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Pamela impertinente Opinión

Pamela impertinente

Carlos Correa B.
Por : Carlos Correa B. Ingeniero civil, analista político y ex Secom.
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La derecha ve con interés el potencial que tiene la “Abuela” para destrozar a la izquierda, como hizo con el Frente Amplio y por cómo ha logrado invisibilizar a Jadue. Parece la fórmula perfecta para asegurar una segunda vuelta. Esta estrategia recuerda a la que tuvo Estados Unidos con Osama Bin Laden y sus chicos de Al Qaeda, a quienes en sus inicios apoyaron para que lograran desestabilizar a la Unión Soviética en el conflicto de Afganistán. El resto es historia conocida.


La irrupción de Pamela Jiles generó nerviosismo en izquierda y derecha. Tras la encuesta Cadem que la mostró en primer lugar en una lista cerrada, se desataron brigadas digitales ligadas a candidaturas de izquierda a mosquear a la periodista. Se produjo una extraña solidaridad con el diputado conservador Diego Schalper, a quien consideraron todos víctima de los insultos de Pamela al llamarlo, con su voz melosa, “candado chino”.

Los tuiteros moralistas de izquierda le dedicaron todo tipo de diatribas, asunto que por cierto la favorece más aún a ella. Daniel Matamala, en su tradicional columna dominical, llamó giles a los parlamentarios de oposición que suelen ser la corte de Pamela y que han permitido su expansión de popularidad. El Mercurio y La Segunda le dedicaron páginas exclusivas al “abuelo” –como lo denomina Pamela– a su esposo y aliado, el también periodista, Pablo Maltés.

[cita tipo=»destaque»]El segundo error es el de la izquierda, centrada en la búsqueda de su propia identidad, como muestra la infinidad de listas a la Convención Constitucional. Pese a una serie de buenas ideas que han circulado, en el Congreso la oposición no ha sido lo suficientemente fuerte para plantear contrapuntos interesantes a la excesiva prudencia fiscal del Ejecutivo, y han optado por la solución fácil de hacerle caso a Pamela Jiles.[/cita]

Cada una de esas estrategias genera más irritación en la izquierda tradicional y una especie de temor reverente en el oficialismo. Si Pamela es la vocera de los “sinmonea” y la contradictora de la élite, qué más oportuno para sus intenciones que activistas de redes sociales, que fueron funcionarios públicos bien pagados, la ataquen.

Jiles es solo una amenaza en ciernes. Es cierto que su popularidad ha bailado al ritmo de los retiros de AFP, pero su falta de proyecto político y plataforma la hace todavía burbujeante. La elección de gobernadores es su verdadera prueba. Si Pablo Maltés obtiene un resultado superior al de Karina Oliva –que va como candidata del Frente Amplio y del PC– y logra quitarle el sueño de la victoria fácil a Claudio Orrego, Pamela Jiles podrá pasearse como Naruto frente a las coaliciones opositoras.

Más aún, si logra ganarle a Orrego ahí sí valen los temores de las brigadas digitales de izquierda. Es un escenario posible, pues ambas candidaturas han cometido deslices comunicacionales: Oliva centró su estrategia en el nicho frenteamplista y Orrego parece estar cómodo en su amplio conocimiento y dejó de tener propuestas atractivas para los electores.

Jiles representa más que nadie dos errores fundamentales en la política chilena. El primero, el del Gobierno de no apostar a una ayuda amplia a las personas, dada la profundidad de la pandemia. Los bonos han sido con letra chica, hasta tal punto que muchos que lo obtuvieron debieron devolver los montos. Tampoco hay incentivo alguno para quienes deben quedarse en su casa y, por tanto, castigarlos porque salen a trabajar es un despropósito. Además de ello, el Gobierno ha insistido en una fórmula para la reforma de pensiones que no tiene acuerdo en el Congreso. En ese escenario, hacer un primer retiro de fondos de las desprestigiadas AFP es una jugada lógica. Sin duda que han venido dos más y, como hizo ver Julio Cesar Rodríguez en un matinal, Pamela tiene ya patentados los que vienen.

El segundo error es el de la izquierda, centrada en la búsqueda de su propia identidad, como muestra la infinidad de listas a la Convención Constitucional. Pese a una serie de buenas ideas que han circulado, en el Congreso la oposición no ha sido lo suficientemente fuerte para plantear contrapuntos interesantes a la excesiva prudencia fiscal del Ejecutivo, y han optado por la solución fácil de hacerle caso a Pamela Jiles.

La derecha ve con interés el potencial que tiene la “Abuela” para destrozar a la izquierda, como hizo con el Frente Amplio y por cómo ha logrado invisibilizar a Jadue. Parece la fórmula perfecta para asegurar una segunda vuelta. Esta estrategia recuerda a la que tuvo Estados Unidos con Osama Bin Laden y sus chicos de Al Qaeda, a quienes en sus inicios apoyaron para que lograran desestabilizar a la Unión Soviética en el conflicto de Afganistán. El resto es historia conocida.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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