwell y Sol Marcus y que fue popularizada por el grupo The Animals durante la denominada invasión británica, durante los años 60, en los años germinales del rock, a través de un poderoso arreglo de cuerdas.



Para bajar las revoluciones, Yusuf Islam apela a "I think I see the light", otro tema que parece haber sacado de su repertorio anterior. Los últimos tres cortes del disco, "Whispers from a Spiritual Ggarden", "The beloved" y "Greenfield, golden sands", se conectan con la tradición musical islámica, por medio del uso de instrumentos típicos de esa cultura, que dan fe de la intensa vida espiritual que lleva Cat Stevens.



Opiniones encontradas



"En Chile son varios los que esperan con impaciencia que el disco esté a la venta. Entre ellos el ex líder del grupo Los Blops, Eduardo Gatti quien, según contó a El Mostrador.cl, fue un fiel seguidor del trabajo del británico.



"Cat Stevens fue un verdadero referente en los sesentas, para mí fue importantísimo, sobre todo su primer disco y no solo eso. Además uno ponía un poquito de oído en su trabajo y se daba cuenta que estaba tremendamente bien hecho", señala el músico chileno, que además estuvo muy cerca de Yusuf durante los años 70, antes de que se convirtiera al Islam



"Yo tuve la suerte de conocer al productor de Cat Stevens, Paul Samuel Smith, que fue el bajista del grupo The Yardbirds y él tenía mucho material original", relata Gatti sobre ese encuentro.



Sin embargo, afirma que el cambio de religión produjo un impacto en su persona, hasta el punto de no reconocer a sus amigos. "Recuerdo que Smith contaba que antes de su conversión, Cat Stevens era un tipo muy afable. Pero su cambio luego fue muy radical, hasta el punto de no reconocer a la persona con la que estuvo tanto tiempo juntos. De hecho, en la amistad que existía entre ambos se produjo un quiebre y durante varios años solo hubo una relación comercial".



Una muestra de la férrea fe que invade a Stevens, que decidió volver a la música solo por su convicción religiosa y para limpiar el nombre de un credo que decidió abrazar hace años. Algo que Francisco Sazo, vocalista del grupo Congreso, valora en todo lo que vale, sobre todo por la época de violencia mundial que se vive producto de la invasión de Irak.



"Hay mucho estúpido que asocia Islam con terror", afirma el intérprete de temas como "En todas las esquinas». "Me parece consecuente este regreso musical con su forma de ver el mundo y sobre la temática de sus canciones no hay nada raro, ¿si hay grupos que se dedican a cantar letras cristianas, por qué Cat Setevens no puede hacer lo suyo?", se pregunta.



Pero los ribetes religiosos no son lo más importante del disco a juicio de Sergio "Pirincho" Cárcamo, quien tras escuchar la placa quedó impresionado por la calidad vocal del músico. "Este regreso es muy interesante desde el punto de vista técnico. Tras 28 años, conserva intactas sus condiciones vocales. Además permanece esa misma calidez y calidad de su trabajo anterior. Armónicamente es muy similar a los discos que editó en los años 70. Lo único diferente son las temáticas de las letras", concluye.

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