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“Chile en el corazón”, el programa que brilló en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam CULTURA

“Chile en el corazón”, el programa que brilló en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam

Hablaron los dos directores chilenos invitados, Miguel Littin y Angelina Vázquez. “Veo como los jóvenes, aunque no vivieron la dictadura, quieren saber de ella”, aseguró el primero. “A cualquier persona que quiera hacer cine le recomiendo ver mucho cine, no sé si estudiar cine”, manifestó ella.


Una de las muchas secciones y programas del Festival Internacional de Cine de Rotterdam (IFFR) tuvo en esta 53a edición fue el programa especial  “Chile en el corazón”  dentro de sección Focus, donde el festival centra su atención en films de algún autor o temática que debe ser destacado.

En la introducción del festival, su directora Vanja Kaludjerovic dice: “el cine sigue siendo un medio de combate. La invasión inicial de cortos y primeras cintas argumentales del cine chileno en exilio, el tema de la extensa retrospectiva, llegó a las pantallas como un resonante denuncia de crímenes de la junta de (el general Augusto) Pinochet. El propósito es mantener estas verdades históricas vívidas y presentes en forma indefinida”
.

Tuve una conversación con Olaf Möller, quien hizo la selección e hizo el esfuerzo de reunir las 30 films, corto y largometrajes del programa. ¿Por qué elegir sólo cine en el exilio?, le pregunté.

“En Chile se siguió haciendo cine, a veces con riesgo de los cineastas.
 Para esta selección mi criterio no fue encontrar las mejores películas, ni las más comprometidas o más conocidas, fue simplemente recolectar todo el cine que los chilenos hicieron fuera de Chile durante la dictadura porque mucho de estos films apenas fueron mostrados en círculos reducidos, en lugares aislados y ahora que ya hay más posibilidades de verlos, ya no son actuales, entonces era importante encontrar todo lo que aún no se perdió.
 Yo tenía la idea de hacer esta retrospectiva ya en 2020, 50 aniversario de elección de Allende, lo propuse a Vanja, que lo aceptó de inmediato”, contestó.

“Lo especial del cine chileno en exilio, a diferencia de muchos otros cineastas que debieron hacer su cine fuera de sus países, antes y ahora, es que el cuerpo de cine chileno tiene una consistencia, independiente de dónde hayan filmado, aún cuando no estuvieran en contacto.
 Los judíos que llegaron a Hollywood o Francia, se integraron inmediatamente a la industria y siguieron haciendo cine, pero ya no era del exilio. Tampoco los argentinos que poco después tuvieron que dejar su país, siguieron haciendo cine, pero no en la medida que los chilenos, es único en la historia del cine. Salieron de Chile en masa, les ofrecieron trabajar en Suiza, Alemania, Finlandia, pudieron seguir trabajando”.

Y añadió que el IFFR no se interesa tanto en mostrar cine de autor, cine bueno o malo, sino mostrar films que no se puede ver en ninguna otra parte, incluso film popular, conocido en su entorno, pero desconocido fuera de él.

“Queremos ofrecer una pantalla donde mostrar cine interesante”.

Littin y Vázquez

Durante la exhibición de los films de la programación, en la presentación y durante la sesión de preguntas y respuestas y charlas posteriores, hablaron los dos directores chilenos invitados, Miguel Littin y Angelina Vázquez, sobre su trabajo presentados por Möller o José Miguel Palacios, investigador de cine en la Universidad de California que colaboró en reastrar cintas.

“Vengo de un contexto en donde la primera película que me impresionó, cuando tenía seis años fue ‘Roma, Ciudad Abierta’, de Rosselini”, recordó Littin.

“Ese film y el neorrealismo me marcó profundamente. 
Mi primer film, el corto ‘Por Tierra Ajena’, está basado en una canción de Patricio Manns.
 Luego hice la película ‘El Chacal de Nahueltoro’, sobre un campesino que comete un crimen sin tener conciencia de sí mismo. En ‘La Tierra Prometida’ de 1973 cuento la historia de un campesino que adquiere conciencia de su condición y lucha por transformarla, película en que actuaba Carmen Bueno con cámara de Jorge Miller, ambos detenidos desaparecidos, que se terminó antes del golpe, pero luego no se vio mas en Chile”.

“Yo me fui en exilio a Mexico, allí nos reencontramos con Pato y escribimos el guión a partir de un cuento suyo de tres páginas.
 Así nació el guión ‘Actas de Marusia’. El tema lo tenía ya planteado en mi primera película, de la toma de conciencia de clase. Para filmar elegí un pequeño pueblo minero, Santa Eulalia, y el grueso de los actores y extras son los habitantes del pueblo , interpretándose a si mismos, con la actuación de una estrella en ese momento, Gian María Volonté, que cuando supo del proyecto quiso tener un papel, aunque tenía otros proyectos en Italia. 
Cuando la tuve terminada, me propuse proponer la música a Mikis Theodorakis, de quien no tenía ninún contacto, así que me fui a la cuidad donde vivía y preguntando llegué a su casa. Me presenté, di como referencia un cineasta italiano y el hecho de que mi familia tiene ancestro griego. Se interesó, trabajando con Angel Parra hizo la banda sonora con el tema ‘Canto a la Pampa’. 
Me interesaba el papel del Ejército en esta matanza (inspirada en la de Santa María de Iquique), porque el Ejército chileno ha sido un ejército de asesinos, siempre dispuestos a atacar el pueblo en defensa de los intereses económico, ya sea imperialismo inglés, luego el norteamericano, el neoliberalismo de hoy, responde por su formación prusiana a una defensa del Estado”.

