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Televisión pública y responsabilidad social CULTURA|OPINIÓN

Televisión pública y responsabilidad social

TV Educa Chile ha sido el gran aporte de estos días y uno se pregunta si teníamos que llegar a esto para que el Estado chileno ofreciera una alternativa “educativa” o “formativa” a los estudiantes de nuestro país. Por qué esto no puede formar parte de la TV abierta de manera permanente, de cara al futuro. Algo que se debiera pensar, aunque reconozcámoslo, el hecho de que ya exista es un logro importante.


Desde hace ya bastante tiempo que sufro con la televisión abierta chilena en general y con la pública en particular. El sufrimiento comienza a primera hora del día, con las “noticias”, largas y mal relatadas del día anterior o el “resumen de las últimas horas”. Periodistas que intentando hacer su mejor esfuerzo, repiten palabras, ideas, cifras, terminan mal frases, en fin todo un desastre y lo que es peor, es que a nadie le importa; Colegio de la orden, universidades, editores, directores, auspiciadores, porque todos los días es más de lo mismo.

Pero si esto ya es desagradable y un atentado al hacer las cosas de buena manera, después vienen los matinales que con suerte, aportan algo al momento que estamos viviendo. Es verdad que desde el 18O, la contingencia e invitados, han hecho que estos programas, que otrora acompañaban sólo a la dueña de casa, permitan el tratamiento de temas que antes eran impensados en ese horario; pero insisten en exacerbar una sensibilidad tan burda como innecesaria y no en formar en la reflexión y el análisis de la realidad, como una situación posible de ser modificada.

[cita tipo=»destaque»]En lugar de poner programas científicos que apoyándose en la situación actual enseñaran y abrieran la mente de nuestra sociedad u otros que nos ayudasen a entender nuestra propia y corta historia o artísticos para el deleite del espíritu, se prefiere apostar por lo más fácil, por el menor esfuerzo, total quien manda es el puto rating y nuestro capital cultural como sociedad, importa un carajo. Si nadie se queja, pensarán, no será tan malo. Así, probablemente terminemos rezando para evitar los estragos de la pandemia, como en la mismísima Edad Media con la Peste Negra.[/cita]

TV Educa Chile ha sido el gran aporte de estos días y uno se pregunta si teníamos que llegar a esto para que el Estado chileno ofreciera una alternativa “educativa” o “formativa” a los estudiantes de nuestro país. Por qué esto no puede formar parte de la TV abierta de manera permanente, de cara al futuro. Algo que se debiera pensar, aunque reconozcámoslo, el hecho de que ya exista es un logro importante.

Pero para sufrir, las telesieres turcas que inundan todos los canales de la TV abierta y cómo no, TVN. Me pregunto si el Servicio de la Mujer y Equidad de Género, no tiene nada que decir por el “no papel de la mujer” que promueven estos cuentos de baja monta y peor puesta en escena. En ellos el género femenino no existe tal, y como cientos de miles de mujeres a lo largo de Chile, quisieran que existiera; aquí ellas no opinan, están la mayor parte del tiempo relegadas a “mansiones”, si quieren salir de compra deben pedir permiso y lo que es peor, obligadas a casarse a temprana edad y casi siempre por acuerdos entre familias. Vale decir, todo lo contrario de lo que el Estado chileno promueve como política pública y que tanto ha costeado permear al resto de la sociedad. Curioso que mientras unas trabajan en una  línea, otros lo hagan precisamente en el sentido contrario, y sobre todo, con financiamiento público.

Ni hablar de las series religiosas en el canal público de un Estado laico (el Mundo al revés). En lugar de poner programas científicos que apoyándose en la situación actual enseñaran y abrieran la mente de nuestra sociedad u otros que nos ayudasen a entender nuestra propia y corta historia o artísticos para el deleite del espíritu, se prefiere apostar por lo más fácil, por el menor esfuerzo, total quien manda es el puto rating y nuestro capital cultural como sociedad, importa un carajo. Si nadie se queja, pensarán, no será tan malo. Así, probablemente terminemos rezando para evitar los estragos de la pandemia, como en la mismísima Edad Media con la Peste Negra. 

La televisión pública (TVN) también y primero que nadie, debe cumplir con su responsabilidad social. La misma que tanto pedimos a las empresas privadas, pero que nos olvidamos de exigir a las públicas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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