Mostradoc es un programa financiado por el Fondo de Fomento Audiovisual del CNCA
El cortometraje del realizador nacional Pablo Álvarez -que se estrena este viernes por El Mostrador Tv y El Mostrador Cultura+Ciudad– es una película que se introduce en una área muy sensible donde habita la violencia y el resentimiento que emana del desamparo social. La película está hecha a la memoria del protagonista, Ricardo Olea («Lalo» en Los Reemplazantes) quien falleció repentinamente a los 28 años víctima del cáncer.
Los resentidos, un cortometraje de Pablo Álvarez, es uno de aquellos filmes que no dejan de causar impresión, aunque sea muchas veces visto. En especial por una de sus escenas -el corazón del corto como explica su director- donde el resentimiento de los protagonistas se descarga contra un muñeco que representa a un sujeto de la clase acomodada del país en un falso secuestro. Un filme crudo, sensible y de alta intensidad que forma parte del quinto estreno de Mostradoc: Territorio del cine chileno.
Ganador del décimo Festival de Talca, mención honrosa en Sanfic 10 y seleccionado en las muestras de Sao Paulo y del festival de Donostia-San Sebastián (País Vasco), Los resentidos es una obra de ficción que por varios pasajes se empata con el género documental, especialmente por el registro que se hace del tránsito de los personajes por espacios marginales.
No se trata de un filme sobre la pobreza desde una mirada complaciente o caritativa; la obra, por el contrario, apunta a ser reflejo de la realidad que se esconde, del resentimiento natural que cohabita en las emociones y en los sentimientos de aquellas personas que están muy lejos de tener una vida fácil.
El director Pablo Álvarez junto al conductor de Mostradoc, Fernando Caro.
En este capítulo de Mostradoc, que se estrena este viernes a mediodía por las pantallas de El Mostrador Tv y El Mostrador Cultura+Ciudad, Fernando Caro, el conductor del programa, profundiza con Pablo Álvarez sobre las motivaciones para hacer el filme, el desarrollo del rodaje de la escena esencial y también por el inesperado fallecimiento del actor principal, Ricardo Olea, quien protagonizó al recordado «Lalo» en Los Reemplazantes y tuvo un papel secundario en Ecos del Desierto, de Andrés Wood.
«Cada historia te va dictando cómo se debería contar la película», dice Álvarez a modo de introducción. «En este caso era importante que tuviéramos esa imagen cruda, fría y distinta, porque en la realidad que queríamos contar cualquier adorno no tenía sentido».
Álvarez se refiere a la realidad de la marginalidad impulsada por razones económicas y sociales. Una marginalidad causada por la violencia que tiene su germen en el desamparo social. De esa impresión del director nace la escena principal donde tres hermanos se reúnen en un ático para insultar a un muñeco de trapo a quien tienen amarrado simulando un secuestro real.
«La idea era que descargaran su resentimiento contra el muñeco que representa a una persona de alta sociedad. Ese fue el punto central y a partir de ahí la historia empezó a crecer hacia los lados, en el medida que le fui inventando el mundo psicológico a cada uno», explica Álvarez.
La idea original era que fuera un secuestro real, pero el tema de introducir el muñeco -plantea el director en Mostradoc- fue más un bien un dispositivo parta alcanzar un distanciamiento ético.
“Pusimos el muñeco porque queríamos que los espectadores pudieran ver la escena sin emitir juicios anticipados, porque al ser un simulacro la gente no tendría más remedio que escuchar lo que estas personas están diciendo”, comenta su director.
«Sabí voh lo que es sobrar…
lo que es estar como muerto…
sentirse como carne de carroña…», descarga con furia el protagonista en el filme.
Los resentidos está hecha a la memoria de Ricardo Olea, el joven protagonista que falleció semanas después del rodaje del corto, víctima de un cáncer a la lengua que lo mantuvo en un intenso tratamiento.
“Para esta película yo pensaba que ningún actor profesional podía alcanzar el nivel que se requería. En Chile existe una seguidilla de intentos fallidos de actores cuicos intentando hacer personajes marginales, pero Ricardo me demostró que estaba equivocado”, reconoce Álvarez.
El papel de este actor de la Universidad Católica es uno de los puntos más altos del filme, al punto que su grado de vehemencia en la interpretación fácilmente logra engañar al público, tanto que pareciese que se tratara de un personaje que se interpreta asimismo.
“La verdad es que era un actor excepcional. Un tipo muy metódico, que estudió mucho al personaje, sobre todo con el tema de la dicción en donde llegó a tal nivel en la profundidad con que se tomó el desafío que trabajó mucho en la posición de la lengua para pronunciar ciertas palabras”, comenta el director de la productora Carroña Films.
Este capítulo de Mostradoc contó con la postproducción del Taller de Título integrado de la Escuela de Comunicación Audiovisual del Duoc UC, a cargo del profesor Jorge Valenzuela.
