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Creacion de una Agencia Chilena del Espacio: 43 años de demora CULTURA|OPINIÓN

Creacion de una Agencia Chilena del Espacio: 43 años de demora

¿Será posible que el presidente Gabriel Boric presida esta iniciativa? Así también lograría cumplir también el compromiso de aumentar la inversión en Ciencia y Tecnología al 1% del PIB, lo que sería una ilusión, pero podríamos acercarnos.


Un reciente artículo titulado “Carrera espacial a la chilena” y publicado en un diario electrónico por un periodista que conoce del desarrollo espacial nacional, nos ha impulsado a expresar nuestra reflexión conjunta sobre la incomprensible tardanza en crearse una Agencia Nacional del Espacio mediante Ley de la República, que le otorgue personalidad jurídica y patrimonio propios, que se encargue de todos los programas científicos y tecnológicos de uso pacífico del espacio ultraterrestre, y que se encargue de proponer y actualizar periódicamente una Política Nacional Espacial.

Es conocido el interés de Chile de acceder al uso del espacio desde fines de la década de los 50, con un Acuerdo intergubernamental con el Gobierno de los EEUU y a través de la NASA y la Universidad de Chile. Dicha iniciativa dio origen al Centro de Estudios Espaciales en Peldehue (la “NASA Chilena” de la época), cuya misión fue proveer una base operativa para el monitoreo de satélites del programa espacial de Estados Unidos y que lamentablemente fue vendida a la Corporación Espacial Sueca el año 2008 por unos USD$ 8 millones, perdiéndose una oportunidad de tener una excelente infraestructura para una eventual Agencia Nacional del Espacio.

Afortunadamente, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile destinó una pequeñísima porción del producto de la venta para implementar un Laboratorio de Exploración Espacial en el nuevo Edificio Tecnológico de Av. Beauchef, que diera origen a partir de 2010 al Programa SUCHAI de nanosatélites de dicha Casa de Estudios.

A partir de 1980, a través de la Fuerza Aérea, Chile creó una Comisión Asesora Presidencial dedicada a materias espaciales denominada “Comité de Asuntos Espaciales” (CAE), presidida por el Ministro de Defensa Nacional y con una Secretaría Ejecutiva en el Estado Mayor General FACH.  Este Comité se actualizó el año 1995, incorporando nuevas universidades y organismos públicos, pero manteniendo sus dos objetivos fundamentales: elaborar una Política Nacional Espacial; y elaborar un Proyecto de Ley que creara una Agencia Espacial en Chile. Estas dos tareas fueron cumplidas por el CAE enviando a la Presidencia de la República, a través del Ministerio de Defensa Nacional, los dos textos encomendados.

Con un Proyecto de Ley listo en 1995 para ser promulgado por el entonces Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el destino nos jugó una mala pasada que Chile no estaba dispuesta a soportar: el microsatélite científico y experimental de 50 kg “FASAT Alfa” falló en su proceso de separación de su satélite madre. El satélite quedó inoperativo y dio lugar, como se estila, al pago de seguros, lo que permitió el lanzamiento de su casi gemelo “FASAT Bravo” el año 1998. El FASAT Bravo tuvo una muy corta vida útil a causa de fallas en su sistema de baterías, quedando inoperativo el año 2001.

En este contexto y con renovados bríos, el presidente Ricardo Lagos Escobar encargó al suscrito Nelson Hadad, el 11 de marzo de 2000, hacerse cargo de la Subsecretaría de Aviación y, posteriormente, mediante Decreto Supremo 0338 de 17 de Julio de 2001 del Ministerio de Defensa Nacional, fue creada la Comisión Asesora Presidencial denominada “Agencia Chilena del Espacio”, en los tiempos en que Michelle Bachelet era titular del Ministerio de Defensa Nacional, dejando la presidencia de la Comisión en la ex Subsecretaría de Aviación.

En el corto periodo que medió entre 2001 y 2002, esta Comisión recibió el encargo de elaborar una primera versión de la Política Espacial Nacional y elaborar un Proyecto de Ley de creación de una Agencia Nacional del Espacio, compromiso que fue logrado en abril de 2002 con el envío a MINSEGPRES de un anteproyecto para su discusión, lo que lamentablemente fue respondido en mayo de 2003 por DIPRES solicitando la preparación de estudios de evaluación que, en definitiva, postergaron la iniciativa por otros 20 años a la fecha actual.

