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Un nuevo ciclo para las naciones originarias, con autonomía e igualdad intercultural Opinión Crédito: Aton

Un nuevo ciclo para las naciones originarias, con autonomía e igualdad intercultural

Gabriel Boric y Salvador Millaleo
Por : Gabriel Boric y Salvador Millaleo Diputado y candidato presidencial del Frente Amplio | Abogado, académico U. Chile
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Este nuevo ciclo será especial: el 4 de julio se comienza a reunir la Convención Constitucional y dentro de ella estarán los representantes de las naciones originarias. Por primera vez en nuestra historia las naciones preexistentes en el país participarán en la construcción del poder estatal, las mismas que han sufrido la negación, el despojo, la marginación y el racismo de las élites desde que se construyó el Estado chileno. El ciclo de la exclusión, de la criminalización e incluso ahora la militarización para resolver los conflictos originados en injusticias históricas y recientes, puede abrir paso a un nuevo ciclo de inclusión, descolonización, diálogo y reconocimiento de la autodeterminación originaria.


Esta semana ocurre un evento cósmico: el solsticio marca el cambio de posición de nuestro planeta, la Tierra, que desde ahora comienza a aproximarse de nuevo al sol. Por eso, el solsticio de invierno es un hito para las naciones originarias, pues significa el renacimiento de la naturaleza, en todas sus diversas formas, la renovación de las energías de la vida.

Este es el We Tripantu (Mapuche), Inti Raymi (Quechua) o Willkakuti Machaq Mara (Aymara): el inicio del nuevo ciclo de las naciones originarias.

Este nuevo ciclo será especial: el 4 de julio se comienza a reunir la Convención Constitucional y dentro de ella estarán los representantes de las naciones originarias. Por primera vez en nuestra historia las naciones preexistentes en el país participarán en la construcción del poder estatal, las mismas que han sufrido la negación, el despojo, la marginación y el racismo de las élites desde que se construyó el Estado chileno.

La colonialidad persistente de las políticas del Estado chileno había llevado al olvido a estas naciones y a que desaparecieran de las prioridades del gobierno. Ahora están de vuelta y, por sus propias fuerzas, volverán a ser protagonistas de la vida política común.

[cita tipo=»destaque»]Los cambios constitucionales en dirección a la plurinacionalidad que impulsarán los representantes indígenas y que las fuerzas progresistas respaldarán, serán el comienzo de este nuevo ciclo político y deberán consolidarse con un gobierno progresista, que las implemente y las traduzca en políticas públicas para restaurar a las naciones originarias como sujetos colectivos, en una convivencia con una interculturalidad igualitaria. [/cita]

El ciclo de la exclusión, de la criminalización e incluso ahora la militarización para resolver los conflictos originados en injusticias históricas y recientes, puede abrir paso a un nuevo ciclo de inclusión, descolonización, diálogo y reconocimiento de la autodeterminación originaria.

Los cambios constitucionales en dirección a la plurinacionalidad que impulsarán los representantes indígenas y que las fuerzas progresistas respaldarán, serán el comienzo de este nuevo ciclo político y deberán consolidarse con un gobierno progresista, que las implemente y las traduzca en políticas públicas para restaurar a las naciones originarias como sujetos colectivos, en una convivencia con una interculturalidad igualitaria.

Ello requerirá que impulsemos una nueva política de tierras, que asegure un proceso conjunto con los pueblos originarios para garantizar la recuperación de sus tierras perdidas. Esto, dentro de un nuevo marco de desarrollo, que no imponga las decisiones desde Santiago, sino que sean los territorios –especialmente los ancestrales– los que decidan, asegurando el respeto por la madre naturaleza y sus equilibrios.

Con políticas de fomento a la asociatividad territorial, apoyo a la soberanía alimentaria y a la construcción de un poder económico indígena, hay que buscar superar las políticas de microdesarrollo neoliberal que el Estado se ha acostumbrado a ofrecer al mundo indígena.

Paralelamente, en la legislación y las políticas públicas hay que posibilitar las instancias de autonomía y representación que las naciones originarias llevarán adelante en el proceso constituyente. También deberá concretarse el reconocimiento de las lenguas y la protección de los patrimonios culturales indígenas. Una nueva institucionalidad solo tendrá sentido si está al servicio de las autonomías originarias, en sus dimensiones políticas, económicas y culturales.

Una nueva ley indígena, que se ajuste a la garantía de la plurinacionalidad, la autodeterminación y sus consecuencias, deberá consultarse y construirse en conjunto con las naciones originarias.

Pero nada de eso ocurrirá si no se construye una nueva confianza, alejada de las estigmatizaciones con que se ha criminalizado y excluido a las naciones originarias. Necesitamos y queremos conversar entre todas y todos para solucionar los conflictos con la palabra. Que, a partir de allí, se produzcan acuerdos constructivos que mejoren nuestra democracia y garanticen nuestros derechos humanos. Para ello debemos recordar el sistema de parlamentos con que el Pueblo Mapuche pudo concertar tantos acuerdos con la Corona y la temprana República en el pasado.

Un nuevo ciclo para las naciones originarias que les devuelve al protagonismo que les fue arrebatado, no solo es una buena noticia para ellas, será también una renovación de las energías de este país, del conjunto de sus pueblos, como una promesa de una nueva convivencia.

La vida en común puede avanzar ahora de manera decisiva hacia un ciclo donde aprendamos unos de otros para enfrentar las crisis que tenemos delante y nos respetemos recíprocamente, donde el Estado no sirva solo a ciertos intereses, sino que esté al servicio de cada uno de los pueblos de nuestro hermoso país plurinacional. Feliz nuevo ciclo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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