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Investigación rescata del olvido los oficios tradicionales de carpintería de ribera y tejuelería CULTURA

Investigación rescata del olvido los oficios tradicionales de carpintería de ribera y tejuelería

La investigación de la Universidad Austral permitió conocer un valioso patrimonio material e inmaterial relacionados con el trabajo en madera, a través de los oficios de carpinteros de ribera y tejueleros, presentes en las Regiones de Los Ríos, Los Lagos, de Aysén y Magallanes. Se trabajó con 8 cultores y cultoras dedicados a la tejuelería y con 86 carpinteros de ribera. Además, se identificaron otros 90 maestros relacionados a estos oficios.


En el sur austral de Chile mucho se les debe a los carpinteros de ribera y tejueleros, cultores de un oficio que con su trabajo artesanal mantienen viva la épica de la madera que ha permitido surcar mares y habitar los territorios de una zona marcada por las inclemencias de un clima agreste y el aislamiento geográfico.

Se trata de dos oficios de extraordinaria relevancia en la historia y desarrollo del sur austral de nuestro país, ya que gracias a las embarcaciones de madera se pobló el sur de Chile. “El impacto que tuvo en la economía, en las comunicaciones y en el comercio es realmente significativo. No hay que olvidar incluso que gracias a estos oficios se expandió el territorio nacional, como el caso del rol de los carpinteros de ribera en la construcción de la Goleta Ancud (que tomó posesión efectiva del Estrecho de Magallanes) y embarcaciones que permitieron la colonización de la zona de Aysén”, explicó el rector de la U. Austral, Oscar Galindo sobre este proyecto.

Saberes de larga tradición

Marcela González Ríos, antropóloga e investigadora de la U. Austral, quien coordina el equipo de investigación, explicó que ambos oficios son saberes que tienen una larga tradición, pero que en cada período histórico han sabido adaptarse a los contextos sin perder vigencia. “La carpintería de ribera ha estado vigente desde que llega al sur del país”, sentenció.

“Es relevante poder ver como esos saberes que no son oficiales y que no se aprenden en ningún espacio académico han perdurado en el tiempo por transmisión oral pero que también tienen un tremendo lugar en la historia del país como muchos de los saberes que son populares y que no son oficiales o que no forman parte del mundo académico. Este acercamiento a través de nuestra investigación permite hacer visible un conjunto de gente que ha sabido mantener, mejorar y adaptarse en el tiempo a las condiciones productivas, pero llevar esos saberes aprendidos al tiempo actual”, agregó la antropóloga.

La investigación surge como parte de un convenio entre la U. Austral de Chile y el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, lo que se tradujo en que durante casi un año el equipo de la Unidad de Estudios y Audiencia de la Dirección de Vinculación con el Medio de la UACh recorrió las regiones  de Los Ríos, Los Lagos, de Aysén y Magallanes implementando una metodología de trabajo que ha permitido generar resultados que abren perspectivas de salvaguarda del patrimonio inmaterial, además de reconocer cultores y comunidades que dan contexto y significación social al proceso.

Según la Doctora en Etnohistoria Leonor Adán, directora de investigación del convenio sobre Carpintería de Ribera y Tejuelería en el Sur de Chile,  en el desarrollo de las actividades se trabajó concretamente en la Región de Los Ríos con 4 carpinteros de ribera, en la Región de Los Lagos con 53, en la Región de Aysén con 14 carpinteros de ribera y 8 tejueleros, y en la Región de Magallanes con 15 carpinteros de ribera.

“El objetivo último de esta iniciativa es conservar, preservar y que estas manifestaciones culturales de nuestra identidad tengan larga vida con todas las modificaciones y transformaciones que tienen que tener a lo largo del tiempo. Chile tiene compromisos en torno a la conservación del patrimonio inmaterial y se han dado pasos importantes ahora con la propuesta que hay en la nueva ley de incluir el patrimonio inmaterial”, destacó  Adán, quien es también la  Directora de Vinculación con el Medio de la Universidad Austral de Chile.

