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Musba, la exposición que sacará la intimidad de Santiago de las casas

Un test de embarazo positivo, un fantoscopio y extraños artículos personales de los vecinos del barrio Matucana y Yungay en Santiago, integran la exposición »Musba: Museo de Barrio», que explora las distancias entre las colecciones públicas y privadas, intentando poner en evidencia la intimidad de los capitalinos.


Uno de los momentos más íntimos de un ser humano está en su casa. Allí las personas se desenvuelven con naturalidad y con el transcurso de los años, acumulan objetos que más que un valor económico, cuentan con una fuerte carga emocional, transformándose en vestigios o testigos de una existencia.



Precisamente esa es la intención de la artista visual Alicia Villarroel, quien durante más de un año circuló por el barrio Matucana y Yungay en Santiago, entrando a la intimidad de los hogares de decenas de familias, que abrieron sus puertas para mostrar sus colecciones personales, un registro de vida que ahora se traslada al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) en la Quinta Normal en formato fotografía e instalación de video a partir del próximo 9 de marzo.



"Por ejemplo un test de embarazo positivo", cuenta la artista a El Mostrador.cl, "es un objeto clasificado de una determinada manera, representando una memoria fundacional que se inicia y ahí es donde comienzan estas colecciones personales".



-¿Qué interés puede generar una exposición que integra objetos personales, cuyo valor es significativo solo para el coleccionista?
-Por que son objetos que la personas van guardando como parte de su vida, de su memoria. Por ejemplo ese test es el inicio del archivo de su futuro hijo y ese acto revela la necesidad generalizada de los humanos de coleccionar para recordar y al compartir como género humano esa constante, se transforma en algo interesante.



-¿Cómo logra acceder a estas piezas que forman parte de la vida intima de los vecinos de los barrios Matucana y Yungay?
-Se hizo un trabajo bastante largo. La idea de museo está basada en un contacto personal, en una conversación con la gente. Entonces el trabajo fue muy largo y fue necesario hacer una campaña en el barrio para incentivar a la gente. Se trabajó con un grupo de colección que hizo un primer barrio por casi todo el barrio y ahí empezaron a generarse el contacto con la gente y a partir de esas conversaciones, la gente comenzó a sacar su intimidad de años a través de estos objetos que fueron fotografiados y que ahora, aparte de ese formato, exhibiremos como video arte.



-¿En esta búsqueda hubo objetos particulares que llamaran la atención más que otros?
-Hubo algunos muy especiales. Por ejemplo hay uno que en la exposición titulamos "objeto extraño", porque sus propios dueños no saben para qué sirve y que heredan de su padre, que era un coleccionista compulsivo y que guardaba cuanta cosa encontrara en el camino. Cuando se muere el padre, sus hijos comienzan a ordenar todos estos artículos y no saben que hacer con tantas cosas y este objeto representa el deseo y fascinación de su padre.



-¿Cuál es la historia familiar que logró descubrir tras este extraño objeto?
-Ellos recuerdan cuando el padre llega con esta cosa que nadie sabía para qué servía y tras preguntarle aquello el respondió no sé. Sin embargo, cuentan sus hijos, estaba feliz. Entonces para los hijos conservar este objeto es mantener esa ilusión de su padre, conservar esta colección muy heterogénea. Ahora si comparamos esta pieza con el test de embarazo, que es más bien un legado de la madre a su hijo, este objeto extraño es el "objeto patrimonial".



Recuperación de la memoria



Más allá de la muestra, el trabajo realizado por Alicia Villarreal, pretende rescatar una memoria, sin dar tanta importancia a la colección, que en este caso pasa a ser un soporte de algo intangible, pero mucho más valioso.



En ese sentido, dice la artistas licenciada en arte con mención en pintura de la Universidad Católica y experta en instalaciones de video arte, "esta muestra pretende saber como encontrar un común denominador en toda esta diversidad y eso tiene que ver mucho con el Museo de la Solidaridad de Salvador Allende".



-¿Cuál es la relación entre ambos museos?
-En el fondo ambos son un gesto de replicar simbólicamente la idea de hacer un museo a partir de una entrega solidaria. Por ejemplo el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, por razones absolutamente políticas, se arma para apoyar una causa y es una idea que no necesita un lugar físico. El museo por ejemplo aumenta su colección gracias a los chilenos en el exilio y comienza a aumentar su colección considerablemente en el fondo para apoyar una idea. Ese deseo es que trato de reproducir en el barrio, no el objeto mismo.



-Entonces, es este el valor de su muestra pues intenta rescatar un valor intangible…
-El punto es rescatar el valor que representan estos objetos para las personas, eso es lo que trato de hacer.



-¿El formato fotográfico y la ausencia de los objetos como materia física no despotencia la muestra?
-No, porque la exposición no es una muestra fotográfica. El registro es fotográfico pero la muestra completa es una instalación, donde cada fotografía o más bien dicho la cantidad de imágenes que se tomaron, fueron animadas digitalmente y el fondo se muestra una imagen de dos maneras distintas, a dos escalas diferentes, logrando dar al público una sensación del objeto, pero uno nunca sabe exactamente lo que es, sino se lee la ficha que se clasifica.



-¿Cómo definiría ese ejercicio artístico?
-Lo importante es no buscar el objeto, sino una mirada sobre el objeto. Por ejemplo, no tiene ninguna importancia cómo es ese test de embarazo, sino que como está fotografiado y como se relaciona con el resto de las piezas y eso se logra gracias a un trabajo que implica un mismo tipo de encuadre, una misma mirada y un mismo filtro museográfico que los instala a todos en el mismo lugar.



Museo imaginario y virtual



Uno de los grandes anhelos de los directores de museos en Chile ha sido sacar las muestras a las calles, abrir las puertas de estos recintos que parecían tan inasequibles y reservados para una elite.



Desde que Nemesio Antúnez asumió la dirección del Museo de Bellas Artes a principios de los noventa, dicha idea se ha materializado poco a poco, gracias a iniciativas como museos de medianoche, que han permitido aumentar y diversificar el público en los museos capitalinos.



Sin embargo, una nueva forma de museo comienza a fraguarse. Se trata del museo imaginario y virtual, que según la artista plástica Alicia Villarreal, se puede encontrar en la web o en cualquier parte de la ciudad.



"Esta muestra es el inicio de un proyecto que espero dure varios años y que se transforme en un museo imaginario que cuente con varias colecciones", dice Villarreal.



-¿Existe la idea de explorar otros barrios?
-No necesariamente, también está la idea de abordar otros focos y grupos de búsqueda…



-¿Cómo por ejemplo cuáles?
-Vamos a crear un página web donde anunciaremos los próximos movimientos. Pero además, a partir del 3 de abril vamos a subir la muestra completa y estará permanentemente ahí, con el fin de crear un museo virtual.



-¿Esta forma de museo virtual implica más muestras?
-Esta exposición o retrospectiva de la memoria, se inicia con Musba, Museo de Barrio. Este proyecto nace hacia el futuro y ahí incluiremos otras muestras que cubran distintas funciones de los museos, por eso es preponderante tener una colección.



-Además de este museo virtual, ¿existe la idea de canalizar esta colección por otros medios?
-Además de la web no necesitamos un lugar físico, porque se trata de una colección imaginaria. La pieza puede tomar muchas formas. En este caso de video instalación y en otras de escultura, como una idea de representación del objeto, porque el museo está en todas partes. En este primer tramo de la muestra, el museo está en las casa del barrio Matucana y Yungay y la forma de acceder a estas `piezas no es pagando una entrada, sino consiguiendo la confianza de las personas para acceder a su intimidad.



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