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«Sitiados» de Tvn: La serie que divide a intelectuales mapuches por su rigor histórico

«Sitiados» de Tvn: La serie que divide a intelectuales mapuches por su rigor histórico

La obra relata la historia de un grupo de colonizadores españoles en el sur de Chile en el 1600 y su conflictiva relación con los pueblos originarios de la zona. La académica Elisa Loncon y el poeta Elicura Chihuailaf cuestionaron la visión del mundo mapuche exhibida en el primer capítulo, estrenado la noche del domingo por TVN, mientras el historiador Fernando Pairican y periodista Pedro Cayuqueo se mostraron más indulgentes.


Varios miembros del mundo cultural mapuche, como la académica Elisa Loncon de la Universidad de Santiago y el poeta Elicura Chihuailaf, criticaron firmemente la realidad histórica y la visión del mundo mapuche exhibida en el primer capítulo de la miniserie “Sitiados”, estrenada la noche del domingo por TVN y coproducida por la multinacional estadounidense Fox. El historiador Fernando Pairican se mostró más indulgentey el periodista  Pedro Cayuqueo, en tanto, alabó la serie por tener «grandes fortalezas, como la ambientación y el guión»

La obra, creada por Carmen Gloria López, directora ejecutiva de TVN (hoy duramente cuestionada por la crisis económica y programática del canal), y dirigida por Nicolás Acuña, actual director de programación de la entidad pública, relata la historia de un grupo de colonizadores españoles que a fines del 1500 llegan hasta el fuerte de Villarrica, donde funciona un lavadero de oro con esclavos indígenas, y su conflictiva relación con los pueblos originarios de la zona, como mapuches y huilliches.

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La época vivió algunos de los enfrentamientos más duros entre españoles y mapuches. Cabe recordar que en 1598, en Curalaba (IX Región), los españoles sufrieron la casi total aniquilación de una columna comandada por el gobernador de Chile Martín Óñez de Loyola a manos de las tropas dirigidas por el toqui Pelantaro.

En consecuencia, el enfrentamiento total empezaría a dar paso al diálogo, que como señala Cayuqueo, tuvo como consecuencia la firma del Pacto de Quilin en 1641, “que es el reconocimiento de la independencia y soberania mapuche, que se mantuvo por tres siglos, único caso en América”.

Además de intérpretes chilenos, veteranos de teleseries locales como Benjamín Vicuña (“sargento Agustín González”) y Francisco Melo (“Alonso Carvallo”), la serie cuenta con un elenco internacional, como la mexicana Marimar Vega (“Isabel de Bastidas”), con larga experiencia en cine, teatro y televisión. También participa la actriz, modelo y cantante argentina Macarena Achaga, que interpreta a “Rocío”, hija del sanguinario “capitán Juan de Salas” (Andrés Parra, conocido por su papel de “Pablo Escobar” en “El patrón del mal”).

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Mal desde el título

Para poetas como Chihuailaf, Premio Municipal de Literatura de Santiago (1997), la serie parte con el pie izquierdo desde el mismo título. “Decir ‘sitiado’ es como si nuestra gente fuera la invasora, cuando es al revés”, critica.

“El título de la serie me parece extemporáneo, fuera de lugar. Da espacio para una mala interpretación”, señala. También echó de menos una contextualización del periodo histórico del que se está hablando.

Acepta que en el caso de la serie se trata de una producción artística, que se puede tomar ciertas licencias. Pero en su opinión tampoco ayuda que parta con una escena donde varios mapuches intentan secuestrar a una mujer española (Vega) que viaja en una caravana, y que es salvada por Vicuña.

“No es el mejor comienzo dado todos los estereotipos que hay y se han arraigado”, lamenta el escritor, “dadas las características y valores de la cultura nuestra”. “No me parece ajustado empezar con una acción violenta de un guerrero nuestro hacia una mujer. Pone énfasis en un estereotipo que se existe en la historia oficial de la chilenidad”.

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¿Contextualización histórica?

En opinión del historiador Pairican, el retrato que se hace de los mapuches en el primer capítulo es “una transición entre el acostumbrado ‘araucano’ de pelo largo, manta y que hablaba en español como si fuera un bebé, a uno nuevo, aun por llegar, que refleje a un mapuche con las características lo más fieles a cómo fueron, sin aún caer en algunos estereotipos, como los hombres ardientes de la cama o el pelo largo étnico galán”.

Además encuentra positivo la utilización del mapudungun, “también que se le llame mapuche, a pesar que los hispanos hablaron de araucanos”.

En cambio, Loncon es más dura. Habla de “falta de seriedad histórica” y “visión ligth de lo mapuche”.

“Se muestra una visión mapuche complaciente con el momento histórico en que viven, una guerra de ocupación territorial”, señala. “Se les muestra integrados y en diálogo con los españoles”. En su opinión, a los realizadores “les faltó un buen curso de lengua, historia y cultura mapuche y co-construcción de la serie con los propios mapuche”.

