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El baile de los que sobran: el difícil camino de los profesionales de la danza para abrirse un espacio en Chile En la actualidad sólo existen cinco entidades que forman profesionales en el área

El baile de los que sobran: el difícil camino de los profesionales de la danza para abrirse un espacio en Chile

En Chile, la danza profesional se institucionalizó a través de la creación del Ballet Nacional en 1941. Luego, en 1945, surge el movimiento de la expresión contemporánea como respuesta a la sequía cultural de aquella época. En la actualidad, el escenario se ha transformado y con ello, sus protagonistas. A pesar de esto, la reducida cantidad de instancias, el conflicto de la centralización y la precaria formación académica, son aristas que tensionan el apropiado crecimiento de esta disciplina.


La escena de la danza en Chile se encuentra en una constante evolución, incluso desde antes de que fuera considerada como una de las artes escénicas más complejas. Estos avances, muchas veces producto de la autogestión efectuada por los bailarines, se traducen en sistemas de salas, utilizadas como vitrinas, para que coreógrafos y coreógrafas tengan la posibilidad de dar a conocer su trabajo.

Frente a esto, Javier Ibacache, gestor cultural y experto en comportamiento de audiencias, detalla: “Yo diría que desde el 2010 vienen abriéndose nuevos espacios, así como también la construcción de otros. Algunos con una mayor estabilidad y otros de forma más independiente. Por ejemplo, las salas que en su momento inauguró el GAM, la visión que tiene Nave asociada a las residencias y La Vitrina, que se focaliza en el trabajo transversal y colaborativo”.

El también crítico teatral, reconoce que actualmente existe mayor visibilidad para este tipo de artistas, lo que se ha posibilitado a través de la alianza entre gestores independientes e instituciones gubernamentales. Sin embargo, puntualiza en las falencias que persisten e impiden la maduración total de los intérpretes. “Estamos un poco habituados a los sistemas de financiamiento público que se traducen en fondos concursables, lo que en el caso de los coreógrafos dificulta el desarrollo de un lenguaje”.

La madurez en el lenguaje

Dentro de la misma línea, Ibacache, explica que muchas veces no se entiende que para lograr dicho desarrollo, es fundamental un proceso permanente de investigación con una compañía, momento en el que el coreógrafo trabaja en la expresión corporal. “Estas instancias, para este tipo de maduración, prácticamente no existen. Por ende, deben pensar su trabajo de manera aislada”.

Asimismo, enfatiza: “El desarrollo de un lenguaje, en el caso de un bailarín que trabaja con las expresiones físicas, se debe investigar y para ello, es necesario que posea las herramientas, lo que significa conocer otros lenguajes y propuestas diferentes. Desde esa perspectiva, en el país existe una formación volcada hacia la interpretación pero no una que piense en los lenguajes”.

Frente a esto añade que de alguna forma quienes dedican su vida a esta área de la danza, forjan su propio recorrido, “construyen su propia formación y creo que sigue siendo un trabajo de autogestión. Si bien existe un circuito formativo, los proyectos se realizan de manera puntual e individual, lo que dificulta que haya un sistema de estudios para todo el colectivo”.

Javier Ibacache, quien en algún momento estuvo al frente de la programación del Centro Cultural Gabriela Mistral, señala no estar seguro sobre si en Chile los coreógrafos tienen la posibilidad de completar un ciclo de maduración. “Tenemos escuelas de danza, donde el foco esta puesto en crear intérpretes, sin embargo, para que se llegue a ser coreógrafo debe existir un complemento, lo que ocasionalmente se produce a través de seminarios”.

Finalmente, indica que “la situación de estos artistas va de la mano con la sustentabilidad de sus proyectos y eso, parece primar por sobre la posibilidad de generar lenguaje, lo que muchas veces tensiona la evolución artística”.

