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«Guía para armar un complot», de Carlos Tromben: las historias escondidas en una grieta CULTURA|OPINIÓN Crédito: Rodrigo Fernández

«Guía para armar un complot», de Carlos Tromben: las historias escondidas en una grieta

Juan Ignacio Colil
Por : Juan Ignacio Colil Ha publicado los libros de cuentos: “8cho relatos” (EDEBÉ, 2003), “Al compás de la rueda”(Das Kapital, 2010) y las novelas “Lou” (Magoeditores, 2007), “Tsunami” (Das Kapital, 2014), “El reparto del olvido” (Lom, 2017), “Los muertos siempre pueden esperar” (Raíz de dos, 2017, Argentina), “Un abismo sin música ni luz” (JPM Ediciones, España 2017 y Lom Ediciones, Chile, 2019), “Espejismo cruel” (Los perros románticos, 2021, Chile) además publicó las novelas infantiles “Bajo el Canelo” (Edebe 2012) y “Zumbidos y estrellas” (Das Kapital, 2015). Algunos de sus cuentos han sido incluidos en antologías y ha obtenido varios premios de novela y cuento en Chile, España y Argentina.
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Gabriel y Francisca son una pareja de profesionales jóvenes; él periodista de vinos y ella profesora universitaria; arriendan un departamento en una comuna que podría ser Providencia, dirigida por un alcalde ex militar. Llegan a su departamento donde la vida parecía que iba a seguir su cauce normal de glamour. Los problemas de ellos podían esperar. De pronto la realidad se tuerce a partir de detalles. La mirilla de la puerta está situada muy debajo de lo que es la norma.


“Guía para armar un complot” es la primera obra publicada por la nueva Editorial Rocamar, esta es un edición corregida, ya que esta novela fue publicada por primera vez el año 2014 por la editorial Calabaza del Diablo.

La acción de la novela transcurre en el Chile de las manifestaciones estudiantiles del 2011, donde ya se podían sentir esos vientos de rebeldía impulsados por los estudiantes que volverían a soplar más tarde. Las calles se llenaron de consignas y de las grandes manifestaciones que ocuparon esos meses. La vida parecía que iba a ser de otra forma.

Los protagonistas también reciben las influencias de este movimiento. Gabriel y Francisca son una pareja de profesionales jóvenes; él periodista de vinos y ella profesora universitaria; arriendan un departamento en una comuna que podría ser Providencia, dirigida por un alcalde ex militar. Llegan a su departamento donde la vida parecía que iba a seguir su cauce normal de glamour. Los problemas de ellos podían esperar. De pronto la realidad se tuerce a partir de detalles. La mirilla de la puerta está situada muy debajo de lo que es la norma.

Ese punto comenzará a rondar a Gabriel que comienza a hurgar entre sus vecinos y los edificios que los rodean. La vida de los protagonistas da un giro y se ven envueltos en una larga historia en la que se mezcla la Iglesia; los abusos al interior de un colegio de monjas; la figura de tres hermanos enanos; la historia de un sacerdote, un político anticlerical del siglo XIX y los uruguayos perdidos en la cordillera en el año 1972.

Como toda novela la historia que corre sobre las páginas esconde varias historias entre sus renglones. “Guía para armar un complot” es una metáfora de varios procesos, por una parte es la idea de desentrañar una historia escondida, una historia enterrada que lleva a otras historias que aparentemente no tiene conexión y así se va formando una red de historias ocultas que han quedado sepultadas por el olvido que siempre es propicio para los relatos de los vencedores.

En una parte de la novela Gabriel desciende por un túnel bajo la calle y este túnel se conecta con otros túneles construidos en el pasado y así establecen una red de la cual nadie sabe su objetivo. Por otro lado creo que es una metáfora de cómo la vida social y los cambios que ocurrieron ese 2011 van a afectar la vida de unos jóvenes profesionales exitosos que ya estaban situados; o muy cerca de eso; en lo que podría ser el motivo de sus vidas. Objetivos muy de la décadas de los 2000.

Esa clase de profesionales globalizados que se pueden encontrar en cualquier parte y que conversan de lo mismo; viajan a las mismas partes; beben los mismos vinos; leen a los mismos autores; y la vida es una constante que no ofrece riesgos ni cuestionamientos; pero es ahí donde la realidad les ofrece a los protagonistas una pequeña grieta por la que se cuela la historia que nadie quiere oír o por lo menos; una parte de ella. De esta forma tanto Gabriel como Francisca deberán enfrentar sus propios fantasmas y romper con esa monotonía. Ninguno sabe lo que les espera. Así también los grandes movimientos políticos y sociales no han dejado a nadie indiferente, cada cual debe tomar posición, aunque a veces no quiera o aunque crea que no lo hace. La historia ocurre para todos.

No sigo contando porque arruinaría la novedad para los posibles lectores.

Además de la pareja, hay una serie de personajes inquietantes que los rodean y que van dando un tono enrarecido a la novela: El ex cura, el alcalde, los enanos. Como si se tratara de una puesta en escena de seres grotescos que descienden por las grietas que el día a día cotidiano deja olvidadas y que nos conectan con las historias sepultadas y olvidadas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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