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Los cuatro Caballos de Troya que le deja Piñera a Boric Opinión

Los cuatro Caballos de Troya que le deja Piñera a Boric

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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Es importante que la ciudadanía, la opinión pública, tenga conciencia de que estos Caballos de Troya que le traspasará el Gobierno de Piñera al Presidente electo, Gabriel Boric, van a significar problemas de inmediato para la nueva administración.


La verdad es que no es muy estético que el Presidente Piñera, y gran parte de su gabinete, estén de vacaciones −incluyendo al canciller, quien desde diciembre está fuera de circulación, pese a la crisis migratoria− a poco más de un mes de entregar el poder. ¿No sería razonable, ético y hasta políticamente correcto que hubieran esperado hasta marzo? Claro que este verano, el último que tendremos a Sebastián Piñera como Mandatario, dista mucho de aquellos años en que la casa de los Piñera Morel en el lago se transformaban en el centro de la noticia de esos aburridos meses de febrero en que la política cerraba las puertas. Piñera en misa, jugando fútbol, andando a caballo, haciendo asados, subiendo a su helicóptero, todo cubierto ampliamente por los noticieros de TV. Hoy, la agenda política está full intensidad entre los nombramientos de Boric, la Convención, la crisis de Iquique y Arica, La Araucanía, y la cuarta ola del COVID. Y, claro, los Piñera ahora intentan pasar lo más inadvertidos posible.

Las últimas semanas, ha quedado la impresión de que el Gobierno tiró la toalla. Pareciera que el único objetivo hubiera estado centrado en convertir a la Pensión Garantizada Universal (PGU) en ley para poder registrar el hito dentro del llamado “legado”, esa obsesión que no deja dormir al Presidente saliente. Pero ha existido un escaso interés por abordar algunos temas complejos que acompañaron a esta administración en estos cuatro años y que no fueron nunca resueltos. Es como que se hubiera buscado traspasar las “papas calientes” directamente al futuro Gobierno, de manera que los problemas para Boric empiecen temprano.

Partamos por el norte. La crisis que viven las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá son el reflejo de la incapacidad gubernamental para frenar y administrar el flujo imparable de migrantes ilegales. Ya lo analizamos la semana pasada. Aquí no cabe una duda del origen de esta situación. Frases más o frases menos, fue el propio Piñera quien hizo una invitación extendida para acoger a los venezolanos en nuestro país. Sin embargo, la falta de control y el caos hoy es total en ambas regiones. La Moneda fracasó completa y rotundamente en este tema y de muy poco sirvió la visita de Delgado a la zona y las medidas de parche que anunció. Boric heredará un problema mayúsculo, respecto del cual la gente del norte –con justa razón− espera respuestas inmediatas, las que solo podrán llegar luego de varios meses. Primer Caballo de Troya.

Si en la campaña de 2009 Piñera amenazaba a los delincuentes con que la “puerta giratoria” se acabaría, al final de su segundo período terminamos con una delincuencia descontrolada, portonazos en aumento y con problemas nuevos, como el narcotráfico, que ha copado amplios sectores urbanos del país. Los «tiempos mejores» quedaron enterrados en algún lado. Por más que La Moneda trate de convencer a la ciudadanía de que las cifras de delincuencia han mejorado, la percepción, la sensación térmica, es que ha ido en sentido inverso. Solo basta recordar que hace algunas semanas el Gobierno informó que se registraron en 2021 menos homicidios, lo que fue rebatido por la Fiscalía Nacional. Segundo Caballo de Troya.

[cita tipo=»destaque»]De seguro, no van a faltar los medios de comunicación, y políticos de la futura oposición, que agudizarán el diagnóstico y exigirán soluciones mágicas e instantáneas para La Araucanía, delincuencia, migración venezolana y la nueva ola de COVID-19.[/cita]

Uno de los ejes de campaña de Piñera en 2017 estuvo centrado en La Araucanía. El entonces candidato prometió que disminuiría la violencia en la Macrozona Sur, que aplicaría mano dura y todo el rigor de la ley. De paso, fue brutal al criticar la performance del Gobierno de Bachelet. Al final, terminó anunciando tres planes –con escasos resultados− que no solo no resolvieron el problema, sino que la violencia aumentó. Luego de cuatro años con graves incidentes, con quemas de camiones y maquinaria y la muerte de personas, recién al terminar el mandato tuvo que recurrir al Estado de Excepción. Otro parche, al igual que los gobiernos que lo precedieron. Tercer Caballo de Troya.

Y si hay un área en que Piñera podía mostrar logros −principalmente por el proceso de vacunación−, el explosivo y descontrolado aumento de casos nos hizo recordar a los chilenos que la pesadilla aún no termina. Luego de escuchar a las autoridades autofelicitarse por el “éxito chileno” y el “liderazgo mundial”, hace menos de dos meses, hoy estamos alcanzando récords diarios, no solo de casos, sino con un aumento sostenido de pacientes en unidades intermedias y también de fallecidos. Justo cuando empezaban a aumentar las cifras, la ministra (s) −Paris también desapareció un buen rato, algo muy simbólico− anunció que la trazabilidad era ahora responsabilidad de las personas y que pasábamos a depender de la buena voluntad de los contagiados y sus contactos estrechos para informarle al resto que podían estar en riesgo. ¿Se imagina a un comerciante, chofer o mozo que vive de un sueldo “arriesgando” su trabajo por avisar voluntariamente? Además, el Plan Paso a Paso quedó totalmente obsoleto, sin nadie que fiscalice nada y los ciudadanos no entienden la diferencia entre estar en fase 2, 3 o 4. Qué manera de tirar por la borda todo lo ganado, en el último tramo. Cuarto Caballo de Troya.

Es importante que la ciudadanía, la opinión pública, tenga conciencia de que estos Caballos de Troya que le traspasará el Gobierno de Piñera al Presidente electo, Gabriel Boric, van a significar problemas de inmediato para la nueva administración. Y, de seguro, no van a faltar los medios de comunicación, y políticos de la futura oposición, que agudizarán el diagnóstico y exigirán soluciones mágicas e instantáneas para La Araucanía, delincuencia, migración venezolana y la nueva ola de COVID-19. Esas respuestas que este Gobierno no pudo dar en cuatro años, salvo en el caso de las vacunas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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