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“Sewell, Luces, Sombras y Abandono”, un clásico en la narrativa  de María Eugenia Lorenzini CULTURA|OPINIÓN

“Sewell, Luces, Sombras y Abandono”, un clásico en la narrativa de María Eugenia Lorenzini

José Miguel Ruiz
Por : José Miguel Ruiz Escritor, poeta y profesor de Castellano (UC). Ha publicado, entre otros libros, “El balde en el pozo” (poesía, 1994), “Cuentos de Paula y Carolina” (narrativa, 2011) y “Gramática de nuestra lengua” (2010). Mención Honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la I. Municipalidad de Santiago, 1975. Primer Premio en el Concurso de Poesía de la P. Universidad Católica de Chile, 1979. Premio Municipal de Arte, Mención Literatura, de la I. Municipalidad de San Antonio (1998).
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Esta es una gran novela, entre la ficción y lo histórico, en que nada queda al azar; todos los personajes calzan y confluyen armoniosamente en la estructura de la obra. Una bella y, también, dolorosa historia, la vida y las luchas de los mineros, la sujeción a la cuasi esclavitud y la rebelión de los trabajadores.


Después de años de su publicación, he vuelto a este libro de María Eugenia Lorenzini (su primera edición es de 2003, con sucesivas reediciones), donde nos relata los hechos de un puñado de hombres y mujeres en Sewell, sucesos que van desde la candidatura del expresidente Gabriel González Videla hasta lo que aconteció con el Golpe Militar y el retorno a Sewell mucho tiempo después de algunos personajes y algún descendiente.

[cita tipo=»destaque»]“Sewell, Luces, Sombras y Abandono”, reiteramos, no es una novela propiamente política, en el sentido partidista, sino una profundamente humana, arraigada en la historia del pueblo minero, y en las aspiraciones, sueños, luces y sombras de quienes habitaron la ciudad que es ahora Patrimonio de la Humanidad. Una notable y bella novela, que fluye como un río, entre la realidad y la ficción, narrada en clave de lo humano, lo histórico y lo poético.[/cita]

La historia trata de Ana y Joaquín, enclavados entre aquellos cerros, el amor de Berta y Julio y los que vienen de ellos; otros amores; la vida de los mineros en Sewell en los tiempos en que comienza a hablarse de la chilenización del cobre y, luego, de su nacionalización. Allí las historias de amor y desamor, donde encontramos al ser humano, con sus separaciones sociales, el arraigo hacia el terreno donde se habita, con la complejidad de las comunidades humanas. Todo está muy bien trenzado, personajes que el lector podría considerar marginales, en el tejido total, tienen una perfecta incorporación en la historia. Ninguno deja de aportar al mosaico definitivo. Otro aspecto destacable: los narradores múltiples, cada uno de los personajes va relatando en presente lo que sucede. Se les entrega la palabra y entre todos van configurando el mundo narrativo, el de Sewell con sus luces, sombras y el abandono, las partes en que se divide la novela.

María Eugenia Lorenzini logra configurar una historia-ficción, donde hay lugar para las luchas sindicales, para la visita de políticos-candidatos a la presidencia que ofrecen lo que no cumplirán –y acaso traicionarán– para ir más allá del período de un presidente –Gabriel González Videla, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende–, y lo que sucederá después de la tragedia del 73. Esta no es una novela política, pero sí está presente la historia política nacional que condiciona la vida de los personajes. Sobre todo, se halla presente la humanidad, el amor, la grandeza y también bajeza que se desprende de las actitudes y acciones de los personajes en su vida cotidiana en medio de aquel paisaje y de las condiciones de vida extremos.

Sin duda que hay un trasfondo histórico, que se denuncia: cómo se vivía en Sewell desde antes de la candidatura de González Videla, pero no se detiene la autora a “novelar” o describir la historia, ese tiempo es solo en el que viven sus personajes; la novelista avanza a pasos agigantados, relatando los avatares de sus personajes, las luces y sombras de quienes allí habitan, tejiendo –con una gran sensibilidad y conocimiento de lo humano– el entramado de seres reales, más allá de la ficción novelesca o juntamente con esta.

Esta es una gran novela, entre la ficción y lo histórico, en que nada queda al azar; todos los personajes calzan y confluyen armoniosamente en la estructura de la obra. Una bella y, también, dolorosa historia, la vida y las luchas de los mineros, la sujeción a la cuasi esclavitud y la rebelión de los trabajadores, el amor admirable y el que no lo es, y el retorno de quienes sobreviven a los protagonistas, intentando hallar esas raíces que nutren a los que vienen. La memoria de los nietos. Al final, veinte años después del éxodo, se retorna a buscar a los que cayeron, sin olvido. Julio, un líder sindicalista desaparecido el año 73. Alguien nunca dejará de hacerlo.

“Sewell, Luces, Sombras y Abandono”, reiteramos, no es una novela propiamente política, en el sentido partidista, sino una profundamente humana, arraigada en la historia del pueblo minero, y en las aspiraciones, sueños, luces y sombras de quienes habitaron la ciudad que es ahora Patrimonio de la Humanidad. Una notable y bella novela, que fluye como un río, entre la realidad y la ficción, narrada en clave de lo humano, lo histórico y lo poético.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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