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Cautivas: fotografías de mujeres encerradas por sus propios miedos

Tres años y un día cumple este proyecto, que el próximo el 31 de julio de 2007 finalizará con la inauguración de »Cautivas». Una muestra compuesta por 55 retratos en blanco y negro, de mujeres recluidas en el Centro Penitenciario Femenino Capitán Prat de Santiago y donde se da cuenta de que no sólo sus cuerpos están encerrados tras las rejas.


La vida en la cárcel es dura, pero lo es más cuando se encierra mucho más que un cuerpo y cuando se trata de sentimientos y necesidades como amar y tener hijos. Esas fueron algunas de las carencias que el fotógrafo Jorge Brantmayer identificó tras trabajar con algunas reclusas del Centro Penitenciario Femenino Capitán Prat de Santiago, quienes posaron para su lente y reflejaron frustración, dolor, pena, pero también cariño, amor y esperanza.



Con generosidad al momento de posar frente a la cámara, estas mujeres privadas de libertad muestran diversas actitudes y miradas que envuelven al espectador, haciéndolo meditar sobre el encierro, la mujer y la justicia. Se presenta así, en una variada y poderosa galería de distintos tipos humanos femeninos de nuestro país.



«En el fondo, se trató de hacer un retrato de otra mujer chilena, que es una mujer que vive otra realidad, distanciada del mall, del cliché, de la moda. Es una realidad completamente distinta a la que conocemos como realidad», cuenta Brantmayer a El Mostrador.cl.



Las tomas se realizaron en formato digital de alta definición y las copias en sistema Lambda, resaltando la calidad fotográfica con gran variedad de grises y precisión en el enfoque.



Las reclusas que participaron en este proyecto fueron informadas a través de un afiche colocado en la Penitenciaría, en el cual se las invitaba a participar en un proyecto de retratos para una exposición de arte, a cambio de una copia a color de uno de sus retratos. Con un equipo similar al utilizado en fotografía publicitaria, las mujeres posaron para el lente de Brantmayer durante los últimos tres años y un día.



«Era necesario crear una suerte de retrato femenino, con otra vista de lo que son estas mujeres, una visión subjetiva de la marginalidad y el delito, distinto a la imagen de las crónicas policiales y profundizar en el sujeto mismo. Son descargas de carácter a fin de cuentas», cuenta el artista sobre una de las intesionalidades tras su exposición que se abrirá al público entre el 31 de julio y el 2 de septiembre de 2007.



«Son mujeres con una carga de encierro muy grande donde también está encerrada su maternidad, su sexualidad. Son cosas que están al otro lado del ejemplo de mujer típico, de los logros artísticos, profesionales y deportivos», indica.



«Son retratos de muchísimo carácter. De las 400 que se presentaron quedaron 60. Son mujeres que llegaron a un límite que no se puede llegar o traspasar. Ellas llegaron a esa línea por uno u otro motivo, pero son personas muy especiales y espero que la gente cuando las veas, encuentren eco de la propia vida", agrega.



Rostros que dicen todo



Durante el largo período en que estos retratos fueron capturados por el lente, Brantmayer llegó a desarrollar una relación muy cercana con las reclusas. «Es un lugar extraño, donde se percibe una carga muy fuerte producto del encierro y la frustración», explica.



Por eso, la fotografía de Brantmayer se torna interesante en el análisis subjetivo de cada uno de los retratos, donde se pueden encontrar sentimientos atrapados,. «La idea es mostrar un poco la humanidad adentro. Pero además son retratos muy respetuoso. No hay morbosidad», dice.



«Algunas son sensualotas, a veces mostraron algo, pero están encerradas enteramente, en cuerpo y alma. Son mujeres bonitas. Pero lo interesante es descubrir a través de su rostros qué las llevó a cometer sus delitos, de cortase los brazos, de tatuarse de la forma en que lo hacen», indica Brantmayer.



Una sensualidad que parte en sus uñas bien pintadas, en la forma en que se toman el pelo, pero también en la manera en que enfrentan el futuro como mujeres, son parte de las alternativas claves de «Cautivas».





«Ellas son mujeres y las mujeres frente a una cámara siempre se sienten bien, se sienten lindas, les encanta. Ellas también se maquillan, se arreglan, se cambian el peinado. Existe una suerte de posturas femenina», dice.



Sin embargo, también hay espacio para la agresión física aparentemente incomprensible y que se visualiza con las cicatrices que presentaban las modelos. «Hay todo un cuento con la auto agresión. Psiquiátricamente debe existir una explicación, pero es difícil comprender eso como una forma de alivio», señala el autor de esta obra fotográfica.

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