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FICVIÑA: Loza y Rejtman, dos generaciones, dos formas de mirar y construir el cine argentino Hoy y mañana se podrán ver obras de ambos realizadores en el certamen de la Ciudad Jardín

FICVIÑA: Loza y Rejtman, dos generaciones, dos formas de mirar y construir el cine argentino

Martin Rejtman (1961) cineasta de culto, inauguró una nueva forma de hacer películas independientes que sirvió como base para lo que se conoce como el Nuevo Cine Argentino. Santiago Loza, no sólo es cineasta, sino además un fenómeno del teatro latinoamericano. El GAM montó tres obras suyas: MauMau, Todo Verde y La mujer puerca. Su cinematografía se caracteriza por trabajar con pequeñas producciones, en lugar de buscar mayores financiamientos. Ambos creadores están a la vanguardia del cine latinoamericano


Martín Rejtman y Santiago Loza, dos destacados exponentes del cine argentino, son parte de los invitados internacionales del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar (FICVIÑA), que se realiza hasta el sábado.

Rejtman (1961), un cineasta de culto, inauguró una nueva forma de hacer películas independientes que sirvió como base para lo que se conoce como el Nuevo Cine Argentino, a partir del estreno de su film Rapado,  en 1992. Está vinculado con Chile gracias a su última película Dos disparos, una coproducción chileno-argentina, que por estos días se presentará en el prestigioso Festival de Cine de Toronto.guantes001De él, hoy a las 15:00 el público podrá disfrutar de la película Los guantes mágicos (2003), que es protagonizada por el cantante trasandino Vicentico, y mañana, a la misma hora, su documental Copacabana (2007), que registra las celebraciones de la comunidad boliviana en Buenos Aires. Ambas se exhiben en la Sala Cine Arte (Plaza Vergara 142).

Loza (1971), en tanto, ganó el premio a Mejor Película Argentina en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) con su debut Extraño (2003). Otra obra suya, Los labios, codirigida con Iván Fund, participó de la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes del 2010. Además es un prolífico autor teatral: tres de sus obras se vieron hace días en el centro cultural GAM de Santiago.

Mañana se podrá ver, en calidad de pre-estreno, su más reciente film, Si estoy perdido, no es grave (2014). Será a las 17:30 en el Cinemark Espacio Urbano.

Un tema de críticos

“Es difícil de contestar”, responde Rejtman a la pregunta de si Rapado fue el punto de partida del Nuevo Cine Argentino, un movimiento que incluye a cineastas como el uruguayo Adrián Caetano (Un oso rojo), Daniel Burman (El abrazo partido) y Lucrecia Martel (La ciénaga).

“Creo que, como decías antes, es siempre un tema de los críticos”, afirma. “Es cierto que cuando empecé a hacer cine en Argentina, lo que se hacía hasta entonces era muy diferente, un cine con el cual yo no tenía ninguna relación, y sí en cambio con muchas películas que se hicieron en los 90”.Si je suis perdu, c'est pas grave afiche

Rejtman además es amigo de muchos de esos directores de los 90. “Nuestras películas tienen cierta relación estética y comparten ciertos principios, no explícitos. Hay como una intuición de que hay algo que se comparte”.

Para el cineasta hubo muchos factores que hicieron que en los 90 surgiera un cambio en la filmografía trasandina. Su país comenzó a estar más comunicado y menos aislado del resto del mundo, tras la última dictadura militar (1976-1983), y llegó la televisión por cable y los videos, lo que hizo posible acceder a un cine más amplio. Además  surgieron varias escuelas de cine, cuyos alumnos “se convirtieron en espectadores más exigentes y a su vez empezaron a hacer películas”, volvió el festival de cine de Mar del Plata (interrumpido entre 1970 y 1996) y surgieron nuevas revistas de cine, como Film y El amante.

Hay que destacar que el propio Rejtman estudió cine en la New York University. Pero nunca rodó fuera de Argentina.

“Una de las cosas que aprendí en Estados Unidos fue hacer películas con lo que tuviera a mano, y me parecía que era una lección que debía llevar adelante también en cuanto a lo más familiar, y eso lo podía desarrollar en la Argentina. También trabajo mucho con el lenguaje,  con la palabra, los diálogos, y en el castellano argentino lo puedo llevar adelante  mejor. En un momento escribí un guión para filmar en Estados Unidos, pero después me dejó de interesar la idea”.

Sundance vs Hollywood

Aún así, Rejtman pasó de una cinta independiente como Silvia Prieto, filmada los fines de semanas con actores y técnicos amigos, a una coproducción internacional con Los guantes mágicos. “La gran diferencia es que creo que mientras más producción hay, más dinero hay, más límites uno tiene”.

“Si en Silva Prieto había una escena que no me gustaba, podía volver a hacerla. Con Dos disparos (2014), un día más de rodaje cuesta una fortuna, entonces es más difícil”. Aunque advierte que un trabajo más independiente “tampoco es un sistema que uno pueda eternizar, porque los favores que uno puede pedir son limitados. Sirve para algunos momentos de la carrera, pero no es algo que uno pueda hacer siempre”.

Para Doll, director artístico de FICVIÑA, «Retjman es el director más sólido dentro de lo que se conoce como Nuevo Cine Argentino y el que menos ha transado con la industria, construyendo obras que son realmente entrañables».

