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Libro «Grand Union» de Zadie Smith: una mirada ansiosa CULTURA|OPINIÓN Crédito: Chris Boland

Libro «Grand Union» de Zadie Smith: una mirada ansiosa

Nicolás Bernales
Por : Nicolás Bernales Escritor y columnista literario. Ha publicado el libro de cuentos "La Velocidad del agua" (Ojo Literario 2017), por el cual se adjudicó el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura en el área de creación. En 2023 publicó la novela "La geografia dell` esillio", Edizioni Ensemble. Roma.
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Es dueña de una imaginación poderosa, escribe bien y posee un gran ojo, no solo estético, también en su observación de la sociedad. Sabe lo que sucede en la calle, en las familias, en las universidades, en el arte, en el sexo y en el amor. Pero a veces esa mirada es ansiosa.


En una primera impresión, al enfrentar estos relatos, echamos de menos la coherencia. Esa que se da en algunos libros de cuentos o en un buen álbum de música. Piezas independientes, con vida propia, que cuando son pensadas en conjunto, revelan sus conexiones. La explicación puede ser bastante simple, estamos frente a una colección de cuentos escritos en diversos medios (New Yorker, Granta, Paris Review) durante los últimos años de la meteórica carrera de Zadie Smith. Pero creo que esta desconexión abriga una razón más de fondo o profunda.

Smith debutó a los veinticinco años con la novela «Dientes Blancos», consolidándola como una de las escritoras más icónicas de su generación. Ha publicado cinco novelas y dos libros de ensayos, es profesora de narrativa de la Universidad de Nueva York y colabora en los principales medios culturales, tanto en Estados Unidos como en su Inglaterra natal.

Es dueña de una imaginación poderosa, escribe bien y posee un gran ojo, no solo estético, también en su observación de la sociedad. Sabe lo que sucede en la calle, en las familias, en las universidades, en el arte, en el sexo y en el amor. Pero a veces esa mirada es ansiosa.

En «Educación sentimental», una mujer observa a sus hijos bañarse en el lago Serpentine mientras recuerda sus amoríos universitarios veinticinco años atrás, llenos de extravagancia y humor, estas imágenes nos hacen pensar en el punzante paso del tiempo.

En «Río Vago», la protagonista describe una estadía junto a su familia en un todo incluido en Almería, España. Durante el relato va intercalando detalles superfluos de este tipo de lugares, con pensamientos y metáforas de la vida moderna en la Europa actual, de la que ellos como ingleses post Brexit no saben cómo continuará.

Una vieja diva va a una tienda de corsés en el barrio East Side de Nueva York, en busca de unos nuevos modelos y al interior del local comienza a detectar aires de discriminación. Michael Jackson, junto a Elisabeth Taylor y Marlon Brando, huyen de Manhattan en un auto arrendado pocos minutos después de los atentados a las Torres Gemelas.

Somos testigos de como un ex policía caído en desgracia intenta salir adelante en «Semana Crucial», tal vez uno de los mejores cuentos del tomo.

En «Kelso deconstruido», relata el último día de un inmigrante antiguano en el barrio de Nothing Hill, en el Londres de 1959. Acá hace uso de una tercera persona omnisciente que se mueve de lo general a pequeños detalles. Kelso lee una versión abreviada de «La muerte de Iván Ilich», lo que le da espacio para instalar un juego meta literario donde la autora a veces se asoma sin camuflajes, intercalando un correo entre dos escritoras, una joven y una mayor: «…nunca he entendido el imperativo de “no lo cuentes, muéstralo”, aunque ahora creo que tal vez estás comunicando el mismo concepto básico: que algunas ideas resultan imposibles de entender o aceptar si la expones de forma directa, pero se comprenden de manera intuitiva, fugazmente…»

Kelso no sigue demasiado el hilo de su lectura, pero disfruta con algunas frases. El juego de Zadie Smith está basado en una mezcla de incomodidad y respeto. No está segura de que la narrativa tenga las armas necesarias para abordar el caso de Kelso Cochrane, un asesinato por motivos raciales que nunca fue resuelto.

Y luego en «Bloqueado» asume la voz de Dios, quién nos explica las circunstancias emocionales de la creación y las razones que lo llevaron a retirarse luego de aquel esfuerzo. En la cual no hubo un sentido teórico, simplemente era joven, era algo que sentía visceralmente. Nuevamente la experiencia de la escritura aparece en una segunda o tercera dimensión. De fondo y al frente. Todo el mundo es texto.

Hay un par de cuentos distópicos, que a mi entender no resultan o no logran generar interés. En cambio, «Por el Rey» y «Ahora más que nunca», a los que podríamos llamar “autobiográficos”, donde la voz de la escritora relata lo sucedido, son encantadores. Son experiencia simples y vitales, donde se aprecia la mirada reflexiva y el humor con que cuenta la autora para relatar el presente.

A través de este resumen solo logro abarcar una parte de los temas tratados en el libro. Cuando Smith saltó a la fama con «Dientes Blancos», se vio envuelta en un intercambio con el crítico James Wood, quien acuñó la frase “realismo histérico”. «Humanos, demasiado inhumanos», tituló el crítico inglés parafraseando a Nietzsche. En su primera arremetida acusó una sobredosis de información, acontecimientos y hechos por sobre la detención necesaria para formar un personaje revestido de sentimientos reales. Pynchon, De Lillo, Eggers y por supuesto Foster Wallace eran parte de este suceso. Smith se asomaba como una posible nueva integrante.

Un grupo, sin organización de por medio, dueños de conocimientos profundos en un sinnúmero de áreas del presente. Internet, matemática, filosofía, historia, macro y microeconomía, y cada uno, a su manera intentó traspasar esto a la “novela”, a la gran novela total, sin dejar de lado la calle. Su propuesta no era poco realista, era poco probable. Era poco probable que se conjugaran tantas excentricidades en una vida o parte de ella. Zadie Smith respondió con elegancia (o simplemente respondió como se debe), expresando su deseo, de que tal vez, todo ese exceso de información, de historias y de histerias, debía encontrar el balance correcto.

No es poco el tiempo transcurrido, y da la impresión que en la irregularidad de este conjunto no se ha encontrado el balance correcto. Pero tampoco lo ha encontrado Wood y la crítica en general, cada día más disminuida por el compromiso. Y tiendo a pensar, que tal vez esta ansiedad, esta histeria fue un adelanto que se transformó en reflejo de la actualidad. Donde los amigos de «Por el Rey», se toman una pausa de nuestra enfermiza velocidad y circulan por Paris pasándolo bien. Conversan, toman y son ellos. Y la protagonista, recuerda la historia que olvidó contar mientras sube la escalera del hotel borracha y feliz. No le habló del hombre con síndrome de Tourette que viajaba a su lado en el tren de Estrasburgo, que cada tanto gritaba «¡Por el rey!» y su madre al lado, le tomaba el brazo y replicaba «si, si … si, mi amor… Por el Rey…»

«El vagón iba lleno. Al comprender que el hombre no iba a parar, no podía parar, cada uno de los pasajeros (momentos después de acomodarse en su asiento) se fue poniendo los auriculares y se sumió así en un mundo privado. Hice lo mismo». Ahí hay balance y humanidad. Quizás Zadie Smith siempre supo que la verdadera neurosis está en escribir en un mundo donde cada día se lee menos. «¡Pour le Roi!» «Oui,oui…Oui, mon amour…Pour le Roi.»

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