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Royalty minero, un asunto de dignidad y soberanía Opinión

Royalty minero, un asunto de dignidad y soberanía

Daniel Núñez
Por : Daniel Núñez Diputado electo del PC distrito 8 (Coquimbo, Ovalle y Rio Hurtado)
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La demanda futura por cobre seguirá creciendo en los próximos años, aparejada con la detección de nuevos yacimientos y proyectos de inversión debido a la demanda de energías renovables no convencionales y los compromisos adquiridos por potencias económicas para enfrentar el cambio climático. Además del impulso de la electromovilidad, que necesitará intensivamente el uso del cobre en componentes para sistemas de energías que ayude a enfrentar el cambio climático. Se prevé que la demanda por cobre crecerá entre un 2 y 4% anual al menos por los próximos 10 años. La inversión en proyectos mineros al año 2030 está estimada en más de 70.000 millones de dólares. La instauración de un Royalty significativo y progresivo es ineludible. Hipotecamos nuestro futuro si continuamos regalando la renta de nuestro principal recurso natural. El cobre debe volver a ser el sueldo de Chile para resolver profundas necesidades del pueblo. Es un tema de dignidad y de soberanía.


La Gran Minería Privada (GMP) del cobre ha obtenido espectaculares ganancias desde la privatización de la minería que emprendió la dictadura en el año 1974. 

Economistas como Ramón López, Gino Sturla y Orlando Caputo estiman que una cifra cercana a los US$ 376.000 Millones han sido “regalados entre 2005-2014” a las GMP. Descontando a otras empresas mineras y a CODELCO, llegan a la conclusión de que las 10 mineras privadas más grandes obtienen US$ 20.000 millones de ‘Renta Regalada’ promedio anual en dicho período. La renta regalada, como su nombre lo indica, es la renta que el Fisco de Chile deja año a año de percibir por no contar con los mecanismos impositivos y compensatorios, o de falta de propiedad minera que le permitan allegar más recursos provenientes de la minería del cobre.

Si bien Chile mantiene hoy un esquema de tributación específica en la minería del cobre, el cual grava la renta imponible operacional con un impuesto que nominalmente va desde un 0,5% hasta un 14%, la efectividad de este impuesto es mínima si se consideran las cifras netas de recaudación. Esto se debe a que las grandes empresas tienen muchas formas de eludir o pagar menos impuestos. 

En efecto, el año 2017 ingresaron por concepto de este impuesto 125 millones de dólares y en su año más fructífero el impuesto no llegó a los 800 millones de dólares. Este modelo entró en vigencia el año 2006 y dejó como nefasta herencia la invariabilidad tributaria a las empresas mineras (DL 600), la que en su gran mayoría termina el 2023.

El royalty debe considerarse como una regalía, es decir el derecho del Estado a percibir una renta por la explotación de minerales escasos y no renovables, de su propiedad. El cobre es un patrimonio mineral que al ser explotado va acabándose. 

La experiencia comparada señala que países que explotan sus riquezas minerales establecen royalties a las ventas directas de las empresas mineras de modo de generar una compensación efectiva por la explotación de recursos escasos y que no se renuevan. Las comparaciones de royalty entre cada país no pueden hacerse directamente sin comprender la realidad productiva de Chile, como primer productor mundial de cobre. Ello le otorga la posibilidad de recuperar renta minera con mucho más peso económico, dados los volúmenes de producción de cobre sin parangón en el mundo.

Es por todo lo anterior que nos pareció ineludible agregar en la discusión del proyecto de ley que establece un royalty de 3%, una discusión de fondo. En un mercado como el del cobre, que tiene una fluctuación constante del precio, es necesario diferenciar tramos de precio, en que la regalía o compensación (royalty) que el Estado debe cobrar a estos explotadores de cobre vaya ajustándose de manera progresiva. En simple esto significa que a mayor precio, la contribución que la gran minería privada hace al país debe ser mayor.

Nuestra indicación establece tasas marginales de impuesto. Las tasas marginales se aplican sobre cada tramo y van variando a medida que el precio se va moviendo. La tasa total del precio, es decir la tasa efectiva a cierto nivel de precio va a estar conformada por la suma de las tasas marginales para cada tramo. Así por ejemplo, si tenemos cobre vendido en un precio de 2,4 dólares, entonces se pagará un royalty con la siguiente estructura por cada libra de cobre:

Dos dólares pagará 3% de tasa marginal, es decir 6 centavos de dólar;  y 40 centavos pagará 15% de tasa marginal, es decir 6 centavos de dólar. La recaudación total por la libra en ese precio sería 12 centavos de dólar. Y la tasa efectiva de royalty sería un 5%.

En la indicación que aprobamos, se señala que hasta 2 dólares de precio de cobre, por libra; la tasa efectiva será un 3%.

Por sobre 2 dólares y hasta 2,5 dólares, por libra; la tasa efectiva se moverá por sobre el 3% y 5,4%.

Por sobre 2,5 dólares y hasta 3,0 dólares, por libra; la tasa efectiva se moverá por sobre el 5,4% y 10,3%.

Por sobre 3,0 dólares y hasta 3,5 dólares, por libra; la tasa efectiva se moverá por sobre 10,3% y 16%.

Por sobre 3,5 dólares y hasta 4,0 dólares, por libra; la tasa efectiva se moverá por sobre 16% y 21,5%.

Por sobre 4 dólares; la tasa efectiva se moverá por sobre el 22%.

Si consideramos estimaciones del precio por sobre los 5 dólares estamos hablando de más del 32% de tasa efectiva. Y si el precio supera los 6 dólares el porcentaje se empina a más del 39,9% de tasa efectiva.

Mayor valor agregado

La indicación también define un segundo eje de discusión de gran importancia y que tiene que ver con la generación de un incentivo a los procesos de generación de valor agregado y de producción industrial en el cobre, asociados a los procesos de fundición y refinamiento de mineral. Nada de esto ocurre hoy en nuestro país, ya que la mayoría de las empresas mineras exportan concentrado de cobre. Así, distinguimos tres etapas de producción de cobre refinado (cobre blister, ánodos de cobre y cátodos de cobre) con tres niveles de rebaja al royalty. Es clave para el desarrollo de una industria de valor agregado en el cobre generar estos incentivos. Chile no puede seguir exportando barros ó concentrado de cobre.

La demanda futura por cobre seguirá creciendo en los próximos años, aparejada con la detección de nuevos yacimientos y proyectos de inversión debido a la demanda de energías renovables no convencionales y los compromisos adquiridos por potencias económicas para enfrentar el cambio climático. Además del impulso de la electromovilidad, que necesitará intensivamente el uso del cobre en componentes para sistemas de energías que ayude a enfrentar el cambio climático. Se prevé que la demanda por cobre crecerá entre un 2 y 4% anual al menos por los próximos 10 años. La inversión en proyectos mineros al año 2030 está estimada en más de 70.000 millones de dólares.

La instauración de un Royalty significativo y progresivo como el que proponemos es ineludible. Hipotecamos nuestro futuro si continuamos regalando la renta de nuestro principal recurso natural. El cobre debe volver a ser el sueldo de Chile para resolver profundas necesidades del pueblo. Es un tema de dignidad y de soberanía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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