Macrozona Sur: ¡todo mal!

Recientemente, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó una querella que apunta contra el actuar de los Infantes de Marina el 3 de noviembre en Cañete, bajo el estado de emergencia vigente en esa zona del país, en un hecho en donde hubo una muy lamentable pérdida de vida humana y heridos, generando los reclamos de las víctimas de la violencia de grupos armados terroristas-insurgentes, ya que no ven, a quien se debe preocupar por los derechos humanos, preocupado por ellos. Casi en paralelo se supo de la renuncia de uno de los coordinadores que el Ministerio del Interior tenía en el equipo de Pablo Urquízar, bajo la causal de que el Ministerio Público y el sistema judicial no se la juegan por investigar lo que ocurre en la región, habiendo muchas causas archivadas sin investigar, lo que hace difícil el trabajo de quienes quieren reducir la criminalidad y el accionar de grupos armados que operan fuera de la ley. Esto último es algo no menor, ya que la investigación de los ilícitos que ocurren en Chile es responsabilidad de la dupla sistema judicial – Ministerio Público, y no lo es del Ejecutivo mientras no se esté en un estado de excepción que los deje fuera de juego, como es el estado de sitio.

Lo recién mencionado se suma a que el accionar del Ejecutivo, que tiene a cargo la seguridad pública y las policías, carece de resultados efectivos y de una estrategia política que busque resolver los problemas que dan origen a las situaciones que tienen a buena parte de la población de esa zona de Chile asustada, preocupada y que siente que no se preocupan de ella, o bien que se siente abandonada por el Estado sin tener claro para dónde van las cosas.

Puede haber múltiples razones, pero al final del día tenemos un Ejecutivo que no está siendo efectivo en la prevención, al punto de tener que emplear las Fuerzas Armadas, que no están diseñadas para estos fines y no cuentan con un régimen jurídico que las apoye, como bien lo demuestran los hechos de Cañete, un sistema jurídico que no está siendo capaz de manejar la complejidad de esa zona y lo que en ella ocurre, y una organización que tiene como deber los derechos humanos de las personas preocupada de un solo lado de la moneda y no de la gran masa que sufre los efectos de las quemas, asesinatos, robos y del crimen de violencia que se vive en esa parte de Chile.

No vamos a lograr resolver los problemas de la Macrozona Sur hasta que los distintos actores estatales –que incluyen al INDH– actúen en forma conjunta y coordinada para bajar el nivel de violencia y buscar soluciones de fondo a las situaciones que la generan. El estado de emergencia y el empleo de las Fuerzas Armadas solo ayuda a bajar la temperatura, pero no resuelve los problemas que dan origen a la violencia que tiene a unos y otros desesperados, y solo felices a quienes la crean y hacen que La Araucanía esté en llamas y a punto de transformarse en un infierno, si es que ya no lo es.

La Macrozona Sur va a ser un tema para el Gobierno que sea, independientemente de su color político, pero después de varios gobiernos que solo han dado mejorales, incluyendo a este y su empleo del estado de emergencia, es hora de que alguien se coloque duro y actúe con autoridad, lo que no significa pasar a llevar al pueblo mapuche o el empleo masivo de fuerzas militares, pero que sí significa actuar con resolución, autoridad y energía, del mismo modo que lo hace un buen inspector de colegio o papás que saben manejar a sus niños.