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Leer a Maquiavelo 500 años después Libros

Leer a Maquiavelo 500 años después

Ely Orrego
Por : Ely Orrego Politóloga. Coordinadora del Movimiento de Estudiantes Cristianos (MEC Chile) en Santiago
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Investigadora del Centro de Análisis e Investigación Política (CAIP).


maquiaveloEste año se conmemoran 500 años desde que el florentino Nicolás Maquiavelo anunciara por carta a su amigo Francesco Vettori  su escrito «De principatibus», más conocido como El príncipe. Escrito durante su exilio, este tratado que tiene como destinatarios a los gobernantes fue dedicado a Lorenzo de Médicis, con la esperanza de volver a la política. Y aunque su deseo no logra concretarse, su texto ha tenido una influencia sobre la forma de entender la política que 500 años después aún sigue vigente.

¿Por qué leer a Nicolás Maquiavelo? Se podría indicar que el pensador florentino es el autor que quiebra con los esquemas teóricos de pensar el poder, así como en su misma forma de plantear los problemas que le inquietan. Maquiavelo es un autor de la contingencia, que escribe de acuerdo a la situación político y religiosa que vivía Italia y de las esperanzas que guarda sobre la redención de la misma. Por ello, situarlo en una corriente filosófica o teórica determinada, sería errar sobre las posibilidades y perspectivas que su pensamiento busca comprender. Del mismo modo que hasta el día de hoy existen disputas sobre su identidad como filósofo, historiador y/o teórico político. Y es que sus escritos no sólo fueron polémicos en su momento –incluso situando su obra El príncipe como uno de los libros prohibidos por la Iglesia Católica–, sino que también porque comprenden a la política como el «arte de gobernar». Tal motivo ha sido una de las razones que nos permiten conocer a un pensador más allá de lo convencional, que buscaba plantear la realpolitik por sobre el moralismo religioso y que comprendía a la política como una acción de seres humanos, es decir, como aquellos seres que aspiran al poder y que son capaces de utilizar medios no buenos para lograrlo. Del mismo modo en que cree en la potencialidad humana al momento de realizar actos extraordinarios y colmados de virtud, cuya concepción es acorde a la época del Renacimiento.

A pesar de su pretensión inicial de entregar este tratado basado en su experiencia en política al descendiente de la familia Médicis, cuya familia le había marginado y exiliado de la política, sus escritos no fueron conocidos hasta años después como una fuente teórica de comprender el arte de la política y de cómo se puede configurar un Estado. Y aunque hay personajes y políticos que en la historia universal se han declarado lectores de su reconocida obra, recordar esta obra ha sido una tarea que se han otorgado los académicos e investigadores del autor a nivel mundial, configurando durante el año grandes conferencias y seminarios que recuerdan al autor y han reunido a los principales eruditos de su legado. En aras de ello, el círculo intelectual nacional no ha quedado exento de ello.

En esa dirección, La revolución de Maquiavelo. 500 años después cumple con las expectativas que una conmemoración del autor amerita. El libro que reúne catorce artículos y las más diversas perspectivas de su pensamiento político podría ser considerado una de las novedades a nivel nacional y latinoamericano sobre el debate en torno a Maquiavelo. Y sin deseos de ser presuntuosa, incluso puede ser ubicada como una obra única que reúne y confronta desde las más heterodoxas lecturas hasta las más radicales y poco convencionales. Asimismo, se destaca la calidad de sus autores, porque el editor (Diego Sazo) se ha encomendado en reunir en un mismo volumen a un selecto grupo de autores, entre aquellos consagrados lectores de Maquiavelo, pero también a jóvenes investigadores y académicos que están escribiendo sobre el pensador italiano. Es sugestivo que sus autores también provengan de la diversidad académica e intelectual en la que se asientan discusiones como las que el libro invita. Pero lo que es aún más llamativo es que todos los autores son chilenos (a excepción de Miguel Saralegui y Diego Rossello) y/o están trabajando en el ámbito nacional. En ese sentido, podríamos estar hablando de reflexiones e intelectuales que han situado las ideas maquiavelianas desde la recepción latinoamericana e hispanoparlante. Por lo anterior, es que nuevamente cabe preguntarse si un autor como Maquiavelo es atingente a un momento como el de hoy. Sí, lo es, y también nos incita a seguir trabajando sobre un autor que buscó no ser parte de una corriente de pensamiento particularista, sino que trascender a los tiempos y destinatarios. Del mismo modo en que sus escritos lo buscaban: ser parte de la realidad política y a la vez, ser rupturista con los tiempos que vivía.


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