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Película “Guerra civil”: el futuro a la vuelta de la esquina CULTURA|OPINIÓN

Película “Guerra civil”: el futuro a la vuelta de la esquina

Ignacio de Ferari Vial
Por : Ignacio de Ferari Vial Abogado, U. de Chile
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Vivir o morir se transforma en una frivolidad rutinaria en el cumplimiento del deber de matar. La cinta de Garland, por otra parte, también muestra el  itinerario del anverso de aquellas disociaciones, cuyas consecuencias marcan la suerte de los sobrevivientes y de quienes pierden la vida.


¿Recuerdan el confinamiento por la covid-19 en 2020? Quizás se lo pueda soslayar, no obstante, será muy difícil olvidarlo. 2020 fue, además, un año electoral en Estados Unidos que tuvo en vilo las relaciones internacionales en el orbe. En paralelo, moría George Floyd en Mineápolis, asfixiado por un policía de raza blanca, sacudiendo la conciencia del racismo en la sociedad norteamericana –Black Lives Matter-, una parte importante de esa sociedad, disconforme, quería que América volviera a ser grande, apostando por un segundo mandato de Donald Trump. Todas esas fuerzas chocaron en una de las campañas presidenciales más polarizadas de las que se tenga memoria, con enfrentamientos armados en distintas ciudades, teniendo por colofón el asalto al Capitolio en enero de 2021. En ese escenario, el inglés Alexander Garland concibió, maduró y comenzó a escribir el guion de Civil War.

“Guerra Civil” es una película fuerte, adrenalínica. De alto impacto emocional, deja con el corazón en la mano. Dirigida por el propio Garland, se estrenó en Chile el pasado 18 de abril. Autor de Ex Machina y Big Game, entre otras, la ciencia ficción y los zombis eran lo suyo, resultando esos géneros una escuela cinematográfica única para dirigir su primera cinta bélica. Con pocas escenas de combate en frente de batalla, el film entraña una visión descarnada sobre la precariedad de la existencia cuando se desatan la guerra y la violencia fratricida, que de una manera u otra fue incubada por quienes integran la sociedad que ahora se bate a muerte.

En un distópico futuro a la vuelta de la esquina, la guerra civil se ha instalado nuevamente en suelo estadounidense. Las tropas de las secesionistas California y Texas, bajo la común bandera de las Fuerzas Occidentales, avanzan a paso rápido hacia la capital de una federación de estados ya agónica. Entretanto, en una Nueva York sumida en la escasez y rozando la anarquía, un par de periodistas free lance decide ir al corazón de las tinieblas. Cada cual con su propia motivación y cada uno con las secuelas de la vida que ha llevado, inician el viaje en carretera hacia Washington D.C. Lee Smith (Kirsten Dunst), una fotógrafa de renombre perseguida por los recuerdos de las atroces muertes que ha retratado para Reuters, y Joel (Wagner Moura), un reportero ambicioso, lunático, que va tras la exclusiva de entrevistar al aún presidente de los Estados Unidos de América, amenazado por el fuego inminente que abrirán contra la Casa Blanca las Fuerzas Occidentales. A regañadientes, aceptan que se les unan en su ruta a la hoguera un veterano periodista de lo poco que queda del New York Times y una novata fotógrafa iniciándose en la vida adulta. Sammy (Stephen McKinley Henderson), un avezado corresponsal de conflictos armados que no se resigna estar al margen, y Jessie (Cailee Spaeny), una joven amateur que admira profundamente a Lee. Los actores y las actrices que dan vida a este drama dan el tono que exigen sus personajes, cada uno de ellos con su propio conflicto bélico en el alma, cuyos arcos evolucionan en una progresión sin baches. A su vez, el montaje es preciso y el soundtrack de la película es alucinante.

“Guerra Civil” da pie a profundas contrariedades y reflexiones. Las imágenes dan cuenta de la inconmensurable devastación que deja tras sí la destrucción de la paz, que se retrata quirúrgicamente en la pantalla. Pareciera que Alex Garland se vale de este road movie para documentar el itinerario de la disociación que trastorna a víctimas y victimarios, así como a los que son arrojados a la guerra o devorados por ésta. Vivir o morir se transforma en una frivolidad rutinaria en el cumplimiento del deber de matar. La cinta de Garland, por otra parte, también muestra el  itinerario del anverso de aquellas disociaciones, cuyas consecuencias marcan la suerte de los sobrevivientes y de quienes pierden la vida.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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