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Más indulgente se muestra Cayuqueo. Asegura que le consta personalmente que los guionistas tuvieron “especial cuidado en consultar a especialistas mapuche sobre la ambientación de la serie y documentarse al respecto”. “Puedo dar fe de esa especial preocupación por el contexto, la estética y todo lo escenográfico de la serie”, plantea.

«Sitiados” es la historia de una derrota militar, de tal vez el último intento desesperado de un grupo de españoles ya no por combatir a los mapuche, más bien de sobrevivir, sostiene el periodista.

“Y esa historia es imposible ya contarla en blanco y negro. No hay buenos y malos. Hay personajes que dependiendo de sus circunstancias son buenos y malos, lo que me parece un acierto”, afirma. “En situaciones dramáticas como ésta, creo que apostar por retratar aspectos positivos y negativos de la condición humana es un acierto. Vuelve la serie universal”.

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Sin embargo, hay otros errores graves, en especial respecto a lo que Chihuailaf considera la “visión de mundo” mapuche.

Para dar un ejemplo, el poeta apunta a la escena en que “Nehuén” (Gastón Salgado, el recordado narcotraficante de “El reemplazante”) discute con su madre, una mujer que trabaja al servicio de los españoles.

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El joven “tiene una actitud que no se condice con nuestra visión de mundo frente a las personas mayores hoy día, y menos en esa época. La madre y el padre son autoridades de la familia. Es algo que se ha mantenido hasta el día de hoy”. “Nuestros mayores siguen siendo acogidos, valorados y respetados de manera fundamental”, remarca.

El sólo hecho de mostrar a una mujer mapuche servil, como se exhibe a la madre del joven, molesta a Loncon. Para ella resulta necesario “dignificar el rol de la mujer mapuche en la resistencia y defensa territorial antes que mostrarla servil al español, como objeto y no sujeto de la historia como también lo fue”. En este punto hace alusión a la toqui Janequeo, que lideró varias batallas contra los españoles en 1587.

El propio “Nehuén” está involucrado en otra escena que también da para controversia: su relación con “Rocío”, la criolla hija de españoles, que incluye en el primer capítulo una escena de sexo al aire libre.

En palabras de Loncon, al muchacho “se le muestra viviendo la circunstancia de su juventud con una adolescencia winka y no como werken o weycafe mapuche, sino de pololo de una ciñura (mujer no mapuche)”. “Según la escena mostrada esta pareja no vive la guerra, más parecen personajes de una novela de Corín Tellado”, lamenta.

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Otra cosa que Loncon echa de menos es un mayor uso del mapudungun. Aunque la evidencia histórica señala que era un idioma ampliamente hablado en la época, en el primer capítulo de la serie sólo se puede brevemente al final, en boca de algunos guerreros, antes de un ataque mapuche a una caravana española.

“La comunicación muestra la hegemonía del castellano y muy pocos winka bilingües, hecho que también no refleja la realidad de la época”, señala. “Entonces entrar a la región implicaba hablar mapudungun, de lo contrario no había diálogo ni menos comunicación”. Por eso, los personajes “quedan completamente en deuda con el idioma mapuche vivo y fuerte de la época, y también con el idioma vivo de la actualidad: si verdaderamente la intención de la serie es mostrar la otra parte de la historia, para ello el mapudungun es insoslayable”.

Una transición

Para Pairican, en el primer capítulo la manera de mostrar lo mapuche “es una transición, tiene menos elementos de folclor para hacerlo pero aún queda más trabajo por efectuar”. Y apunta a algunos detalles, como las mantas (“son más propias del siglo XVIII que del siglo XVI”), al igual que que las joyas de la mujer mapuche.

“En esa perspectiva, las formas de mostrarlos en esas características, está más cercana a un camino aún por llegar”, dice. “Por eso sostengo que se está en un proceso de transición, que mantiene algunos rasgos de las miradas de folclor y caricatura, a otra que si bien no logra dejar del todo la vieja mirada, está avanzando en otra un poco más real y respetuosa”.

Para Cayuqueo, faltó adentrarse más en la idiosincracia mapuche de la época, que no era “mapuche” en términos estrictos, al ser diversas parcialidades territoriales, muy autónomas unas de otras, clanes, linajes territoriales que fueron capaces de unirse en pos de la defensa del territorio, en sus palabras.

“Lo ‘mapuche’ en tanto identidad supraterritorial común aun no existía, más bien se fue construyendo con el paso de los siglos, hasta lo que es hoy, una identidad nacional”, reflexiona. Potente habría sido dar cuenta de ello; la paradoja que implica que los mapuche, para forjar nuestra identidad actual, debimos lidiar por esa guerra. La oposición a un ‘otro’ nos llevó a autoidentificarnos y unirnos. Y eso es potente como historia por contar”.

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