Carpinteros de ribera

Marcela González Ríos, antropóloga y coordinadora del equipo de investigación, explicó que el equipo partió mapeando carpinteros de ribera existentes en las cuatro regiones para luego ir a terreno a hacer entrevistas a cada uno de ellos con el objetivo de ir evaluando el Estado en que se encuentra la manifestación.

“Nosotros queríamos llegar a definir el oficio de carpintero de ribera, desde la mirada de los propios cultores y también lo que hace la carpintería de ribera, es decir, cuándo estamos hablando de carpintería de ribera, a qué se refiere el oficio mismo”, señaló.

Al mismo tiempo la investigadora destacó que los carpinteros de ribera se reconocen y validan unos con otros. “Ellos saben que portan saberes especializados, de hecho se reconocen y se validan unos con otros por lo mismo, por la calidad y expertise en la construcción de embarcaciones. Es un aprendizaje de la vida, de años de dedicarse al tema. Muchos aprendieron por transmisión oral de sus familias, pero otros también por interés desde pequeños, de conectarse con personas de sectores cercanos que se los enseñaban. Muchos quedaron en el camino porque es un trabajo bien complejo”.

La Tejuelería

En el caso de los tejueleros, la antropóloga Marcela González señaló que se trata de un  oficio más escaso en la actualidad, puesto que el uso del ciprés y el alerce, las materias primas con que se realizó históricamente este trabajo, están actualmente penalizados. El informe fue solo de la Región de Aysén donde se visibiliza el caso de cultores que nunca antes habían sido investigados, como el caso de los de Tortel.

“Hoy en día se trabaja con lenga, que tiene otra forma de tratamiento, no se usa aserradero sino que una macheta que raja la madera y genera una superficie que es impermeable al agua, lo que presta mucha utilidad para la construcción de viviendas”, expresó la investigadora de la UACh.

González relevó además, la importancia histórica de la tejuelería, la que al igual que la carpintería de ribera,  está asociada al poblamiento. “La forma tradicional de construir en el  sur fue con tejuelas y hoy en día muchos de los inmuebles que se van convirtiendo en patrimonio  indican que la tejuela se vuelve un objeto de lujo y de ciprés, es algo que resulta actualmente muy difícil de encontrar”, afirmó.

Conservar y preservar manifestaciones culturales

El trabajo fue en torno a dos tipos de tecnologías de la madera donde fue posible encontrar  la connivencia de los dos oficios,  como por ejemplo  en Tortel, donde alguien que era tejuelero, sabía también construir embarcaciones.

“Son saberes relacionados a la madera que les permitieron habitar un territorio, saberes que están activos al día de hoy y  si una persona sabe construir una embarcación, lo más probable es que esa misma persona sepa también elaborar tejuelas.   Ambos oficios consisten en   formas de habitar en los territorios del sur  permitiendo ocupar sectores inhabitados en forma permanente a través de la relación estricta con la madera”, explicó la antropóloga que coordinó la investigación.

No es solo una tradición que ahora se cultive de manera folclórica, puesto que siguen existiendo los carpinteros de ribera como el caso de un egresado de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería, el  ingeniero naval Hugo Almonacid, quien  asume este oficio con una perspectiva y conocimientos propios del mundo académico, pero también con un conocimiento adquirido por vía no oficial.

Almonacid (de Calbuco), es cuarta generación de carpinteros de ribera y exalumno de la UACh, quien es parte de una agrupación integrada por 14 cultores, algunos de los cuales tienen menos de 40 años. “Somos jóvenes y estamos aprendiendo este oficio e impulsando para que esto no se pierda, siga a flote y se vea más allá”, expresó.

Hugo Almonacid, carpintero de ribera de Calbuco, mencionó que requieren de un lugar de trabajo (un galpón). “La autoridad marítima exige normas y para seguirlas se necesita de dinero. No hay diferencias entre un astillero artesanal y uno grande”, indicó. Al igual que sus colegas, “cada vez es más difícil conseguir madera y eso encarece más”. Además, deben competir con embarcaciones construidas con fibra de vidrio y acero.

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