El trabajo del artista se definió, en su momento, como la esencia de su espíritu sensible, sin embargo, no se tiene claridad de si éste se manifestó por primera vez en la pintura o en la poesía. Asimismo, su primera presentación artística, “la única vez que miento” en 1978, marcó un antes y un después, impresionando a los expertos. Tras su partida, se recuerda la potente creatividad de un hombre de pocas palabras, sin miedo a ser criticado.
El 18 de enero de 2014 falleció el notable pintor y poeta chileno, Eugenio Cruz Vargas. El artista autodidacta dejó un importante legado que sólo refleja la incansable admiración que sentía hacia su patria, plasmado tanto en el mundo literario como pictórico. Tal como lo consigna El Mostrador Cultura+Ciudad, su labor lo sitúa entre los pocos creadores nacionales que enseñan a apreciar el territorio desde la profunda observación y que descubre en su entorno la tan necesaria inspiración artística.
Hijo del empresario viticultor Pedro Nolasco Cruz Correa y de María Vargas Bello, literata. Nieto del pionero de la crítica literaria chilena, Pedro Nolasco Cruz Vergara y tataranieto del humanista americano Andrés Bello. Para Eugenio el tiempo siempre era poco, sumergido en su interior, nunca conforme con el sistema y de un espíritu ansioso, es por ello que en estas características se encuentran el poeta y el pintor, del que tan acertadamente se dijo: “Escribe con colores y pinta con palabras”, luego de su última exposición en el 2008.
En cuanto a su trabajo pictórico, éste se puede dividir en dos etapas, representadas en el naturalismo y la abstracción, tópicos que se vieron representados en pinturas de mediano y gran formato, utilizando primordialmente la técnica del óleo sobre tela. Más tarde, en una etapa mucho más madura, experimentó con el uso del acrílico, así como también dio un giro hacia la abstracción, en el que sus lienzos se caracterizan por la libertad del color y del trazo, donde los usuales grises, ocres y verde oliva, le dieron paso a los amarrillos, verdes y rojos.
Respecto a su aporte en el mundo de la poesía, éste se calificó como surrealista, pues refleja su sentir más íntimo asociado a sus vivencias personales y de sus múltiples recorridos a lo largo de Chile. Eugenio Cruz Vargas, siempre buscó formas de continuar su búsqueda creativa: en su juventud incursionó en el cine, mientras que en su vejez, en la escultura en metal.
Al contemplar sus pinturas en el marco de su poesía, la apreciación de su trabajo llega a un nuevo nivel, pues existe un innegable complemento. El autor de “lo terrenal a lo espacial” (2011) este lunes celebraría un año más de vida, no obstante, están sus obras, las que a pesar del tiempo, no permitirán que se olvide su trascendencia.