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Cristian Warnken: «El que gane debe abrir el horizonte y no llevarse la pelota para la casa» CULTURA

Cristian Warnken: «El que gane debe abrir el horizonte y no llevarse la pelota para la casa»

Acaba de publicar su libro de ensayos «El desierto avanza», donde repasa el pasado y presente de Chile a la luz de los clásicos, desde los griegos hasta historiadores como Mario Góngora. Respecto a los desafíos del futuro gobierno, señala que será «conciliar cambio con orden. Como lo pensó Andrés Bello en el siglo XIX. Iván Yaksic, Premio Nacional de Historia lo ha señalado con extrema lucidez. Si no se hace esa síntesis, seguiremos en un escenario inestable y de crisis permanente. La derecha debe abrirse a los cambios, la izquierda entender que no se pueden hacer cambios en el caos o el desorden».


Cristian Warnken (Santiago, 1961) está de regreso con un nuevo libro. Se titula «El desierto avanza» (Ediciones El Mercurio) y contiene un largo análisis del Chile actual, a la luz de los clásicos y también de historiadores chilenos contemporáneo.

De marcado pesimismo, el autor va repasando fenómenos como el resentimiento existente en Chile, la «toxicidad» de las redes sociales, la «cultura de la cancelación», donde avizora un nuevo totalitarismo, y la ocurrencia del propio estallido social.

Entre otros, Warnken teme que Chile esté atrapado entre Escila y Caribdis, dos monstruos marinos de la mitología griega situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua, tan cerca que los marineros intentando evitar a Caribdis terminarían por pasar muy cerca de Escila y viceversa.

¿Un país de revoluciones?

– ¿Cuál es el origen de este libro? ¿Cómo surgieron los textos?

-La famosa frase de Nietzsche “El desierto avanza, ¡”ay del que en su alma alberga desiertos!” me ha acompañado desde hace mucho tiempo. Una frase escrita en el siglo XIX que tiene muchas resonancias al leerla hoy, en que la desertificación ya no es sólo una metáfora del nihilismo sino una realidad física en el mundo por el cambio climático.

Este conjunto de divagaciones( eso es este libro)tienen que ver con la herida abierta y sangrante de nuestra modernidad: la de la pérdida de sentido a la que se agrega el cambio climático. Nietzsche con ese “Ay” exclamativo nos hace sentir lo profunda que puede ser esa herida.¿Cuán relacionados están ambos hechos, la desertificación climática y la de sentido? No intento, por supuesto, responder esa pregunta, pero si merodear en torno a ella.

– Usted señala que «probablemente Chile no es un país para revoluciones», salvo «la revolución del ánimo». ¿Pero acaso lo de Pinochet en 1973 no fue una revolución conservadora? ¿Y el estallido no es una revolución en curso?

– Chile ha vivido varios experimentos revolucionarios desde Frei Montalva: la “revolución en libertad”, la “revolución con empanadas y vino tinto” de Allende y la “Revolución silenciosa “de Pinochet. . Me interesa la tesis de Mario Góngora de un país expuesto a las “planificaciones desde arriba”, que son abstracciones que se aplican a la realidad, la neoliberal y la marxista.

El estallido vuelve a despertar en la izquierda más extrema el ensueño de una revolución no realizada, con toda la épica que ello conlleva, pero hay un cansancio con estos experimentos radicales. El malestar que subyace al estallido fue interpretado en clave revolucionaria, pero esa hermenéutica me parece que no fue la correcta. Las abstracciones ideológicas son parte del fenómeno del nihilismo.

Toxicidad digital

– También habla de «sirenas» que «propagan la polarización», «destruirán la democracia». ¿Es un fenómeno global? ¿Cree que se podrá poner coto a las mismas, o es pesimista?

– Las redes sociales son hoy nuestras sirenas, navegamos como Ulises en mares de información, y sometidos al hechizo constante que nos promete el saber y la entretención, pero que puede finalmente secar nuestra alma. Los mitos -y la Odisea es un gran mito- nos entregan claves para enfrentar los peligros que han acechado siempre al hombre, pero de distinta manera.

Las “sirenas” digitales no sólo pueden destruir la democracia, sino también el diálogo, la convivencia, el secreto, el silencio, el pudor, dimensiones fundamentales de nuestra existencia. Chul-Han va más lejos: cree que la Información reemplazará a la realidad física, él habla el mundo de la No-cosa.

No hay que demonizar el mundo digital, pero sí pensarlo -como proponía Heidegger. La educación debe cumplir un papel fundamental en formar ciudadanos más conscientes que-como Ulises-cuando sea necesario se coloquen cera en los oídos para defenderse de la invasión excesiva del “enjambre” de sirenas digitales.

Estallido

– Cita un poema anticipatorio del poeta Cuevas sobre el Estallido. ¿Usted imaginó alguna vez que podría haber un estallido social? ¿Cómo lo interpreta?

– Los grandes poetas -José Ángel Cuevas es uno de ellos- son las antenas limpias de nuestro tiempo, y por eso perciben lo que nosotros no escuchamos, inmersos en el ruido y furia ambiente. Todos los demás llegamos siempre tarde: opinólogos, cientistas sociales, etc.

Hay que leer más a nuestros poetas para informarse sobre la actualidad. «Lobos y Ovejas» de Manuel Silva Acevedo-por ejemplo-poemario escrito antes de 1973, anticipa la trágica crisis que vendría después de una manera muy profunda. Octavio Paz decía que la poesía es “la otra voz” de la historia. Muchos hechos históricos o políticos se incuban en el inconsciente antes de estallar afuera. Freud y Jung han indagado en aquello con lucidez extraordinaria.

