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Los crímenes de Alto Hospicio llegan como novela en el último libro de Diego Zúñiga «Racimo», un desolador retrato del Chile actual

Los crímenes de Alto Hospicio llegan como novela en el último libro de Diego Zúñiga

Basado en el caso real del asesinato de varias jóvenes pobres en manos del psicópata Julio Pérez Silva a fines de los 90, en esta novela -comenta Zúñiga- “uno va entendiendo que el caso explica en muchos sentidos lo que es el Chile de hoy: las injusticias sociales, las discriminaciones, la negligencia, el abuso de poder, en fin. Además, en un país donde está tan cargada la palabra desaparecido, que vuelva a surgir no me parece algo aislado».


Se hizo conocido con la novela “Camanchaca”, que pasó de la editorial independiente Calabaza del Diablo a la multinacional Random House Mondadori, con traducción al italiano y francés incluida. Diego Zúñiga (Iquique, 1987) es una de las voces más prometedoras de su generación y acaba de presentar “Racimo” (Random House Mondadori), su segunda novela.

racimojpgEn su nueva obra, Zúñiga aborda las muertes de varias niñas a manos de un sicópata en la localidad nortina de Alta Hospicio, un suburbio pobre de su ciudad natal. Entre 1998 y 2000 allí fueron violadas y asesinadas una docena de jóvenes.

En 2004, un hombre de entonces 40 años, Julio Pérez, fue condenado a cadena perpetua por los crímenes contra 14 víctimas de entre 14 y 45 años.

El asesino trabajaba como taxista ilegal y ofrecía llevar a gratis las mujeres. Luego las violaba, mataba y abandonaba sus cuerpos en el desierto.

Realista

En un comienzo, Zúñiga pensó que su libro debía estar más cerca de la crónica. Por eso revisó los diarios de la época, fue a Alto Hospicio y leyó libros como Reinas del desierto (2005, Planeta), del periodista Ricardo Leiva, y también la novela Alto Hospicio (2008, Quimantú), de Rodrigo Ramos

“Después entendí que esto no debía ser una crónica, sino que debía ser una novela, pues creo mucho en que la ficción llega a lugares que la crónica no puede, y eso tiene que ver con el lenguaje, con la atmósfera”, explica. “Y también porque me interesaba trabajar especialmente con las palabras, probar otro tono, buscar un ritmo distinto a lo que venía trabajando, y eso tiene que ver con la literatura, finalmente”.

Tal como en “Camanchaca”, que cuenta la historia de un joven que viaja desde Chile a Perú para un tratamiento dental, y que en el camino revela la historia de su familia, el escenario de este libro es el norte de Chile.

“Quería trabajar ciertas imágenes, ciertas palabras, cierto tono y cierto territorio como es el paisaje del norte, de Iquique, de Alto Hospicio”, afirma Zúñiga. “Me interesaba indagar más en ese paisaje”.

“Creo que con ‘Camanchaca’ lo abordaba, pero desde un lugar más íntimo, quizá. Ahora me interesaba entrar ahí pero desde afuera. Igual hace poco estuve en Iquique y tuve una sensación muy extraña, la de caminar por una ciudad, por momentos, irreconocible. El territorio sobre el que he escrito es el de los 90, es decir, un paisaje que casi ya no existe. Todo ha cambiado demasiado rápido, entonces nada, quería trabajar sobre ese recuerdo, también”, asevera.

PL1131 Diego Zuñiga Escritor

Diego Zuñiga, escritor

Desconcertado

El libro es duro, no sólo por la historia que cuenta, sino por el panorama que plantea. El protagonista de “Racimo” es Torres Leiva, un fotógrafo desconcertado tanto por las muertes como la indiferencia de las autoridades, cuyas vivencias Zúñiga relata mediante su característica narrativa minimalista y contenida.

En la novela, el protagonista se topa con “policías inoperantes, políticas oportunistas, de colegas de dudosa confiabilidad y de familiares desesperados y a veces heroicos”, según la reseña de la contratapa. “Torres Leiva se ve inmerso en un cuadro desolador, rudo como el desierto en que los hechos suceden”.

“Es una historia que estaba dando vueltas mientras yo vivía en Iquique; crecer con el miedo de que desaparece gente y nadie hace nada”, señala Zúñiga.

“Supongo que esa experiencia marca. Y después, claro, uno va entendiendo que el caso explica en muchos sentidos lo que es el Chile de hoy: las injusticias sociales, las discriminaciones, la negligencia, el abuso de poder, en fin. Además, en un país donde está tan cargada la palabra desaparecido, que vuelva a surgir no me parece algo aislado”, dice.

“Creo que la historia de estas niñas que desaparecen y que nadie las busca, básicamente por un tema de clase, pues nada, refleja bien lo que somos”, reflexiona. “Mientras escribía, entendí que me interesaba indagar en eso. Al final todo tiene que ver con las diferencias sociales. Creo que nunca hay que olvidar eso”.

 

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