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Fabienne Doucet: “¿Cómo es posible que, a pesar de la desautorización universal del racismo, todavía persista?” MUNDO

Fabienne Doucet: “¿Cómo es posible que, a pesar de la desautorización universal del racismo, todavía persista?”

Luis Felipe de la Vega
Por : Luis Felipe de la Vega Investigador educativo.
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Directora del Centro Metropolitano de Investigación sobre Equidad y Transformación de las Escuelas, de la Universidad de Nueva York, y miembro del Instituto para el Desarrollo Humano y el Cambio Social y el Centro de Estudios de América Latina y el Caribe, entre otras organizaciones, la docente nacida en España, criada en Haití y emigrante a EE.UU. a los 10 años, habla en esta entrevista sobre racismo y educación, poniendo especial énfasis en la Teoría Crítica de la Raza. Dicha teoría ha sido objeto de creciente interés para analizar estos procesos, pero al mismo tiempo ha despertado una enorme resistencia de parte de algunos grupos de la sociedad.


Estados Unidos es un país que es conocido en el mundo por diferentes experiencias e historias relacionadas con el racismo. Por lo mismo, es un lugar en que se ha podido profundizar mucho en su análisis y por, ende, obtener valiosos aprendizajes.

Tuvimos oportunidad de conversar con Fabienne Doucet, directora del Centro Metropolitano de Investigación sobre Equidad y Transformación de las Escuelas, de la Universidad de Nueva York. Hablamos sobre racismo y educación, poniendo especial énfasis en la Teoría Crítica de la Raza, que ha sido objeto de creciente interés para analizar estos procesos, pero al mismo tiempo ha despertado una enorme resistencia de parte de algunos grupos de la sociedad.

-¿Las características y mecanismos del racismo son diferentes, teniendo en cuenta si las personas son nativas o inmigrantes? ¿Cómo se ha dado en los Estados Unidos?
-En la raíz del racismo está la supremacía blanca, la que se arraigó desde el establecimiento de la trata transatlántica de esclavos en las Américas. Así que el racismo contra los pueblos indígenas y el antiindigenismo, así como el racismo y el racismo antinegro tienen elementos de una misma historia, que está arraigada en esa colonización inicial del Nuevo Mundo. Sin embargo, ambos fenómenos se han manifestado de diferentes maneras y en diferentes escenarios. En los Estados Unidos se ha mantenido muy centrado en lo negro versus lo blanco, dibujando distinciones marcadas entre lo blanco y lo negro como extremos opuestos de un espectro. Tanto es así que se ha hablado de la “regla de una gota”, que indica que, si una persona tiene una gota de sangre negra, con ello ya son negras. Esta es una construcción que por supuesto no es real, no está enraizada en la biología, pero que da cuenta de la fantasía de supremacía blanca y de la pureza de la blancura.

En relación con los inmigrantes, veo algunas superposiciones con lo que acabo de mencionar, pero también identifico algunas diferencias. En los Estados Unidos la historia del sentimiento antiinmigrante es también muy antigua, desde que los sirvientes contratados de otros países europeos fueron traídos a este nuevo mundo, naciendo desde allí el sentimiento antiinmigrante, el que también todavía continúa hasta el día de hoy. Es interesante que en los Estados Unidos existan dos narrativas en competencia en torno a la inmigración. Por un lado, a EE.UU. le gusta llamarse una nación de inmigrantes, lo que en sí mismo es realmente problemático, por supuesto, debido a la eliminación de los pueblos indígenas cuando se dice eso. Pero también hay una historia muy larga, constante y fuerte de xenofobia y sentimiento antiinmigrante. Estas dos narrativas en competencia son realmente fuertes en los Estados Unidos cuando se trata de inmigrantes. Y luego, cuando se trata de inmigrantes negros o inmigrantes que están racializados, entonces simplemente se agrega como otra capa a la jerarquía racial.

-¿Podría compartir brevemente con nosotros qué es la Teoría Crítica de la Raza y cuál es su contribución para comprender y tratar mejor este fenómeno?
-La Teoría Crítica de la Raza (TCR) tiene una historia muy interesante. Surgió de los estudios jurídicos críticos, cuyos integrantes se reunían regularmente en su encuentro anual, siendo muchos de ellos personas racializadas. Su trabajo se centraba en lo que querían cambiar de las leyes, debido a que, desde su análisis, estas estaban dañadas al haber sido elaboradas y generar efectos problemáticos relacionados con poder. Muchos de los críticos, particularmente quienes fundaron el movimiento, querían usar la ley como una herramienta para luchar contra las políticas y prácticas discriminatorias. Sin embargo, el problema con la teoría legal crítica es que no estaba yendo lo suficientemente lejos cuando se trataba de profundizar en temáticas relacionadas con la raza. Se decía que “mientras arreglemos la ley, entonces todo estará bien”. Sin embargo, otras personas argumentaban que eso no era así, que efectivamente se necesita cambiar las leyes, pero que además se requiere avanzar en otras áreas. Por ello, a lo largo de los años la TCR ha ido evolucionando en su aplicación hacia otros ámbitos, utilizándose, por ejemplo, como una herramienta que ayuda a los académicos a comprender a “desempaquetar” la forma en que opera la raza y el racismo sistémico en la sociedad.

