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Acusación contra Piñera naufragó en la Cámara: el partido del orden aún no se jubila PAÍS

Acusación contra Piñera naufragó en la Cámara: el partido del orden aún no se jubila

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El despliegue fue total. A través de columnas, entrevistas y apariciones en la televisión, la cofradía transversal de la elite se jugó todas sus cartas para boicotear el libelo contra el Mandatario, con advertencias públicas sobre el riesgo que implicaba dicha acusación para el Estado de derecho y la inestabilidad que podía generar. No fue menor el papel que jugó este club político en lo sucedido ayer en el hemiciclo de la Cámara Baja. Si bien el resultado resultó más estrecho de lo que se imaginaron, el objetivo se cumplió igual, ya que la cuestión previa fue acogida –79 votos a favor y 73 en contra– y, por ende, los diputados no llegaron a discutir el fondo de los argumentos contra Piñera. 


Punto para el partido del orden. La acusación constitucional interpuesta contra el Presidente Sebastián Piñera naufragó ayer en su etapa inicial en la Sala de la Cámara de Diputados, no pasó la cuestión previa –invocada por su abogado defensor, Juan Domingo Acosta– y, con ello, esa eterna y aún robusta cofradía de personajes de centroizquierda y derecha pudo respirar tranquila. El resultado en la Cámara Baja era previsible, sobre todo tras el intenso despliegue comunicacional que esta elite política realizó las últimas semanas, para instalar el discurso del riesgo desestabilizador que tenía acusar en estos momentos al Mandatario y que usar este mecanismo, contemplado en la institucionalidad era un símil de un intento de quiebre democrático, lo que puso nerviosas y complicó a las huestes de la oposición.

El resultado fue más estrecho de lo que se imaginó La Moneda y el propio partido del orden, pero el objetivo se  cumplió igual: que la cuestión previa fuera acogida –79 votos a favor y 73 en contra– y, por ende, la Sala de la Cámara de Diputados no tuviera que analizar el fondo de los argumentos de la acusación, lo que iba a debilitar aún más la figura presidencial.  En la oposición, los que se descolgaron y se alinearon con las bancadas de derecha fueron los diputados Miguel Ángel Calisto (DC), Manuel Matta (DC), Jorge Sabag (DC), los radicales Fernando Meza y Carlos Abel Jarpa, más el independiente René Alinco.

A ellos se sumaron el DC Matías Walker y el independiente Pepe Auth, ambos reconocidos como parte de esta cofradía del orden vinculados por una fuerte red de lazos políticos, familiares, que ha compartido colegios, vecindarios, universidades, pero sobre todo cuotas de poder e influencia.

Fue así como, hace más de un mes y en medio del estallido social, el senador PS José Miguel Insulza –un emblemático del club– señaló en una entrevista con Radio Universo que “una salida prematura del Presidente de La República significaría ciertamente una decisión muy grave en este país (…), me temo que eso pueda desencadenar situaciones mucho más complejas”.

Comentarios como aquel, fueron el común denominador de lo que se intentó instalar, escenarios de inimaginables consecuencias con un contenido que parecía poner a la misma altura el golpe militar de 1973, con la posibilidad de que la acusación contra Piñera prosperara en la Sala de la Cámara Baja.

[cita tipo=»destaque»]El director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati, precisó que “el partido del orden es lo mismo, la política chilena no es una política creativa, es subdesarrollada, que mira hacia los países del norte, buscando los modelos que no es capaz de crear en Chile, la política no escapa al sino poco creativo, de statu quo (…). Nos gusta la paz, en ese contexto de paz somos capaces de vender el alma al diablo. Como saben eso, normalmente en la política, ya sea de izquierda o derecha, el partido del orden es una herramienta comunicacional con la cual nos amenazan, desde el presidente del Banco Central con el caos y volver a veinte años atrás, si no superamos el impasse histórico, lo mismo con las acusaciones constitucionales, ‘si ustedes hacen esto, se desestabiliza la democracia’. Están totalmente equivocados”.[/cita]

En el mismo tono fueron las palabras del histórico concertacionista y ex ministro José Antonio Viera-Gallo, quien además es cuñado de Andrés Chadwick: “Ahora, si por alguna eventualidad eso no ocurriera (desechar la acusación), habría que intentar que Chile no cayera en lo que pasó entre 1925 y 1932, en que en Chile se sucedían los gobiernos, civiles, militares, un período de anarquía, y habría que esperar que las instituciones funcionaran como corresponde, pero yo creo que no debiera estar en discusión que el Presidente termine su mandato. Esa acusación constitucional no solo carece de fundamento, sino que, además, es completamente inoportuna, en cierta medida irresponsable”.

