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«Primera», el documental sobre el estallido del chileno-estadounidense Virgilio Bravo: «Que el mundo sepa lo que pasó en Chile» CULTURA

«Primera», el documental sobre el estallido del chileno-estadounidense Virgilio Bravo: «Que el mundo sepa lo que pasó en Chile»

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Tras su estreno mundial en el Festival de Tribeca en junio pasado, la película documental “Primera: Chile´s First Line of Defense” estará disponible en la edición de este año de SANFIC, desde el 15 al 22 de agosto. «Para mí lo importante es mostrar, con esta película, que esto era más que cambiar una ley, un político o cambiar un partido por otro partido. Esto era cambiar la raíz del problema que está en el contrato social que se escribió durante la dictadura bajo un gobierno militar, enfocarse en eso. Queremos compartir esas cosas no solo con Chile, sino con el resto del mundo», dice su realizador, Virgilio Bravo. Los protagonistas son «personas chilenas, padres, madres, gente que tomó la decisión de sumarse al movimiento, y dentro de ese proceso van encontrando un tipo de liderazgo en el campo donde ellos se movían. Eso podía ser en la Primera Línea, dentro de la gente que trabajó en la brigada de salud, entre las abogadas que defendieron al público, los medios independientes que cubrieron el estallido social, o los artistas que también contribuyeron. Entonces, aparecen varias voces que nos van contando la historia, pero definitivamente pienso que el pueblo chileno va a ver que hay un protagonismo de la compañera, de la mujer. Yo me di cuenta, cuando llegué a Chile, que dentro de este movimiento la mujer tenía un rol muy importante», subraya.


Un documental sobre el estallido, realizado por el director chileno-estadounidense Virgilio Bravo, será parte del festival SANFIC, a realizarse desde el 15 al 22 de agosto.

Primera tuvo su estreno mundial en el certamen de Tribeca, en junio pasado, «y ofrece una mirada inmersiva al funcionamiento interno de un movimiento popular masivo a través de las experiencias de los chilenos cotidianos que se vieron afectados por la violenta represión policial del levantamiento social», en palabras de sus realizadores.

La película fue producida por Catherine Gund, cineasta y activista, y Kevin Lopez, cineasta y educador.

«El objetivo de la película es que salga al mundo lo que pasó en Chile», señala Bravo, quien nació en San Antonio y llegó a los siete años a Nueva York.

«Como un sobreviviente de la dictadura tengo bien claro que, si los poderes pueden silenciar y censurar al pueblo, lo van a hacer. Eso pasó durante la década de los setenta y ochenta, que salió poca información de lo que pasaba en Chile. Siempre he estado consciente de eso porque viví en esa época y mantuve contacto permanente con mi familia de allá (Chile)», dice.

Los protagonistas de la película son una multitud de voces de mujeres y hombres que se sumaron a la lucha después del 18 de octubre de 2019.

«Son personas chilenas, padres, madres, gente que tomó la decisión de sumarse al movimiento, y dentro de ese proceso van encontrando un tipo de liderazgo en el campo donde ellos se movían. Eso podía ser en la Primera Línea, dentro de la gente que trabajó en la brigada de salud, entre las abogadas que defendieron al público, los medios independientes que cubrieron el estallido social, o los artistas que también contribuyeron. Entonces aparecen varias voces que nos van contando la historia, pero definitivamente pienso que el pueblo chileno va a ver que hay un protagonismo de la compañera, de la mujer. Yo me di cuenta, cuando llegué a Chile, que dentro de este movimiento la mujer tenía un rol muy importante», dice Bravo.

De proyección a filme

La película nació como una serie de proyecciones de filmaciones en Estados Unidos de lo ocurrido en Chile, pero la respuesta del público fue tan entusiasta que Bravo y su equipo decidieron hacer una película.

«Yo estaba viviendo mi vida como periodista en Nueva York, soy neoyorquino-chileno. Y me entero de lo que había pasado en Chile con el levantamiento estudiantil del Metro cuando lo veo en una portada del New York Times«, recuerda.

Como una persona que siempre ha sido activista en esta ciudad, trabajando por la justicia social y racial en Nueva York, y siendo un periodista que ya había registrado los abusos policiales acá, Bravo sintió que tenía que hacer algo. De ahí surgió la idea de viajar a Chile con un amigo, “RodStarz”, hijo de exiliados chilenos que vive en Nueva York, en noviembre del 2019.

«En ese minuto, era más una inspiración de contribuir, de ir a registrar las imágenes que sabíamos que no estaban saliendo al exterior», cuenta.

Cambio estructural

Bravo quiso hacer un registro de lo que pasó en el país, pero también «mostrar y compartir este gran movimiento en Chile, que logró llegar a votar un cambio estructural».

«El plebiscito también pienso que fue muy importante para otros países, otros pueblos del mundo que quieren un cambio, que están fastidiados de las mentiras de los políticos, del capitalismo, y a lo mejor necesitan una inspiración de cómo hacerlo», reflexiona.

«Para mí lo importante es mostrar, con esta película, que esto era más que cambiar una ley, un político o cambiar un partido por otro partido. Esto era cambiar la raíz del problema que está en el contrato social que se escribió durante la dictadura bajo un gobierno militar, enfocarse en eso. Queremos compartir esas cosas no solo con Chile, sino con el resto del mundo», expresa.

