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Novela erótica «Fantoches»: una apuesta valiente CULTURA|OPINIÓN

Novela erótica «Fantoches»: una apuesta valiente

Es una apuesta valiente escribir una novela erótica en nuestro país, y lo es más aún con personajes algo desprovistos de proyectos u objetivos más compartidos por la sociedad. Conmueve considerar que es posible – en realidad, muy probable – que existan personas que en la mitad o más de sus vidas habiten un vacío como el que se retrata en esta novela en la figura de Ignacio. Desde esta perspectiva, se logra con éxito construir personajes peculiares.


«Fantoches» es una novela erótica de algo más de doscientas páginas que lleva a los lectores por un recorrido de deseo sexual incontrolado en una pareja chilena de mediana edad. La historia transcurre en la ciudad de Santiago en el período del segundo gobierno de Bachelet.

El personaje principal, Ignacio, es complejo y en búsqueda permanente de un sentido para su vida. Buenas y malas decisiones lo enfrentan al vacío y al anhelo de encontrarse a sí mismo. Sin embargo, se queda estancado en el deseo y la lujuria en una espiral que lo extravía cada vez más.

La narración fluye, entretiene aun cuando en ocasiones la sensualidad y el erotismo ceden frente a la genitalidad. Detrás del apetito de placeres sexuales, Ignacio y Aurora parecen ocultarse y tratar de esconder una terrible verdad: la vacuidad de su existencia. La huida de lo cotidiano, de las necesidades ordinarias y ritos domésticos no tiene cabida en las preocupaciones de los personajes principales. Por lo mismo, ellos actúan, reaccionan y sufren por sus pasiones.

Desde esta constatación, el nombre de la novela es preciso, no podría ser mejor, los protagonistas viven como muñecos movidos por hilos, subyugados por lo que a veces creen que es su libre albedrío. En la novela flota cierto cinismo que puede ser expresado en la voz de Ignacio, al preguntarse: “Pero ¿existe el azar?, o todo es determinismo y nuestro libre albedrío es solo una estúpida quimera…”

La lectura de cada página acentúa en el lector la sensación de extravío de los personajes, y genera agobio, los títeres se ven perdidos en sus opciones. A ratos «Fantoches» resulta difícil de leer porque remueve. Nos preguntamos si también podríamos dejaros llevar por una espiral de deseos y banalidad. El lector añorará que aflore, algo de luminosidad y sentido en las vidas de la pareja y a ratos respirará aliviado imaginando que encontrarán lo que buscan.

Es una apuesta valiente escribir una novela erótica en nuestro país, y lo es más aún con personajes algo desprovistos de proyectos u objetivos más compartidos por la sociedad. Conmueve considerar que es posible – en realidad, muy probable – que existan personas que en la mitad o más de sus vidas habiten un vacío como el que se retrata en esta novela en la figura de Ignacio. Desde esta perspectiva, se logra con éxito construir personajes peculiares.

A pesar de que la narración es rápida y desenfadada, se avanza en una atmósfera de tristeza, de vidas de alguna manera castradas. La vacuidad, es quizás el signo de muchas relaciones y el sexo la única salida. Surgen preguntas, lo que se nos muestra en esta novela ¿será un signo de los tiempos que vivimos?, ¿será que buscamos consumirlo todo hasta la saciedad?, incluso ¿A nosotros mismos?

Ficha técnica
“Fantoches”
Autor Rodrigo Barra Villalón
Editorial Zuramerica, junio 2022.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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