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Raúl Zurita: escritura material, legible e ilegible Opinión

Raúl Zurita: escritura material, legible e ilegible

Ramón Castillo
Por : Ramón Castillo Director Escuela de Arte UDP
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Ramón Castillo I. Director de la Escuela de Arte Universidad Diego Portales, curador Raúl Zurita: Escritura Material, curador asistente de la 10ª Bienal de Mercosur, Brasil (2015)


Las condiciones sociales y culturales que irrumpieron con el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 hicieron que la sensibilidad y concepción del mundo se fracturaran para siempre. Para Raúl Zurita a partir de dicho momento, la poesía se transformó en un refugio y única esperanza para superar la tragedia personal y colectiva del país, lo que implicaba, según ha referido, aprender a hablar de nuevo porque ninguno de los modelos poéticos y artísticos precedentes servían dar cuenta de la magnitud del quiebre histórico, político, psicológico, social, económico, que significó la implantación de la dictadura.

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En julio de 1982, sobre Queens, Nueva York, escribió el poema La Vida Nueva mediante cinco aviones que lo iban trazando con letras de humo blanco que se recortaban contra el azul del cielo. El poema fue escrito en español como un homenaje a la población hispanoparlante de Estados Unidos: chicanos, latinos, y por extensión a los marginados y  segregados de todas partes del mundo. Trazadas a 5 mil metros de altura, cada una de las 15 frases midió entre 5 y 7 kilómetros, por lo que fueron vistas desde amplios sectores de la ciudad. El artista visual Juan Downey hizo el registro fílmico de esta escritura, y sus fotografías fueron realizadas por Ana María López y Leonel Cid, formando parte del libro Anteparaíso, publicado en noviembre de ese año.

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La presente edición de Escritura Material, realizada por FLORA ars + natura de Bogotá, y el taller Arte Dos Gráfico -antes presentada en la Biblioteca Nicanor Parra de la UDP- , nos permite reencontrar los registros fotográficos de los poemas en el cielo acompañados por otras quince láminas en donde las frases han sido realizadas en cuño seco, y por lo tanto, a pesar de la nitidez tipográfica, el poema se hace legible en el surco del papel a través de la luz que hace evidente el bajo relieve.

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Ni pena ni miedo fue realizado el año 1993. A tres años del retorno a la democracia, Zurita concibió esta frase en el Desierto de Atacama. Con una extensión 3,5 kilómetros, y una caligrafía de silabario hispanoamericano, señaló una forma heroica de enfrentar el futuro, la esperanza y la tragedia. Cada palabra fue realizada con buldoser y palas mecánicas, a una escala sólo posible de leer desde la distancia de un avión. El lector mira el suelo.

En la épica de Raúl Zurita surge el proyecto de escritura sobre los acantilados. En el año 2011 se publicó Zurita, y en las páginas finales 22 frases del poema Verás fueron inscritas en los inmensos acantilados que caen a pique en el mar. Estarán allí, sobrepuestas a los grandes paredones de la costa norte de Chile. La sola posibilidad, es el poema, esa es la obra: 22 frases monumentales que podrán ser leídas desde el horizonte, desde el mar. Frases que muestran lo que un ser humano ira viendo en su paso sobre la tierra. Para el poeta, esta obra debe ser hecha físicamente porque es la última resistencia del arte y de la vida contra la virtualidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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