La académica de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile opina que la tensión que se ha generado a días de que se lleve a cabo la ceremonia de instalación de la Convención Constitucional, es propia del proceso, inherente y consustancial a ella. Para la panelista de La Semana Política, la tensión que se respira en el aire entre los poderes constituidos y este órgano que aún no tiene reglas claras, lejos de ser perjudicial es algo positivo, porque demuestra que en el país se está viviendo «un auténtico proceso constituyente y que algo está cambiando», ya que, de lo contrario, «estarían viendo -señala- una convención pauteada, cooptada». En cuanto a la controversia generada por la Segpres y los constituyentes de Pueblos Originarios, Marianne González sostiene que es el resultado de un gobierno que nunca quiso este proceso y que se siente atrapado, precisamente por la debilidad política en la que se encuentra.