«Son películas que a uno lo instalan en una mirada. Los relatos que arma son también muy entretenidos. Hace un cine de calidad desde una mirada autoral, construye obras que son hoy día estudiadas. Es un cineasta que está en plena producción y es el más importante exponente del nuevo cine argentino de estos últimos veinte años. Uno de los más reconocidos autores por lo particular de su enfoque y también porque extiende guiños al cine clásico, pero lo reconstruye desde una mirada muy actual».

"Dos disparos" de Martin

«Dos disparos» de Martin

Loza, teatro y cine

De otra generación, en cambio, es Loza, cuyo film Los labios se pudo ver el martes en el Cinemark Espacio Urbano. Ayer, tras la exhibición de El asombro (que codirigió con Iván Fund y Lorena Moriconi), además conversó con el público.

Loza, oriundo de Córdoba, no sólo es cineasta, sino además un fenómeno del teatro latinoamericano. Recientemente el centro cultural GAM montó tres obras suyas: MauMau, Todo Verde y La mujer puerca. ¿Cómo ve el hecho de estar presente en una muestra de teatro argentino en Santiago y apenas días después en un festival de cine?

“Tiene que ver con una compulsión laboral y también hay que considerar que lo que se produce hoy es un trabajo de años”, responde. “No todo es producido ahora último, hay muchas cosas que fueron realizadas con anterioridad y ahora salieron a la luz”.

“En el caso de las películas que se presentan acá, son muy experimentales y dialogan con mi trabajo teatral. Se complementan con lo que vengo haciendo en teatro. Hay algo del cine que aparece cuando el teatro no puede llegar o donde la palabra no puede nominar, ahí aparece la imagen, para expresar ciertas emociones de las que la palabra no puede dar cuenta”.

¿Qué diferencia hay entre el trabajo dramaturgo y el trabajo de un guión cinematográfico?

“En el teatro trabajo algo de lo literario, y en el guión cinematográfico eso no es lo preponderante”, responde. “Pienso que la escritura de cine es una escritura en tránsito, uno escribe guiones que después en la ficción son papeles quemados. Esa escritura no tiene una densidad literaria que sí tiene el guión teatral”.

Por su trabajo, Loza siempre está leyendo guiones y sabe que un guión puede estar muy bien escrito y no garantiza una buena película, y que del mismo modo una escritura sin ningún tipo de valor literario puede originar una buena película.

“El guión de película es como si fuera una estrategia y en el guión de teatro lo que está presente es la literatura. Para mí hay algo en el teatro, dentro de su precariedad, porque además yo hago un teatro para pocos actores y un actor en el espacio puede provocar una cantidad de imágenes en el espectador. El espectador completa en su cabeza lo que el actor está generando con su cuerpo y con la palabra; este tipo de dinámicas no la tiene el cine”.

"Si je suis perdu, c'est pas grave", de Santiago Loza

«Si je suis perdu, c’est pas grave», de Santiago Loza

Trabajo a escala

Por eso mismo, Loza se caracteriza por trabajar con pequeñas producciones, en lugar de buscar mayores financiamientos.

“Por mi forma de trabajo, el buscar financiamiento no me sirve mucho”, dice. “Lo intenté y perdí años intentando encontrar financiamientos para algunos trabajos. Mi apuro y mi necesidad de expresarme es mucho más urgente e inmediata que el tiempo que requiere el ser productor y armar esos frankenstein financieros que te posibilitan filmar. Admiro a quien tiene esa capacidad, yo no la tengo, hay una urgencia expresiva muy fuerte y lo que hago en general responde a cierto impulsos creativos”.

En “Los labios”, Loza intentó trabajar en una producción más grande y adecuarse a los tiempos que eso significaba, “pero nos dimos cuenta que la forma de la película andaba a patadas con eso y que  había que salir a filmar con urgencia”.

Y aunque no se siente plenamente parte del Nuevo Cine Argentino de Rejtman, señala que nació en un periodo “en donde había una decadencia en el cine y estos directores comenzaron hacer cine con un lenguaje y un modo de producción muy personal. Por ejemplo, ‘Rapado’ se diferenciaba de una forma agotada de hacer cine en Argentina, ellos inauguraron una nueva forma de pensar el cine”.

“En mi caso particular, yo me formé en escuelas públicas y soy del interior y llego al Nuevo cine argentino a los últimos momentos. Particularmente, creo que por el hecho de venir del interior y de también ser del ámbito teatral, y por ser mis películas ni son claramente ni documentales ni ficciones, soy un poco como una figura marginal y defiendo esa marginalidad. Desde ahí veo que el nuevo cien argentino son voces particulares más que un movimiento, que es lo que hubieran querido los críticos”.

«Es un realizador que tiene talento tanto para el documental como para la ficción, es muy completo”, comenta Doll. “Realiza, dirige y construye sus guiones, produce sus investigaciones, es un director bastante jugado en una búsqueda con elementos experimentales».

«El asombro», por ejemplo, «es una película hecha en compañía de dos realizadores argentinos y es muy singular, es una película que va a dar que hablar, una obra bastante creativa que está muy fuera de lo tradicional. Loza es un cineasta que, por otro lado, hace películas de ficción, historias más intimistas. Estamos frente a un realizador que está en plena producción y se proyecta como uno de los directores argentinos que claramente construye un espacio novedoso. Un artista muy pleno y muy actual».

 

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