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Lo que una ama: una novela de mujeres que aman a otras mujeres

En una cultura marcada por el consumismo y la repetición de esquemas foráneos, las distintas protagonistas buscan insistentemente el amor y la libertad. No es fácil encontrarlos, a pesar de que no hay amor sin libertad, y porque existen muchos obstáculos para alcanzarlos de forma plena.


Lo que una ama (Chancacazo Publicaciones, Santiago de Chile, 2013), es la primera novela del joven escritor chileno Salvador Young Araya. Queda reflejado en esta obra un aspecto de la sociedad chilena, un sector del complejo mundo que es una sociedad y, por lo mismo, la novela supera lo anecdótico y lo costumbrista. Muestra la búsqueda de una parte de la juventud de clase media y alta que, a través de la sexualidad, quiere vivir de modo diferente. En específico, revela el mundo homosexual, principalmente femenino. Para este mundo, ser heterosexual, corresponde a algo tradicional, normativizado y más bien aburrido.

En una cultura marcada por el consumismo y la repetición de esquemas foráneos, las distintas protagonistas buscan insistentemente el amor y la libertad. No es fácil encontrarlos, a pesar de que no hay amor sin libertad, y porque existen muchos obstáculos para alcanzarlos de forma plena. Una de las parejas, fracasa; otra, sigue intentándolo y no sabemos si lo logrará. La vida humana consiste en ese intento más que en su consecución definitiva.

Tras el tema principal, aparecen otros apenas esbozados, como la búsqueda del ser latinoamericano, el de nuestra identidad cultural, la tendencia a copiar y a vivir enajenados, una característica propia de las culturas periféricas; las actitudes de las familias o de una madre frente a la rebelión de los hijos adolescentes; el descubrimiento de Valparaíso o de Buenos Aires, entre otros. Una francesa de Normandía visita Chile y quiere encontrar el ser latinoamericano que ha entrevisto a través de la literatura y de eso que se ha llamado “realismo mágico”. Le cuesta encontrarlo en un Chile más prosaico que mágico, aunque finalmente tiene algunos vislumbres.

Una sociedad como la chilena, que intentó la liberación política y que fue reprimida violentamente en 1973, y que implementó un modelo neoliberal en el que rige el imperativo de enriquecimiento y de consumismo compulsivo, de individualismo y de olvido, busca en la actualidad, a través de los movimientos de libertad sexual y de defensa del derecho a la diferencia, lo que antaño frustró en el terreno estrictamente político. También la vivencia de la sexualidad es política pues, como nos lo recuerda Foucault a través de su fulgurante obra, se trata de una construcción social. Precisamente la Teoría Queer, seguida por algunos jóvenes chilenos protagonistas de la novela, sostiene que “el género de las personas es el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales”. Hay, pues, una ruptura con cualquier forma de naturalismo o de biologismo y unaafirmación de la contingencia y de la libertad en las opcionessexuales y en la configuración de la propia identidad personal.

Más allá del éxito o fracaso de estas búsquedas de liberación está el eterno tema del encuentro amoroso, sea hétero u homosexual, y de los problemas que lo rodean, especialmente en aquellos que Bauman llama “amores líquidos”, propios de una posmodernidad que prioriza lo efímero y lo virtual. La novela no afirma ni niega la posibilidad del amor, pero sí muestra sus dificultades, sus contradicciones y sus impedimentos en el momento actual.

Exitoso es el intento de Salvador Young de escribir con valentía sobre un tema que, a pesar de los avances, sigue siendo tabú: las preferencias no convencionales ni tradicionales de vivir el deseo y el amor, la pareja y la sexualidad. Con seguridad que a una mentalidad mojigata esta novela le parecerá escandalosa, pero sea bienvenido el escándalo si con ello contribuye a afirmar un principio básico de la moral: que la libertad es su fundamento.

También es muy loable en esta novela el estilo ligero, dinámico, móvil, pluricéntrico, de una escritura que se busca en su propio quehacer. Su lectura es placentera y, pese al entramado de diferentes historias, se mantiene el interés y la emoción hasta el final.

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