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“Reina de la vendimia” de Miguel de Loyola: relatos, una oda o tributo al mosto del dios Dionisos CULTURA|OPINIÓN

“Reina de la vendimia” de Miguel de Loyola: relatos, una oda o tributo al mosto del dios Dionisos

José Miguel Ruiz
Por : José Miguel Ruiz Escritor, poeta y profesor de Castellano (UC). Ha publicado, entre otros libros, “El balde en el pozo” (poesía, 1994), “Cuentos de Paula y Carolina” (narrativa, 2011) y “Gramática de nuestra lengua” (2010). Mención Honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la I. Municipalidad de Santiago, 1975. Primer Premio en el Concurso de Poesía de la P. Universidad Católica de Chile, 1979. Premio Municipal de Arte, Mención Literatura, de la I. Municipalidad de San Antonio (1998).
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Un hermoso libro, como para pasarlo de mano en mano entre amigos en un sereno compartir. Un canto al vino, a historias en torno a él, como conversar sobre este, tranquilamente; una loa a su presencia entre nosotros, en el Maule y mucho más allá, en el devenir humano.


Miguel de Loyola (San Javier, 1957), autor de una vasta obra narrativa y de la que comenté hace ya algún tiempo, en este mismo medio, su novela “Bajo el Arco de Triunfo”, nos entrega esta vez 18 relatos que giran en torno a la “bebida excelsa de los campos chilenos”, los que dedica “a vinicultores y viñateros, a su esfuerzo en el cultivo de la vid y elaboración del vino”, seguramente teniendo muy presente el Valle del Maule de los orígenes, tierras vinícolas del sagrado mosto (lo encontramos en la Antigua Grecia asociado a Dionisos y en la historia de Nuestro Señor Jesucristo; en el medievo en Gonzalo de Berceo, quien escribe: “Quiero fer una prosa en roman paladino,/ en cual suele el pueblo fablar con so vezino;/ ca non so tan letrado por fer otro latino./ Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino, y en tantos autores y culturas.

Cada uno de los relatos lleva un epígrafe, algunos en latín (traduciéndolos al final), otros de autores famosos (Dalí, Dante, Leonardo de Vinci, Robert Louis Stevenson, Karl Marx, el evangelista Marcos…), todos, por cierto, relacionados con el “Vinum (que) laetificat cor hominis”.

Abrir este cuidado libro, con una bella portada que sugiere la hermosura y la vendimia, la tierra exuberante, con una prosa clara, cuidada, luminosa si se me permite la expresión, es como sentarse a escuchar historias sobre el vino en el contexto principalmente del campo chileno, como decir “hablemos del vino, contemos historias sobre este”, transformando todo en una delicada loa al mosto de las viñas; con reminiscencias del abuelo, del padre, de fiestas, de relatos sobre anécdotas de buen catador, de quien sabe de vinos, un sommelier, de vinos nuevos y viejos, de recuerdos de cuando se ofrecía en los restoranes “vino de la casa”, de peleas producto de la borrachera y otras hierbas,  de la recogida de los pámpanos que los viñateros permitían a sus trabajadores después de haber cosechado la mejor uva, el descubrimiento por unos enólogos franceses de la cepa Carménère, extinta en Francia pero que se había conservado en Chile en el Valle Central, sin que se supiera,  y de tantas otras cosas, entre las que destaca la historia de la “Reina de la vendimia” que da el título al volumen, con la hermosura de Anabela, deslumbrando a todos, fusionándose la belleza humana con el entorno exuberante de recoger las uvas que se transformarán en el vino.

No ocurren, aparentemente, grandes cosas. No se trata de narrar situaciones extraordinarias, todo parece para ser contado en una charla más bien íntima; no se buscan finales inesperados, pero sí hay una sutil poesía en lo que ocurre. Es la vida cotidiana que se conecta con lo poético. “Hablaban de la existencia de toneles, pipas, barricas, damajuanas, y garrafas colmadas de los mejores mostos maulinos” (p. 46). “El abuelo lo tenía todo previsto cuando comenzó a plantar los primeros sarmientos. El viejo zorro sabía lo que hacía, dirían años después los viñateros del Maule, cuando su vino alcanzó renombre…” (p. 63). “La tarde de su deceso lo sorprendió allí, en el mismo corredor de su casa, donde cada tarde de sus últimos años solía sentarse a esperar el ocaso. Acompañado a veces de una copa de tinto, de aquel cabernet sauvignon genuino, conservado en su pipa de uso familiar” (p. 64)

Un hermoso libro, como para pasarlo de mano en mano entre amigos en un sereno compartir. Un canto al vino, a historias en torno a él, como conversar sobre este, tranquilamente; una loa a su presencia entre nosotros, en el Maule y mucho más allá, en el devenir humano; el vino que también puede llevarnos a la caída: Cuando entra el vino, sale la sabiduría (cito epígrafe: “Vino intrante foras súbito sapientia vadit”); el vino que tiene su antesala en los racimos dorados por el sol y el dulzor de la tierra fecunda; en el cuidado de las viñas, en el trabajo de hombres y mujeres, hasta  llevarlo a la mesa, al vaso o la copa, a la historia humana.

Ficha técnica:

Miguel de Loyola, Reina de la vendimia, Signo Editorial, Santiago, noviembre de 2023, 115 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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