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Dirigenta de comunidad changa en La Higuera: “Con esto de Piñera se acabó Dominga ” CULTURA Crédito: Maickol Barrera

Dirigenta de comunidad changa en La Higuera: “Con esto de Piñera se acabó Dominga ”

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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La presidenta de la comunidad «Juanita Vergara», de la localidad de Punta de Choros, emplaza a la minera y asegura que “a nosotros no nos van a meter el dedo en la boca». Y acto seguido agrega: «Vamos a seguir hasta lo último. No descansaremos jamás. Soy changa, soy pobladora, soy mamá y quiero un futuro para mis hijos, con un cielo limpio, un mar limpio, una tierra limpia. Estoy convencida de que la minera no se va a instalar», dice. Además, emplaza al Mandatario a firmar el decreto que crea el Área Marina Protegida del Archipiélago de Humboldt. Se trata de una iniciativa aprobada por el Consejo de Ministros del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, y para lo cual solo falta el decreto correspondiente, pero la actual administración gubernamental no le ha dado curso. “Para nosotros es súper importante que se haga presión a Piñera para que firme», señala.


Lucía Ossandón (La Higuera, 1978), la presidenta de la primera comunidad del pueblo Chango en la Región de Coquimbo, está convencida de que los «Piñera Papers» han sido el tiro de gracia para el proyecto de la minera Dominga, al cual ella se opuso desde el principio. «Es vergonzoso lo que está pasando», asegura a El Mostrador.

«Con esto creo que queda cancelado el proyecto», señala, aludiendo a la investigación periodística sobre la operación del Presidente Sebastián Piñera y su amigo Carlos Alberto Délano en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas, a través de una estructura offshore.

La dirigenta además emplazó al Mandatario a firmar el decreto que crea el Área Marina Protegida del Archipiélago de Humboldt. Se trata de una iniciativa de la ONG Oceana, que fue aprobada por el Consejo de Ministros del segundo Gobierno de Michelle Bachelet, para lo cual solo falta el decreto correspondiente. Pero la actual administración de Sebastián Piñera no le ha dado curso.

«En este momento el tema Dominga está en manos de Piñera. Para nosotros es súper importante que se haga presión a Piñera para que firme», dice.

La comunidad «Juanita Vergara» se constituyó el mes pasado en Punta de Choros, en la comuna de La Higuera, donde conocen muy bien la historia de la empresa que pretende instalar desde hace una década un proyecto de 2.300 millones de dólares para la exportación de hierro, en una zona de gran importancia para la biodiversidad, una iniciativa que divide a sus habitantes.

Los changos son un pueblo costero y milenario que habita entre Chile y Perú. Sin embargo, recién el año pasado fueron reconocidos e incluidos en la Ley Indígena.

Plan de trabajo

Ossandón, nacida y criada en la zona, cuenta que la minera llegó hace una década a la comuna, primero con un plan de trabajo.

«Vinieron con una maqueta, se instalaron en la plaza de Punta de Choros para mostrarle a la gente cuál era su trabajo, dónde se iba a instalar la minera, dónde iban a pasar los barcos y abrieron la posibilidad de que la gente postulara a proyectos: motores, botes, etc.», relata.

Esta dirigenta, sin embargo, se opuso desde el principio. Sabía el efecto de las mineras y las termoeléctricas, ya que había vivido ocho años en la ciudad de Quintero, una zona de sacrificio en la Región de Valparaíso, entre 1997 y 2005.

«Me casé allá y vi cómo trabajan estas empresas contaminantes. Sé lo que significa la contaminación. En la playa de Loncura, que es una playa increíble, en vez de arena solo hay carbón. Da pena Quintero, un balneario hermoso, con playas hermosas, pero donde no hay nada de naturaleza dentro del mar. No hay fauna marina. Yo pude hacer un tour por el borde costero para ver todas las playas que hay: Los Enamorados, El Durazno… no hay lobos, no hay pájaros», recuerda.

«Además Dominga es una minera a rajo abierto, con dos perforaciones a solo 30 kilómetros de acá. No quise ni postular a ningún proyecto, pero muchos ignoraban el impacto ambiental de esta minera. Con el transcurso del tiempo, la gente fue sabiendo lo que significaba», entre otros factores, gracias a organizaciones ambientales como el Movimiento en Defensa del Medio Ambiente (MODEMA).