La mencionada Agencia Chilena del Espacio siguió funcionando como una Comisión Asesora Presidencial con recursos casi inexistentes ($ 33 millones anuales de la época) que solo alcanzaban para el funcionamiento de una Oficina con 3 funcionarios dedicados a tiempo completo y el apoyo administrativo de la Subsecretaría de Aviación, con lo que extrañamente se lograron objetivos no menores, como son la firma de importantes acuerdos espaciales intergubernamentales y una serie de Memorándums de Entendimiento con varios países. Más aun, se intentó sacar el funcionamiento de esta Comisión Asesora del área de la Defensa Nacional, trasladándola a la Subsecretaría de Economía y EMT mediante Decreto Supremo 0144 de 2009, lográndose un aumento de presupuesto ($ 150 millones anuales), lo que permitió obtener una dotación de 6 funcionarios más algunos provenientes de comisiones de servicio.

Lamentablemente, se descubrió el año 2011 que el Decreto 0144 no había entrado en vigencia: ¡no había sido publicado en el Diario Oficial! Ello motivó a la Subsecretaría de Economía a cerrar la Agencia Chilena del Espacio y devolverla a su unidad de origen, el Ministerio de Defensa Nacional. Lo anterior ocurrió justo a fines de diciembre de 2011, fecha en que Chile estaba lanzando al espacio un nuevo Satélite Óptico de Observación de la Tierra, el “FASAT Charlie” (¡aun operativo a fines de 2023!) con un costo de USD$ 72,5 millones proveniente de la Ley Reservada del Cobre y gestionado por la Fuerza Aérea de Chile.

Y así continúa la historia espacial de Chile: sin lograr el funcionamiento de un ente civil gubernamental ¾creado por Ley y con personalidad jurídica y patrimonio propios¾ y dependiendo del funcionamiento de Comisiones Asesoras Presidenciales como las presididas por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (DS 0148 y DS 0181), que sesionó  en la práctica entre los años 2014 y 2018 con una abundante cantidad de 11 Ministerios y esperando la materialización de un nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología con el consenso de que éste sería el domicilio definitivo para una nueva Agencia Nacional del Espacio.

Y llegamos a los tiempos actuales con la nueva creación de una Comisión Asesora Presidencial, ahora denominada “Consejo de Política Espacial”, en paralelo con un “Comité Ejecutivo Espacial”, presidida por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación e integrada por otros 5 Ministerios, mediante el DS 24 del 1 de diciembre de 2021 y publicado en el Diario Oficial el 15 de marzo de 2022. Si bien se ha contado con un gran impulso y desarrollo de programas satelitales por parte de la Fuerza Aérea de Chile, a través de un Programa SNSat a 5 años y un costo de USD$ 120 millones que sin duda pondrán a Chile dentro del liderazgo espacial de Latinoamérica (a continuación de Brasil, Argentina y México), el Estado de Chile no ha logrado el funcionamiento de una Agencia Espacial Civil, un largo y demorado sueño de toda la comunidad espacial civil nacional e internacional, que incluye la Academia, servicios públicos y privados. Causa pena el imaginar cuántos proyectos e iniciativas espaciales internacionales relacionados con el uso pacífico del espacio ultraterrestre pudieran haber quedado truncos por no existir en Chile una contraparte civil gubernamental y no tener más alternativa que tratarlos con la Fuerza Aérea de Chile y solo invitar como testigo al Ministerio de Ciencia y Tecnología, organismo que según nuestra información no cuenta con ningún profesional especialista dedicado a tiempo completo a la temática espacial.

Al menos, tenemos conocimiento de la pronta actualización de la Política Nacional Espacial 2014-2020 por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero, insistimos, sin la existencia de una Agencia Espacial que se encargue de su monitoreo y actualización.

¿Será posible que el presidente Gabriel Boric presida esta iniciativa? Así también lograría cumplir también el compromiso de aumentar la inversión en Ciencia y Tecnología al 1% del PIB, lo que sería una ilusión, pero podríamos acercarnos.

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