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Crítica de series de Tv: «Stranger Things», todo un misterio Estreno 15 de julio

Crítica de series de Tv: «Stranger Things», todo un misterio

El próximo 15 de julio, Netflix estrena Stranger Things (Duffer & Duffer, 2016), producción original protagonizada por una Winona Ryder (Joyce Byers) en la madurez de su carrera, David Harbour (Jim Hooper), y un incombustible Matthew Modine (Dr. Brenner).


Es de dominio público que Netflix maneja información relevante sobre el tráfico de su plataforma, con la que puede inferir ciertas tendencias que permiten relacionar a los públicos con los productos disponibles. Bajo esta premisa, es bastante claro que dar palos de ciego, no forma parte de su filosofía de trabajo, aunque también es sabido, que en televisión todo lo nuevo implica riesgo. De modo tal, que la clave del éxito en la era de los nuevos formatos de consumo televisivo (si es que aún lo podemos llamar televisión), estaría en minimizar dicho riesgo.

También es bastante evidente que la temática sobrenatural está dando mucho material a los relatos. El caso emblemático es The Walking Dead (AMC), e incluso su precuela, Fear The Walking Dead, ambos paradigmas de éxito global sobre el apocalipsis zombie; a su vez entra en esta clasificación una serie como Outcast (Cinemax), que desarrolla tópicos sobre el exorcismo (y cuya primera temporada está en pleno desarrollo), e incluso la subvalorada The Leftovers, notable trabajo de HBO que construye una historia a partir de la inexplicable desaparición de un porcentaje de la población mundial. Puras cosas extrañas que motivan una pregunta retórica en el público: ¿Qué diablos está pasando?

Stranger Things

Stranger Things

Esas son las condiciones donde irrumpe una serie como Stranger Things, que aplica un agradecido formato corto de ocho episodios, para desarrollar una historia que rinde homenaje (por momentos exagerado) a la década de los 80, Steven Spielberg, Stephen King, E.T., Freddy Krueger, Men in Black, a la música ambient influenciada por Jean-Michel Jarre, y a toda la iconografía colorinche de una época donde la guerra fría parecía no afectar la vida en la América profunda. Al menos en apariencia.

La ausencia de un integrante de la comunidad (en este caso un niño) desencadena los hechos en el pueblo de Hawkins, Indiana. Como siempre, la policía se toma las cosas con cierta calma, lo que detona la rebeldía de Joyce Byers, la madre del pequeño interpretada por Winona Ryder. A partir de ahí las cosas se vuelven súper raras. Mucho filme clásico de terror hay dando vuelta en la cabeza de los guionistas. A medida que la historia avanza, la búsqueda se vuelve colectiva. Así, el foco de las acciones oscila entre los adultos y un grupo de chicos, que en realidad, son los verdaderos protagonistas de un relato donde abundan las bicicletas, los aparatos de walkie talkie y los refugios lúdicos. Entre la señalada ausencia de un niño, y la extraña presencia de otro, la historia adquiere notas de drama.

Stranger Things

Stranger Things

En cualquier caso, la serie parte de menos a más. Los tres primeros episodios se toman demasiado tiempo para presentar a los personajes en sus contextos. Un riesgo innecesario basado en el supuesto homenaje a una época, que sin embargo, se torna en una reiteración majadera, sin mayor reflexión, sobre el modo de vida americano en el pueblito de toda la vida. Esto es, el policía sin mucha exigencia profesional, el colegio con los pequeños matones adictos al bullying, la adolescente enamorada del chico popular, todo lo anterior, parte de una cierta estereotipia visual, que no sorprende y a ratos aburre.

Si superas el tedio, a partir de la cuarta entrega la historia va generando algunos ganchos que invitan a terminarla. Stranger Things tiene sus cosillas, algunas de ellas tan perturbadoras, que merecerían una discusión más larga que omito, para no caer en el spoiler. Sí debo señalar, que la actuación del pequeñajo que aparece de la nada, es sobresaliente y con seguridad le promete un futuro esplendor. Su interpretación se sale del molde, y sólo por verla merece la pena darle una oportunidad a este trabajo. Encontrarás allí ciertos guiños al Norman Bates de Psycho (Hitchcock, 1960). Imposible quedar indiferente ante una representación como ésta. Toma nota, y juzga cuando la veas.

A partir del 15 de julio quedará disponible toda la temporada Netflix.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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