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Poeta mapuche Elicura Chihuailaf es homenajeado en el Senado y realiza un llamado al diálogo CULTURA

Poeta mapuche Elicura Chihuailaf es homenajeado en el Senado y realiza un llamado al diálogo

«Hoy se vive un instante histórico con mayúscula porque hay un cambio, se quiera o no, de paradigma. Por fin parece que en este lugar, y ojalá en el mundo, se comienza a optar por la conversación. Espero que así sea, que este libro, que tendrá que ser poético, escrito con palabra poética, que es la nueva Constitución, ponga como centro la necesidad de la conversación, esta conversación que se ha ido perdiendo, que tendría que estar sobre las mesas de las autoridades para resolver los conflictos, sobre todo cuando son las instituciones del Estado que usurpó un territorio, y eso requiere una reparación, una conversación, que estamos esperando», señaló, entre otros, el Premio Nacional de Literatura 2020.


El poeta mapuche Elicura Chihuailaf fue homenajeado esta miércoles en el Senado, en presencia de la ministra de Cultura, Consuelo Valdés, donde el vate realizó un llamado al diálogo, además de llamar a una defensa del agua y los bosques.

El Premio Nacional de Literatura 2020, que recordó su comunidad de Quechurrehue, en la región de la Araucanía, expresó sus agradecimientos, primero en mapudungun.

Previamente intervino la propia Valdés, así como los senadores Juan Ignacio Latorre, Alejandro Guillier, Jaime Quintana, Rodrigo Galilea, Ximena Rincón y Yasna Provoste, en una actividad que fue coordinada por el profesor Alejandro Beltrán. Otras autoridades participaron de forma telemática.

«Muchas gracias, senadores, senadoras, amigos, amigas», expresó Chihuailaf, visiblemente emocionado.  «En pocas oportunidades he sentido la emoción de este instante. Cuando se le habló de la posibilidad de este homenaje, Alejandro Beltrán mediante, profesor de un liceo que lleva el nombre de un gran poeta, con sobrados merecimientos para haber sido Premio Nacional de Literatura, Jorge Teillier, se me dijo que podía aceptar o no esta invitación».

Cambio de paradigma

«Seguramente, por lo que ustedes han comentado en sus conversaciones esta tarde, pero conforme a la enseñanza, a las conversaciones, los cantos, los cuentos, las adivinanzas, los consejos de nuestra gente mayor, de mi abuelo, que era el lonko en nuestra comunidad, este ofrecimiento lo entendí no a mi persona, lo entendí como un cambio o un principio de un cambio de un paradigma, porque en este instante estoy en un lugar que, como se ha recordado también ha dictado leyes que han insistido en la violencia hacia nuestros pueblos nativos», expresó.

«¿Qué es ser un pueblo nativo? Es simplemente tener memoria. Recordar que, como dice nuestra gente, nadie elige, nadie eligió, nadie elegirá nacer en un tiempo determinado, en un lugar, en un color, una historia, una visión de mundo. Pero tenemos una tarea, nos dicen, que es conocer lo que nos ha tocado. Porque conocer es la única posibilidad de amar aquello, de, por lo tanto, amarnos a nosotros mismos».

«¿Cómo podemos hablar de diversidad si no tenemos ternura por nosotros mismos? Nuestra gente dice: tenemos que tener amor por todo lo que está en torno nuestro, porque nosotros somos la naturaleza, pero no el centro. Somos uno más entre todos los seres vivos y aquellos aparentemente inanimados, como las piedras, como los minerales, como los ríos, como los bosques, como los insectos, como los virus, las bacterias, como los pájaros, como las estrellas. Y hay un orden natural, que no es el orden que pretende instalar la denominada autoridad. El orden natural es el orden que nos muestran los árboles en el bosque, las piedras, y reitero las estrellas. Porque nosotros somos una conversación entre el infinito y aquello perecedero que es la madre, padre, tierra», dijo.

Conflicto mapuche

Chihuailaf no eludió el problema del así llamado «conflicto mapuche», frente al cual se describió como un «escéptico optimista».

«Cuando hoy se habla de conflicto, la autoridad olvida, subsume esa profunda realidad, y lo estoy diciendo tal vez con algo de enojo, jamás con odio. Lo estoy diciendo porque el conflicto, precisamente, no lo han instalado nuestros pueblos. Lo instaló el Estado. Y esto es transversal, y es universal. Y hoy día lo sabemos bien, porque este momento pandémico nos lo ha enseñado. Hoy la metáfora se transforma en realidad. Somos una aldea. El mundo es una aldea, y es hora de comprender que el ser humano, sin excepción, proviene de pueblos nativos. En cada ser humano, de cualquier color, de todos los hermosos colores, conversa un ser nativo. Y es hora de comenzar a escucharlo. Es hora de comenzar a amar a ese ser nativo, para amar, entonces, y comprender que, cuando hay amor, la respuesta es más amor».

«Cuando hay violencia, la respuesta, en defensa de esa madre, padre que nos ha dado todo, es rebeldía. Y decirlo con mucho cariño, diría yo, y con mucha fuerza: para que termine la violencia, se tiene que terminar con la violencia. El Estado tiene que asumir que el conflicto lo ha creado el Estado. Y yo distingo dos Chiles: uno, el Chile superficial y enajenado, que instaló un gran problema conceptual que ya ha sido referido aquí, y el concepto central en ello es el desarrollo. Nos convocan a trabajar por un desarrollo, pero no estamos poniendo sobre la mesa cómo estamos comprendiendo ese concepto. Entonces ese es un Chile que yo llamo superficial y enajenado, porque quienes lo vivimos en los distintos lugares de este país, hoy y aún llamado Chile, sabíamos que el desarrollo tiene que ver con la defensa de la naturaleza, es decir, con la defensa de nosotros mismos», declaró.

Momento histórico

Luego dijo que «este Chile superficial, enajenado, que ha impuesto conceptos unilaterales (…) que ha levantado una muralla con conceptos unívocos, una muralla que no ha dejado vernos, que no ha permitido a la chilenidad profunda, que es la mayoría, vernos y verse».

«Mientras les converso, ¿cómo no voy a dejar de pensar en nuestras comunidades agredidas hoy día, en la continuidad de la ocupación militar que ya lleva tantos y tantos años, en una democracia de la que, sinceramente, no hemos sido parte?», se preguntó, además de recordar «a quienes han perdido la vida en esa lucha o han debido enfrentar la cárcel», mientras a renglón seguido manifestó su esperanza en el cambio.

«Hoy se vive un instante histórico con mayúscula porque hay un cambio, se quiera o no, de paradigma. Por fin parece que en este lugar, y ojalá en el mundo, se comienza a optar por la conversación. Espero que así sea, que este libro, que tendrá que ser poético, escrito con palabra poética, que es la nueva Constitución, ponga como centro la necesidad de la conversación, esta conversación que se ha ido perdiendo, que tendría que estar sobre las mesas de las autoridades para resolver los conflictos, sobre todo cuando son las instituciones del Estado que usurpó un territorio, y eso requiere una reparación, una conversación, que estamos esperando».

Luego recordó la tradición del pueblo mapuche del parlamento, la instancia de diálogo, primero con el imperio español y luego con la República de Chile, donde el primero supo respetar mayormente los acuerdos, a diferencia del segundo, por lo cual agradeció que el homenaje realizado fuera transversal.

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