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La murga uruguaya que llega a Chile para decir unas cuantas verdades

«Queremos no que el mundo entero nos escuche, sino que el mundo entero haga sus propias murgas; barrio por barrio, ciudad por ciudad, país por país», adelanta el director del grupo, «para armonizar una opinión política que los represente desde la alegría. Esta revolución se hace cantando».


Cuentan que fue en una noche, cuando durante la última dictadura en Uruguay (1973-1985), cuando aún había miedo y la gente hablaba bajito, que el “Flaco” Raúl Castro le propuso a su amigo Hugo Brocos armar una murga y salir a decir unas cuantas verdades.

Esto pasó en junio de 1980, en un boliche del centro de Montevideo, y que fue donde nace la que hoy es una de las mayores instituciones de la murga charrúa: Falta y Resto.

Este conjunto, de vasta trayectoria, debe su nombre a ese momento del jugo de naipes (truco) donde hay que jugarse el todo por el todo. Siempre al mando de “Tinta Brava” Castro ha desplegado su imperdible repertorio de verdades y tradición en más de quince títulos originales.

La banda será la encargada de abrir la jornada del sábado del festival Womad, que se realizará en Recoleta el 16, 17 y 18 de febrero. Tocará a las 17:00 en el escenario La Paz.

«Queremos no que el mundo entero nos escuche, sino que el mundo entero haga sus propias murgas; barrio por barrio, ciudad por ciudad, país por país», adelanta Castro, «para armonizar una opinión política que los represente desde la alegría. Esta revolución se hace cantando».

Con Quilapayún

Castro comenta que su vínculo con Chile es de larga data.

«Somos compatriotas latinoamericanos», asegura. «La admiración profunda a un pueblo que ha dado poetas y poetisas de maravilla. Yo particularmente comencé mi actividad artística allá por los setenta cantando una versión de la Cantata de Santa María de Iquique, de los Quilapayún».

El director de la murga admira especialmente a los Parra, sobre todo a Violeta, y por supuesto a Pablo Neruda, «poeta de mi adolescencia y culpable de algún amor y toda mi poesía».

En Womad, la murga presentará su su último espectáculo recién estrenado en Uruguay que es una «Misa Murguera». Castro lo describe como «el ritual pagano al Dios Momo, tratando de transformar la realidad en alegría».

Actuar en este evento le significará «compartir, mostrar, ver, escuchar, aprender, crecer. como grupo y como personas». «El mundo todo junto desde su música y su arte popular», destaca.

«Es magia, reunión de druidas, mezcla de culturas, crecimiento humano. Gracias por dejarnos estar», celebra.

El éxito de la murga

Castro atribuye el éxito de la murga fuera de Uruguay, siendo algo tan local, «al hecho de propagar la buena nueva: el camino es cantar juntos, en grupos, acordando qué, intercambiando, perteneciendo a la libertad».

La murga es, en sus palabras, «un grupo de personas que acuerdan cantar juntos sobre la realidad en que viven, con el manifiesto objetivo de mejorar la sociedad con buen humor, compromiso y alegría profunda».

«La murga uruguaya es entre 14 y 17 personas, en nuestro caso seis mujeres y once hombres, que disfrazados y con la cara pintada tratarán de seducir cantando», dice.

A hora de presentarse, se trata de una comedia musical política, entendiendo por política todas las relaciones entre los seres humanos.

«Por lo tanto hablamos de política puntual, no se salvan coreanos ni norteamericanos, pero también tenemos un momento muy fuerte dedicado a la lucha feminista», dice.

A futuro, el objetivo es seguir sembrando la semilla de la murga en el mundo entero.

«Es una revolución permanente y hermosa, que te lleva por caminos increíbles y maravillosos», concluye.

 

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