Sobre esta reacción y despliegue del partido del orden, el sociólogo Alberto Mayol explicó que “el proceso de configuración elitaria que tuvo la transición determinó un conjunto de acuerdo que no es solo la democracia de los acuerdos, sino la estructura de los acuerdos y esa estructura tiene actores que son un cuerpo, y esos cuerpos dan lo mismo si son de un lado o de otro, porque son un mismo cuerpo”. Agregó que el hecho de que sí haya prosperado la acusación constitucional contra Andrés Chadwick el miércoles en el Senado, se debe a que «es básicamente una ofrenda, ellos entregan a uno de los propios, pero es una ofrenda, no un acto político estratégico de impacto permanente, es una táctica para proteger un bien mayor, proteger a otro de ‘los nuestros’, que es el Presidente de la República”.

En lo estricto –y así coincidieron fuentes paramentarias consultadas–, cuando se habla de acusaciones constitucionales se está hablando de una herramienta institucional que existe dentro de la Constitución, con un reglamento claro y, en caso de haber prosperado el libelo contra Piñera, había una salida establecida donde no cabían dobles lecturas. El ejercicio de acusar constitucionalmente es, finalmente, la herramienta de resguardo del trabajo y juramento o promesa que ejercen las autoridades electas o designadas y que existe para contemplar que no se violen los mismos, acotaron en el Congreso.

El director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati, precisó que “el partido del orden es lo mismo, la política chilena no es una política creativa, es subdesarrollada, que mira hacia los países del norte, buscando los modelos que no es capaz de crear en Chile, la política no escapa al sino poco creativo, de statu quo (…). Nos gusta la paz, en ese contexto de paz somos capaces de vender el alma al diablo. Como saben eso, normalmente en la política, ya sea de izquierda o derecha, el partido del orden es una herramienta comunicacional con la cual nos amenazan, desde el presidente del Banco Central con el caos y volver a veinte años atrás, si no superamos el impasse histórico, lo mismo con las acusaciones constitucionales, ‘si ustedes hacen esto, se desestabiliza la democracia’. Están totalmente equivocados”.

En La Moneda no se quedaron atrás y por medio del hashtag #Cuidemoslademocracia se trató de difundir. a través de las redes sociales, el mensaje de advertencia para generar algún tipo de presión, previo a la votación en Sala de la cuestión previa.

Otra de las piezas claves que empleó el partido del orden estas semanas fue el papel que jugó el exministro y exdiputado DC Jorge Burgos. El abogado fue uno de los asesores del equipo jurídico que asesoró ad honorem al Primer Mandatario para preparar su defensa a la acusación constitucional. Una participación que fue destacada y relevada en medios de comunicación y que sacó ronchas en la oposición, donde sin micrófonos reconocían que poco y nada se podía hacer cuando estas figuras políticas se ponen el traje del partido transversal.

La lista suma y sigue. La figura más emblemática quizás de esta trenza de influencias y redes políticas es el expresidente de la DC Gutenberg Martínez,quien también puso sobre la mesa pública estos días sus críticas a las acusaciones constitucionales contra algunos inquilinos de La Moneda: “No están en el contexto que estamos viviendo. La presidencial diría que es difícil que esté en cualquier contexto, para ser honesto. Pero me parece que esas acusaciones son más bien para tiempos democráticos que para los de convulsión social. El político tiene que tener una moral de la responsabilidad, como dice Weber. No favorece a lo que el país necesita el buscar polarización política por la vía de las acusaciones”, señaló en La Tercera.

El cuadro completo del despliegue se cierra con la columna de Eugenio Tironi –ex-Mapu– publicada en su tribuna habitual de El Mercurio el martes 10 de diciembre, donde aseguró que “el Presidente Piñera asumió esos errores y enmendó el rumbo, privilegiando el bien del país sobre el amor propio».

La acusación a Chadwick tuvo dos casos emblemáticos de la lógica de la cofradía del orden. Las dudas que hubo hasta último minuto con lo que haría el senador Insulza, dada su profunda e histórica amistad con María Teresa Chadwick, la hermana del exministro del interior, y con su esposo, Viera-Gallo. De hecho, el parlamentario socialista fue un flanco que La Moneda tuvo en la mira para tratar de revertir la sentencia del Senado contra el primo del Presidente.

El otro fue el senador PS Juan Pablo Letelier, con quien Chadwick compartió distrito y circunscripción desde los años noventa, ambos caciques de la Sexta Región. Si bien Letelier lo vociferó menos, de igual manera su nombre estuvo en la lista de Palacio sobre los posibles votos a “pirquinear”, lo que finalmente no les resultó. Más allá de sus votaciones, ambas favorables a la acusación, el solo hecho de haber puesto la incertidumbre al nivel que la instalaron, dejó demostrado el poder vigente que aún tiene esta elite.

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