Estreno en Tribeca

La película se estrenó en los Estados Unidos, en el Tribeca Film Festival en Nueva York.

«Para mí fue muy importante que llegáramos a ese escenario porque, en una ciudad cosmopolita como Nueva York, nos ve un público mundial. Para empezar, en ese territorio donde hay un apetito internacional por lo que está pasando en Chile, fue muy importante», señala.

De ahí se empezaron a abrir los caminos para después llegar a Chile, «a estrenarlo en un festival tan importante como SANFIC, al lado de otras obras de cine importantes que están saliendo de Chile en este momento. Para nosotros como equipo es un honor estar en compañía de otra gente que también está haciendo trabajos de calidad».

«Después la idea es recorrer el mundo, Europa, África, Medio Oriente y de ahí regresar a hacer un recorrido por festivales de Norteamérica, el Caribe y América latina. Y dentro de eso, queremos hacer bastantes estrenos con la comunidad. Nos interesa mucho llegar al pueblo, tener conversaciones con el pueblo. De hecho, cuando nosotros estrenamos la película acá en Tribeca, también hicimos estrenos con la comunidad latina, afroamericana, colombiana y palestina, eso fue muy importante. Donde nosotros vamos entramos por los festivales, pero estamos conscientes que tenemos que tener conversaciones con el pueblo», remata.

La visión del exiliado

Bravo además comenta cómo la visión de un hijo del exilio influyó en la creación de la película.

«Por una parte, yo soy neoyorkino, hay que diferenciar eso. Porque como una persona de población de Chile, que salió joven por la dictadura, yo no llegué a los Estado Unidos a ser americano, yo llegué a los Estados Unidos a ser un latino de piel más oscura, que nunca fue realmente aceptado como una persona gringa. Y esa experiencia es la experiencia de millones de migrantes que llegan acá, que viven y sobreviven en las ciudades grandes como Nueva York, Los Ángeles, Chicago», comenta.

«Ahí se va formando la identidad de una persona joven que también tiene experiencia con la pobreza, el abuso policial, el abuso estructural, la represión que existe contra la clase pobre y contra la gente negra latina, de la cual yo era parte, yo y mi familia. Entonces, esa experiencia como persona que vivió en las calles de Nueva York, que fue grafitero, que estuvo muy involucrado en la cultura hiphopera, rapera de este país (Estados Unidos), uno se va formando en esa experiencia y va influyendo en cómo ves el mundo, me convertí en un periodista independiente que va registrando los abusos policiales acá, tanto como el abuso en las cárceles, y haciendo proyectos artísticos dentro de eso. Por eso, cuando llegué a Chile en 2019, ya tenía conocimiento de lo que estaba pasando, tenía la experiencia que acabo de mencionar y eso me ayudó a saber cómo crear comunidad con la gente que estaba en la lucha en la calle. Y cuando uno sabe lo que pasa en el mundo y en las calles, cuando tiene esa experiencia, es como que uno tiene algo que le dice ‘ya, esta persona se mueve así, y esta otra persona se mueve así’, y eso pienso que me ayudó a generar vínculos, confianza».

Bravo también sabe que como artista, como grafitero, como persona que siempre le ha gustado el arte, es una que también se ha dado cuenta de que cada vez que la población y la gente de bajos recursos trata de levantar algo de calidad, la gente siempre va a buscar los detalles donde a lo mejor la cuestión no esté muy buena, que le falte algo, para criticarla y tirarla al piso.

«Yo, como artista, siempre me he enfocado en que, lo que yo voy a hacer, va a ser de calidad, aunque no tenga ningún peso, aunque tenga los mínimos recursos, lo voy a tratar de levantar de la mejor manera posible. Cuando llegué a Chile y veo a mi pueblo valiente en las calles luchando, defendiendo al pueblo y esta demanda para tener algo digno en su vida, yo como artista dije: ‘¿Sabís qué?, voy a seguir el mismo papel, voy a tratar y voy a registrar esto de una manera digna, de una forma poética’. Por eso levantamos un trabajo político y artístico porque queríamos contar la historia de Chile de una manera poética, y que también a nivel artístico la gente dijera: ‘¿Sabís qué?, eso quedó bien hecho’. Eso viene con una intención de querer y amar al pueblo, de darle ese espacio de dignidad», enfatiza.

Expectativas constituyentes

Respecto a sus expectativas con el proceso constituyente, Bravo señala que le «inspiró mucho la historia de esta compañera mapuche que lidera la Convención Constitucional».

«Me inspiró mucho la historia de Elisa Loncon, pienso que como nación, como pueblo, tenemos mucho que aprender. Pienso que va a ser una gran experiencia dejar que una mujer, compañera, mapuche, del pueblo, vaya liderando crear una nueva nación, un nuevo Chile. ¿Qué mejor persona y experiencia que la gente que estuvo allá antes que llegaran los colonizadores? Ellos tienen una conexión con la tierra más profunda que el resto de nosotros», dice.

«Eso me hace sentir optimista, pero también tengo bien claro que falta mucho por hacer. Hay que liberar a los presos políticos, y dar justicia a todas las familias sobrevivientes de la violencia estatal y a las familias de toda la gente que cayó durante el estallido social por culpa del Estado. Esas cosas hay que mencionarlas y tienen que pasar dentro de esta ola de optimismo que viene», concluye.

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