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Las dudas que deja el eventual cierre de Radio Uno Opinión

Las dudas que deja el eventual cierre de Radio Uno

Hoy hay mucha más música chilena sonando en la radio -el último mes el porcentaje global fue de un 28%- y probablemente el público que esperaba escuchar cumbia chilena ahora tiene más oportunidades de encontrarla en su emisora especializada, a diferencia del escenario al que se enfrentaba antes. En ese sentido, sí hay una dispersión de las audiencias, pero siempre está la propuesta programática de cada proyecto, que en el caso de Radio Uno era una línea muy clara, donde convivían éxitos y clásicos del repertorio local de todos los tiempos, con las últimas novedades del sonido local.


La noticia del cierre de la única radio del dial que emite un 100% de música chilena, ha reflotado aristas del debate que terminó en la norma vigente que define que todas nuestras emisoras deben incluir a lo menos un 20% de música nacional en su programación.

Más allá de lo lamentable del fin de un proyecto pionero e innovador, que destacó por difundir nuestro repertorio cuando todos sus vecinos miraban fuertemente hacia el extranjero, limitar las causas del término justamente a la vigencia de esta norma es, a lo menos, mezquino. Durante el debate del 20%, los músicos siempre defendimos fuertemente la idea de que este proyecto no interfería en ningún caso en las líneas editoriales o estrategias programáticas de las radios. Cada emisora construye un concepto y una identidad, la cual genera sus propias audiencias. El 20% solo significó que en el marco de esa individualidad, la música chilena tiene ahora un pequeño espacio. Ya sea en el marco del jazz, de la música docta, del sonido tropical o del rock, la promesa de cada radio a sus auditores sigue intacta. Y en este contexto, la reflexión de que la música chilena habría dejado de ser una novedad carece de sentido. Lo que hoy tenemos no son cientos de radios Uno, sino que diferentes propuestas editoriales que incorporan una parte –baja por lo demás– de canciones locales en sus listas. Probablemente, la mayoría de los auditores definiría a Radio Corazón como una radio de música tropical, sin embargo ésta emite cerca de un 40% de artistas locales, lo que no la convierte en una radio de música chilena, su sello sigue siendo el estilo musical que difunde.

Es cierto que hoy hay mucha más música chilena sonando en la radio -el último mes el porcentaje global fue de un 28%- y probablemente el público que esperaba escuchar cumbia chilena ahora tiene más oportunidades de encontrarla en su emisora especializada, a diferencia del escenario al que se enfrentaba antes. En ese sentido, sí hay una dispersión de las audiencias, pero siempre está la propuesta programática de cada proyecto, que en el caso de Radio Uno era una línea muy clara, donde convivían éxitos y clásicos del repertorio local de todos los tiempos, con las últimas novedades del sonido local.

Por otra parte, además de Radio Uno hay varias otras radios que históricamente han mantenido una fuerte presencia de música chilena en su programación, tales como la radio Usach (68%), radio de la UTFSM (63%), radio Nuevo Mundo (55%), radio Los Confines (50%), y otras.

Además, es importante destacar la forma en que algunas radios han podido incorporar a su línea editorial las nuevas disposiciones legales, siendo relevantes, por ejemplo, los casos de la radio El Conquistador, que entre marzo y octubre de 2015 aumento el porcentaje de música nacional de 5,4% a 28,5%, y la radio FM Tiempo, que en el mismo período aumentó el porcentaje de música chilena de 1,9% a 22,6%.

Pero esta noticia ha reflotado además otro de los puntos que fue pronunciado durante la discusión del proyecto, y que tiene relación con el uso del espacio radioeléctrico, que es administrado por el Estado y que por lo tanto pertenece a todos los chilenos. Es la Subsecretaría de Telecomunicaciones quién otorga concesiones a todas las radios que emplean ese espacio y, tal como lo ha señalado el subsecretario de la rama, cualquier titular de una señal puede cederla después de dos años de obtenida. Las concesiones se entregan mediante concurso público y los postulantes deben presentar cierta documentación y cumplir con ciertos requisitos.

Nos parece que este es un tema que al menos merece ser discutido entre los distintos actores, examinar otros modelos, y en definitiva resolver como sociedad si debe avanzarse a un modelo de regulación similar al de la televisión, u otro, de tal manera de que se resguarden adecuadamente la libertad de opinión, valor que los artistas más que nadie defendemos, junto a otros como preservar para nuestra cultura espacios que en definitiva pertenecen a todos los chilenos.

Álvaro Scaramelli

Presidente SCD

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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