– Señala que «nuestros tiempos son de ingratitud» y «todos sienten que se les adeuda algo». ¿Cómo explica este fenómeno? ¿Es algo de Chile, o un fenómeno de Occidente,  o mundial?

– Vivimos un tiempo en que abunda la victimización y la victimología. Es un fenómeno mundial. El filósofo alemán Sloterdijck ha indagado sobre esto en su libro “El tiempo y la ira”. Se corre el riesgo de un narcisismo victimológico. Hay pocos ejemplos hoy -algunos los doy en mi libro- de gratitud expresada. Es interesante constatar que en alemán las palabras “agradecer” -«danken»- y “pensar” -«denken»- son homónimas.

Hay una tendencia-al parecer natural- a la ingratitud; en cambio, parece que la gratitud se construye. “Gracias a la vida” de Violeta Parra escrita en momentos de zozobra y dolor es un ejemplo de ese pensar que es gratitud y que corresponde a la forma más alta de conciencia, y del trabajo consigo mismo.

Maldición y resentimiento

– Para usted, Chile parece atrapado entre Escila y Caribdis. ¿Hay forma de escapar de esta «maldición»? ¿Cómo poner coto a la inquietud?

– Hemos navegado entre dos abstracciones ideológicas de signo opuesto en estas décadas. La polarización empobrece el diálogo y traba a los países y comunidades. Debemos -creo- atrevernos a pensar un camino propio, distinto, original, no copiar modelos externos y aplicarlos mecánicamente. Pero eso requiere coraje y autenticidad. Y pensamiento propio.

– Usted cita «la historia de América es la historia del resentimiento», una frase de Góngora. Si acaso existe resentimiento en Chile, ¿entre quienes, y por qué?, tomando en cuenta el bienestar material del país como nunca lo hubo antes.

– El resentimiento tiene que ver en que nos hemos sentido por mucho tiempo inseguros, inferiores, y tendemos a copiar lo que admiramos, pero lo copiamos mal, a medias.

El poeta Maquieira lo expresa magistralmente en su poema “El gallinero”… Fuimos capitanía, no virreinato. Y del sentimiento de inferioridad, nace el resentimiento, un estado de ánimo muy movilizador y destructivo, que envenena las personas y sociedades. El remedio es mirar hacia adentro, buscar la riqueza en nuestro ser más profundo, en nuestra sencillez y pobreza, buscar el verdadero consuelo en “las holladas praderas de tu pobreza”, como propone Rilke, no tratando de ser lo que no somos.

– «Cuando pensábamos haber superado los totalitarismos que asolaron el siglo XX, vuelven a emerger pulsiones totalitarias, puritanismos de todo tipo», dice. ¿Pero no era «total» el neoliberalismo de los últimos 30 años -o 48 años- en Chile, sin importar el gobierno de turno, lo que terminó conduciendo al estallido? Y si efectivamente vuelven a emerger estas pulsiones, ¿a qué se debe?

– Me parece muy simplificador hablar de que hemos vivido un “totalitarismo neoliberal total” en estos 30 años. Ese relato maniqueo no da cuenta de la complejidad del proceso modernizador que Chile ha vivido en estas décadas, con sus luces y sombras. En todo caso, esa cita que traes a colación está en le capítulo dedicado a la cultura de la cancelación , y que titulo “el desierto de la unanimidad”.

Creo que es uno de los grandes peligros del siglo XXI y contra esa involución puritana-paradójicamente-de signo progresista, se están levantando muchas voces de intelectuales en el mundo. La unanimidad asfixia la cultura y el pensamiento. Purga los poemas de Neruda de los programas escolares y los textos de Hume, algunos de los autores que están cayendo en la nueva hoguera. Hay que estar alertas ante todo intento de “normalización” del pensamiento, de cualquier signo que sea.

Elecciones del domingo

– ¿Cuál es su postura respecto a los comicios del domingo? ¿Votará? ¿Por quién?

– Salvo en el caso de Carolina Goic -participé en su campaña y sigo teniendo la mejor opinión de ella- mis otros apoyos públicos a candidatos en general han terminado en decepción y después me he arrepentido mucho de haber entregado un apoyo tan entusiasta . Por eso, soy mucho más cauto en declarar -desde entonces- apoyos.

Cultivo, por ahora, un escepticismo y distancia. Me siento huérfano políticamente hablando, lo más importante hoy para mí es apoyar las instituciones democráticas, el estado de derecho, el respeto al adversario, etc, valores democráticos que hemos visto en peligro en este último tiempo.

– En la coyuntura pos estallido y constituyente, ¿cuáles serán los principales desafíos del próximo gobierno?

– Conciliar cambio con orden. Como lo pensó Andrés Bello en el siglo XIX. Iván Yaksic, Premio Nacional de Historia lo ha señalado con extrema lucidez. Si no se hace esa síntesis, seguiremos en un escenario inestable y de crisis permanente. La derecha debe abrirse a los cambios, la izquierda entender que no se pueden hacer cambios en el caos o el desorden.

No es fácil esa síntesis. Requiere líderes potentes, no sé si los tenemos, pero espero que el que asuma se “ilumine” con la gracia republicana y sepa abrir un horizonte y no “llevarse la pelota para la casa”, como lo hizo Piñera el 2017, olvidando que los votos que tenía en segunda vuelta eran prestados. ¡Nos falta un Andrés Bello!

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