Littin agrega que “Chile tiene una larga historia, pasará mucho tiempo hasta que esta historia pueda olvidarse, porque justamente recordarla contribuya a que no pueda volver a repetirse. Creo que Chile puede encontrar su camino a una posible reconciliación, pasando por una estricta aplicación de la justicia y castigo a culpables de crímenes. Creo la gente debe manifestarse en libertad, he hecho clases y sé que uno no puede forzar los sentimientos, sus propias tendencias”.

También repasó su trabajo de dirección por siete años de una escuela de cine en la Región de O’Higgins.

“Veo como los jóvenes, aunque no vivieron la dictadura, quieren saber de ella. 

Aprovecho de contar que justo anoche recibí confirmación de que fue aprobado mi proyecto de un festival internacional de Chile en mi provincia, para lo cual recurriré a todos mis contactos en el mundo del cine para que llegue a tener un peso en el mundo de festivales. Vayan preparando su postulación…”.

Miguel Littin, luego de “El Chacal de Nahueltoro”, hecha en 1969, filmó en 1971 el documental “Compañero Presidente”, siguiendo al Presidente Salvador Allende en encuentros con seguidores, comenzó a filmar el 1973 “La Tierra Prometida”. 
En 1974 filmó “Las Cartas de Marusia” en México, en 1978 “El Recurso del Método”, sobre la novela del mismo nombre del escritor colombiano Gabriel García Márquez, quien colaboró en guión. Fue filmada en Cuba, México y París.

Siguió filmando en el extranjero hasta su vuelta clandestina a Chile en los 80, donde filmó “Clandestino en Chile”. Luego fue a trabajar en Nicaragua para volver a Chile en los 90. Cuando volvió a Chile y comenzó una escuela audiovisual en provincia de O’Higgins, donde ha seguido su trabajo y como formador de cineasta.

Angelina Vázquez

Por su parte, Angelina Vásquez estudió en la Escuela de Teatro de la UV y trabajó en Chile Films durante la UP, donde también conoció a Jorge Müller y Carmen Bueno.

Partió al exilio en 1975 a Finlandia, único país que la recibió como asilada, donde siguió haciendo cine, cintas sobre la vida de refugiados en Finlandia, y luego un documental de su ingreso clandestino a Chile en 1983: “Diario inacabado”.

“A cualquier persona que quiera hacer cine le recomiendo ver mucho cine. No sé si recomendaría si estudiar cine, creo para cine, periodismo, requieren un disciplina básica anterior. Yo estudié dos años ingeniería, cine requiere una experiencia, formación anterior. ¿Y qué puede saber un cabro de 18 del mundo?

Recordó que de niña pensaba si estudiar matemáticas, ingeniería o teatro.

“Yo venía haciendo teatro desde los 12 años filosofía. Luego, en vez de teatro, me fui a cine en la UC. Allí hicimos nuestra película ‘Nieves Yankovic’, Valeria Sarmiento y yo, en 1973. Las tres trabajamos con Carlos Piagio, para las tres fue una persona de gran delicadeza. De hecho Valeria conoció a Raúl en mi casa, lo llevó el Pepe Román en mi casa en Valparaíso”.

También rememoró su exilio y retorno a Chile.

“Yo estuve nueve años en Finlandia. De allí nos fuimos a España, porque no podíamos volver a Chile. Tuve en Madrid una pequeña productora y el 93 por fin volví, pero fue muy jodido, ya que los que ganaron la ‘democratización’ no te toman en cuentan”, lamentó.

“Volví a Chile, la opción era trabajar en publicidad, lo que no quería hacer, así que me dediqué a mi segunda profesión planificación estratégica, planificación, pero sufrí maltrato de quienes no me valoraban. Leo Cocking me invita y me pregunta: ‘¿No tienes una película que no sea panfletaria ?'”.

Hoy tiene una productora, Gabinete de Cine Antropológico, ha hecho algunas videos y sigue trabajando en un proyecto que ya tenía en España. La tiene en parte filmada y le produjo películas a su hijo, que estudió en Chile y se fue a Finlandia.

“Tengo más proyectos, presenté a FONDART, pero la tónica es que se trata de que los evaluadores tengan menos trabajo. Las barreras de entrada son cumplir con las condiciones del proyecto, lo que significa que a no ser tengas un productor que sabe manejar esos procedimientos. Ni siquiera se trata de la capacidad y conocimiento de los que evalúan los proyectos, sino de cumplir con el formato de postulación. La torta es chiva, comensales son muchos, se trata de reducir el número de postulantes, subir las barreras de entrada”, concluyó.

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