«Ahí la gente empezó a tener fuerza para decir que no querían tener acá a la minera, menos en el borde costero», señala.

Vecinos divididos

La dirigenta además indica que nunca tampoco han sido invitados a dialogar, «ni para preguntar por qué estamos en contra. Ellos jamás se han acercado a nosotros. Al contrario, creo que para ellos nosotros somos sus peores enemigos. ¿Qué nos pueden ofrecer? Porque a nosotros no nos van a meter el dedo en la boca. Tal vez a una persona que vive en la misma Higuera, en El Trapiche o Punta Colorada, donde viven algunos de la minería, les pueden pintar de mil maneras lo que va a hacer Dominga, porque allá hay más desempleo y no tienen los mismos recursos que el borde costero, pero a nosotros no nos van a mentir».

«En el fondo (los empleados de Dominga) no tienen argumentos para asegurar que no va a haber contaminación, no se nos van a acercar jamás», explica Ossandón.

«Soy changa, soy pobladora, soy mamá y quiero un futuro para mis hijos, con un cielo limpio, un mar limpio, una tierra limpia», enfatiza.

Ella tampoco niega que haya pescadores a favor de la minera, que dicen que «es compatible con la naturaleza, una minera moderna, que tiene un trabajo para que no haya contaminación». De hecho, el alcalde de La Higuera, Yerko Galleguillos (UDI), es un acérrimo defensor del proyecto.

«Dicen que va a haber dinero, ¿pero a cambio de qué? ¿A quién le va a dar empleo? A un pescador no le va a dar empleo. Solo algunos tienen cuarto medio. Para trabajar en una minera tienen que tener un currículum, saber de minería, saber manejar un camión, por ejemplo. Con suerte les van a dar tres años para hacer hoyos con palas. ¿Y después? Muérete de hambre, porque es así», subraya.

«Traer una minera es muerte y destrucción para nosotros»

Su propia organización se constituyó recién hace cuatro años, como Agrupación Cultural y Social del Pueblo Chango. Su lucha por el reconocimiento también fue porque legalmente las comunidades indígenas tienen «un mayor peso en el territorio».

«En este momento somos cincuenta personas con acreditación (indígena) en mano. El 28 de agosto decidimos conformarnos como comunidad y dar la pelea con nuestros hermanos de la caleta de Chañaral de Aceituno (en la Región de Atacama), la primera en formarse en el país», detalla.

Ossandón afirma que no quiere ninguna empresa contaminante, ya sea la minera Dominga o Cruz Grande, el proyecto portuario de la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), controlada por la firma japonesa Mitsubishi.

«Todos los que son incompatibles con el medio ambiente, tienen que correrse de acá», remata. «Acá la gran mayoría son pescadores, viven del mar, y tienen familia detrás. Sus hijos trabajan también en el mar o les pagan sus estudios gracias al mar. Hemos subsistido muchos años gracias al mar».

Ella destaca que en el lugar hay «una naturaleza increíble, tanto terrestre como marina», que vive del loco y el turismo, y donde además «hay un acuífero».

«Traer una minera es muerte y destrucción para nosotros, todo esto se va a morir. Y no solo es la defensa de nuestro trabajo, sino también de los animales, porque si no los defendemos nosotros, ¿quién lo va a hacer? No entiendo cómo pueden venir a destruir un lugar único en el mundo, con los aires y aguas más limpios que hay. No podemos permitir que vengan a matar lo que por años ha costado cuidar», sostiene.

Ossandón habla de guanacos, zorros, pingüinos, lobos marinos, gaviotas, patos, delfines y ballenas. «Tenemos un océano impresionante, perfecto», expresa.

Como comunidad, han acompañado las protestas en las carreteras y en la Plaza de Armas de La Serena, entre otros actos.

«Queda una lucha ardua por delante, vamos a seguir hasta lo último. No descansaremos jamás, porque somos changos, porque pertenecemos a este pueblo, porque el pueblo Chango es dueño de este territorio. Estoy convencida de que la minera no se va a instalar. Soy changa, soy pobladora, soy mamá y quiero un futuro para mis hijos, con un cielo limpio, un mar limpio, una tierra limpia», concluye.

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