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Adiós «mago»….. hola Matías Opinión

Adiós «mago»….. hola Matías

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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El gran objetivo se llama Matías Fernández, quien a mediados del año pudo llegar a Macul. No se dio en ese momento, pero ahora será uno de los estandartes del proyecto de Mario Salas para el 2020. Pero cuidado y atención. Ya no es aquel muchacho que el 2006 eclipsó a Sudamérica con sus gambetas y talento, con su silencio y timidez, que se coronó como el mejor del continente en una campaña realmente notable del 14 blanco. Hoy es otro, su físico lo sabe y su carrera es testigo que le ha costado mucho mostrar un alto porcentaje de lo que fue.


El mercado de fin de año en el fútbol chileno ha sido un tanto extraño y marcado por la partida de insignes jugadores. Así como Johnny Herrera dejó la Universidad de Chile, los albos anunciaron que no renovarán a Jorge Valdivia, quien retornó al conjunto blanco el 2017, obteniendo un título nacional y dos Supercopa.

Claro, el rendimiento del «Mago» estuvo completamente al debe esta última temporada, jugó tan solo siete partidos de titular, pasó más suspendido y lesionado que entregando esa calidad única que posee cuando logra estar bien físicamente. A eso hay que agregar su alto costo, factores que hicieron que Blanco y Negro optara por dejar la número 10 sin Valdívia.

Y claro, el gran objetivo se llama Matías Fernández, quien a mediados del año pudo llegar a Macul. No se dio en ese momento, pero ahora será uno de los estandartes del proyecto de Mario Salas para el 2020. Pero cuidado y atención. Ya no es aquel muchacho que el 2006 eclipsó a Sudamérica con sus gambetas y talento, con su silencio y timidez, que se coronó como el mejor del continente en una campaña realmente notable del 14 blanco. Hoy Matías es otro, su físico lo sabe y su carrera es testigo que le ha costado mucho mostrar un alto porcentaje de lo que fue.

[cita tipo=»destaque»]Matías es de esos jugadores “regalones”. Necesitan una figura paternal que constantemente lo esté alentando y reafirmando. En el proceso a Sudáfrica 2010, Bielsa cumplió ese rol. Era un jugador determinante en la idea del rosarino, por encima del talento de Valdivia. Un ejemplo, la noche del 10 de septiembre de 2009, cuando Chile derrotó 4-0 a Colombia en el Nacional. Hay un momento notable de Marcelo Bielsa cuando al ver que Fernández estaba siendo atendido al borde de la cancha deslizó -con tono fastidioso- este comentario: “siempre le pasa algo a Matías”. Pero asimismo el “Loco” se desató con el cuarto gol de «La Roja» -obra del «Mati»- y como nunca enarboló el puño al cielo y festejó desmedidamente, algo inusual en el actual técnico del Leeds.[/cita]

El mundo para Matías Fernández es demasiado especial. Lo ha comentado de sobra Claudio Borghi, quien fuera su técnico en ese Colo Colo que llegó hasta la final de la Sudamericana. Según el «Bichi», el «Mati “es el jugador perfecto. No alega, entrena como nadie, tiene condiciones especiales y además es inteligente”. Otro que lo conoce de sobra es el preparador físico Hernán Torres. “Matías necesita sentirse cobijado y protegido, de esa forma logra plasmar todo su potencial en cancha”, contó.

Ese Matías regresará distinto al Monumental. Desde su partida y durante su recorrido por el Villarreal, Sporting Lisboa, Fiorentina, Milán, Necaxa y Junior, el talentoso volante no ha logrado consolidar todas las cualidades futbolísticas, sus gambetas, freno, atrevimiento para encarar y su remate de distancia.

El frío fútbol europeo, donde no hay tiempo ni espacios para asados o convivencias, donde cada jugador entrena, se mata y se va a su casa, le tocaron la confianza a fondo al jugador. No había palmadas en la espalda, ni palabras de aliento. El que logra superar eso, además de sus virtudes, triunfa. Por eso a los jugadores de esta parte del mundo, casi siempre se les sugiere hacer pasos intermedios antes de saltar al viejo continente, para que vayan formando y fogueando el temple y carácter para jugar en Europa.

Matías es de esos jugadores “regalones”. Necesitan una figura paternal que constantemente lo esté alentando y reafirmando. En el proceso a Sudáfrica 2010, Bielsa cumplió ese rol. Era un jugador determinante en la idea del rosarino, por encima del talento de Valdivia. Un ejemplo, la noche del 10 de septiembre de 2009, cuando Chile derrotó 4-0 a Colombia en el Nacional. Hay un momento notable de Marcelo Bielsa cuando al ver que Fernández estaba siendo atendido al borde de la cancha deslizó -con tono fastidioso- este comentario: “siempre le pasa algo a Matías”. Pero asimismo el “Loco” se desató con el cuarto gol de «La Roja» -obra del «Mati»- y como nunca enarboló el puño al cielo y festejó desmedidamente, algo inusual en el actual técnico del Leeds.

Son episodios que van marcando el camino de Fernández. Jugador moderno para muchos entrenadores, pero de personalidad cuestionable.

¿Alguna vez se ha visto molesto o enojado a Matías en una cancha? Algunos dirán que su único objetivo es jugar y que cuando está con las luces encendidas deja con la boca abierta a cualquiera. Recuerdo el 2006, una noche fría de mayo, Colo Colo recibía a O’Higgins en el Monumental. Matías recibe a 20 metros de la mitad de cancha un pase de Luis Mena. Está de espalda, recibe y gira. Comienza su carrera desenfrenada hacia el arco del «Beto» González, se saca a dos marcadores y se perfila para meter un enganche y quedar en posición de remate. El estadio presiente que están a punto de ser testigos de un gol inolvidable. Matías saca del sombreo un truco que solo algunos manejan y define con sutileza, ante la desesperada reacción del meta visitante.

Un golazo casi maradoniano. Si lo hace en Argentina, España o Inglaterra, pelea el famoso premio Puskas al mejor gol del año que entrega la FIFA. Una verdadera poesía de gol. Pregúntele a cualquier colocolino qué gol de Matías recuerda y seguramente le mencionará este y uno de tiro libre a la U.

Pero ese Matías es pasado. Deberá jugar con el fantasma del recuerdo, con la sombra de la partida del «mago» Valdivia y con la ansiedad de los fanáticos albos que ven en el regreso del volante, a un niño mimado y querido, pero que por nivel está lejos de ser aquel del 2006.

Tal vez para el medio nacional le alcance, pero se le exigirá ser el conductor de los blancos en el ámbito internacional, el que tome la batuta y vuelva a colocar en un sitial más honorable al cacique en la arena sudamericana. Adiós «mago»…. hola Matías.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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