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«Blanca Nieves y el Cazador»: la bella, la mala y el rudo

Abundante en espléndidos efectos visuales y en maravillosos paisajes, esta nueva versión del cuento de los hermanos Grimm no se pierde en giros narrativos o tesis más osadas, y responde a lo que un clásico filme de aventuras promete: es una película entretenida, a ratos intensa, técnicamente impecable, con épicas batallas y una villana tan hermosa como cruel.


Curioso lo que sucede con “Blanca Nieves y el cazador”: abundan en esta película los efectos especiales, una de sus dos protagonistas (Kristen Stewart, en el rol de “Blanca Nieves”) no da el tono en ciertas intervenciones y el metraje es algo excesivo. Pero, con todo ello, al culminar sus 127 minutos, la película ha logrado entretener en buena lid e incluso nos ha brindado muy intensos momentos.

Es que, a fin de cuentas, esta versión del célebre cuento de hadas tiene un propósito claro y no se pierde en giros narrativos o tesis más osadas. Lo que ofrece esta película es un relato de aventuras, con personajes correctamente caracterizados para satisfacer a un amplio rango de espectadores: Blanca Nieves, la heroína noble, bella y en aprietos que se ha fugado del castillo real tras la muerte de su padre; Ravenna (Charlize Theron), la villana fría y cruel pero irresistiblemente hermosa que asesinó al padre de Blanca Nieves y que luego reina como una déspota; y el Cazador (Chris Hemsworth), el héroe varonil, “rudo” y de buena facha a quien se le ha encomendado capturar a la juvenil heroína en el Bosque Encantado.

A ello se suman un ágil montaje, impactantes efectos visuales, maravillosas locaciones (incluyendo algunos de los paisajes más arrebatadores del último tiempo) y una sucesión de peripecias y conflictos que dotan de interés y dramatismo a la narración.

Claro que algunos de esos mismos elementos, en particular la apurada edición, son los que a veces juegan en contra del relato, pues su director, Rupert Sanders, parece querer mantenerlo siempre con la adrenalina al máximo, sin dar tregua al público y menos a sus propios personajes, redundando en una película que apenas da pie a matices o momentos profundamente emotivos.

Sanders se la juega por una puesta en escena efectiva y no le va nada de mal en esta estrategia, porque el relato descansa en el conflicto, las épicas batallas y la maldad de Ravenna, desplegada no sólo en su mirada y sus actos sino también en memorables actos de magia negra materializados a través de los espléndidos efectos visuales.

Aun así, “Blanca Nieves y el Cazador” dispensa algunos instantes en que la dimensión espiritual y emocional cobra mayor importancia, como en la ceremonia mortuoria con que los enanos (sí, los infaltables enanitos del cuento de los hermanos Grimm) despiden a uno de los suyos. El fuego con que es incinerado el cuerpo de uno de ellos, el sentido canto fúnebre y la emoción de los pequeños hombres dan cuenta de la comunión entre ellos y del recogimiento en una escena marcada por la introspección y la sensibilidad, a diferencia de la mayor parte del filme, determinado por la aventura y el conflicto.

De modo que “Blanca Nieves y el Cazador”, aun no corriendo grandes riesgos y con una clara orientación comercial, es una película técnicamente impecable, entretenida y que también alcanza a brindar momentos de genuina emoción.

Película: “Blanca Nieves y el Cazador”. Año: 2012. Duración: 127 minutos. Dirección: Rupert Sanders. Reparto: Kristen Stewart, Chris Hemsworth, Charlize Theron, Sam Claflin, Ray Winstone e Ian McShane. Todo espectador (recomendada para mayores de 7 años).

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