Las instituciones

Cyril de Marval, inició sus estudios con el profesor Daniel Frank de la “Ópera Nacional de París” y actualmente, se desempeña como maestro de baile en el Ballet de Santiago. Es por ello, que sin poder evitarlo realiza una crítica comparación entre su experiencia en Chile y en el extranjero. “Falta mucho por hacer acá, en todas las áreas del baile, ya sea contemporáneo, moderno o clásico. Sólo hay tres compañías estables, el Ballet Nacional, el Ballet de Santiago y el Bafochi. Fuera de eso, sólo hay grupos independientes”.

Por otro lado, comenta sobre el proceso de formación, el que define como  complejo. “Mucho bailarín se forma en la universidad y quizás, ahí está el contra. No es lo mismo si se empieza a los diez años, que es lo que corresponde. Si inicias a los 18 te encuentras con dificultades, no es imposible, pero lograr una gran carrera es difícil”.

Además, enfatiza: “Faltan escuelas de calidad, con gente que se haya educado para ser profesor. La falta de compañías profesionales es muy grande, la centralización es también un conflicto. En Santiago hay intenciones y grupos independientes que sobreviven mediante fondos concursables, pero es muy difícil vivir así”.

De Marval, se perfeccionó durante un año en la “Escuela Nacional de Hungría”, para más tarde incorporarse definitivamente al Ballet de Santiago del Teatro Municipal. Tras más de diez años de experiencia en el país, señala que las oportunidades para quienes se quieren dedicar a la danza, son reducidas. “Es difícil y siempre habrá gente que querrá bailar, es un talento innato, pero si no tienes un lugar a dónde ir las cosas se complican. Está el Municipal pero es una responsabilidad muy grande para una sola institución. Deberían existir políticas que respalden la danza, por lo que a mi parecer, aún queda mucho por hacer”.

Otra mirada

Desde otra perspectiva, Mauricio Vera, primer bailarín del State Street Ballet de California, indica que para tener coreógrafos es necesario contar un mercado activo, pues los escenarios e instancias son mínimas. A pesar de esto, explica: “Soy un poco auto crítico con eso, porque creo que es esencial idear en base a los sueños y deseos. Aun así, se debe ser consciente de que salir de Chile cuesta mucho”.

De la misma forma, profundiza en la trascendencia del aprendizaje internacional, así como también en la actualidad de la danza. Frente a esto, establece dos puntos fundamentales: la proactividad y la capacidad de perseverar. “Se deben generar proyectos propios. En Chile, hay muchos coreógrafos y directores artísticos que terminan trabajando en otra cosa, lo que resulta realmente penoso. El esfuerzo es importante, sin embargo, el problema está en el cómo. Con el Fondart trabajas sin parar y si pierdes, esa energía queda ahí. A pesar de ello, creo que el esfuerzo tiene un gran papel y siempre se puede lograr algo”.

Nuevos espacios

A fines de 2017 se espera la entrega de la segunda etapa del Centro Cultural Gabriela Mistral, cuya sala contará con cerca de 2.000 butacas, además de una tecnológica puesta en escena. Felipe Mella, director ejecutivo de GAM, señala que el objetivo de este nuevo espacio radica en poder recibir una amplia gama de espectáculos, los que calificó de versátiles, contemporáneos e innovadores.

En relación a la danza, Mella, comenta que en Chile existe una permanente deuda con el arte de bailar, carencia que a través de la oferta de diferentes montajes desean radicar. “Desde la apertura del centro hemos dado un importante espacio a la danza, tanto clásica como contemporánea. Esta última, puede resultar más compleja de entender, por lo que mediante las jornadas de formación de público hemos otorgado un espacio para que así la gente se pueda familiarizar con las temáticas”.

“Para nosotros es muy importante lograr que estas instancias se repliquen en la gran sala, darle importancia a esta expresión y brindar todo lo que sea necesario para posicionarla ante el público”, añadió.

Sólo en GAM se han llevado a cabo alrededor de 170 funciones de baile, con casi 15.000 espectadores en total. Finalmente, Felipe Mella, declara: “Creemos que es importante aprovechar estos espacios para invitar a una programación innovadora, en la que la danza será protagonista y que este espacio podría acoger por la versatilidad y la tecnología que posee”.

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