La connotada experta Angela Harris dijo que la preocupación de la TCR era cómo es que en una sociedad, donde todos están de acuerdo en que el racismo está mal, en que todos están de acuerdo en que es algo malo y que nadie debería hacerlo, de alguna manera todavía se las arregla para prosperar. En ese sentido, la pregunta central de la TCR es: ¿cómo es posible que, a pesar de la desautorización universal del racismo, de alguna manera este todavía persista? Así que a través de la TCR podemos estudiar las formas en que el racismo está realmente incorporado en nuestras instituciones, en nuestros sistemas y estructuras. Por eso creo que ayuda a entender estos problemas raciales en los Estados Unidos, los que están también relacionados con las tensiones con los inmigrantes. La TCR nos ayuda a mirar y entender cómo diferentes sistemas y estructuras se establecieron, basadas en los supuestos de la supremacía blanca y en otros mecanismos que dan cuenta de la jerarquía entre los seres humanos.

-¿Es posible utilizar la teoría crítica de la raza en los procesos pedagógicos dentro de la escuela?
-Así es. Yo he estado trabajando con ese mismo marco en torno a la investigación antirracista, utilizando lentes de la TCR a la pedagogía de la primera infancia y por supuesto que se puede aplicar de manera más amplia. Los principios impulsores de una postura antirracista incluyen generar interrogantes en cada paso del proceso pedagógico: ¿quién se está beneficiando?, ¿a quién se está sirviendo?, ¿a qué intereses?, ¿en nombre de quién?, ¿quién está involucrado?, ¿quién “está en la mesa”?, ¿son correctos nuestros métodos?

Si estamos hablando de investigación, estamos hablando de nuestras herramientas, nuestras formas de medir y otros aspectos relacionados. Si estamos hablando de educación y de las aulas, estamos hablando de cómo nuestras prácticas, o nuestras evaluaciones, por ejemplo, realmente reflejan una postura de que las personas son de hecho iguales o si es que hay racismo incrustado en algunas de nuestras suposiciones. ¿Cómo puede un profesor o profesora mejorar su trabajo con esto? Creo que siempre este proceso debe comenzarse con una revisión y análisis interno. El primer paso para la transformación de las ideas que todos hemos heredado y que han dado forma a nuestra sociedad, es examinarlas primero internamente. ¿Cómo estoy frente a ello?, ¿soy cómplice?, ¿cómo me han socializado para creer estas cosas y/o cuestionarlas? Este es un ejercicio fundamental para examinar e ir avanzando en eliminar los sesgos implícitos que tenemos.

Los educadores necesitan ser realmente honestos consigo mismos, de forma de echar un vistazo a cuáles son sus suposiciones y de dónde vinieron, para luego deconstruirlas críticamente. Posteriormente, creo que debe venir un análisis de su práctica en el aula, cuando puedo preguntarme: ¿cómo veo mi clase, la sala?, ¿cuáles son los materiales, los recursos, los libros, las decoraciones, pero también las reglas, las rutinas, las prácticas, teniendo en cuenta la experiencia humana? Por supuesto que esto incluye aspectos como la raza y el origen étnico, así como también la representación de diferentes formas de familias, de diferentes representaciones de género o de accesibilidad. Todas estas cosas deben tenerse en consideración para realmente a comenzar a pensar críticamente.

Ese es el regalo que nos entregan los lentes críticos, pensar sobre el poder, en quién se está quedando fuera de la ecuación cuando las cosas están configuradas de esta manera. Es hacerse la pregunta sobre qué es lo que falta, cuál es el currículum oculto. Un ejemplo que puedo dar sobre ello se puede observar en los juegos que se dan entre hombres y mujeres. En la primera infancia muchas veces nos encontramos con que las aulas ya están configuradas con objetos de juego corporal y bloques que están en un lado de la habitación, y la cocina y los disfraces están en el otro lado, en las “zonas tranquilas”. Entonces, estás dando mensajes claros a los niños, no necesariamente sobre género, pero les estás dando antecedentes sobre diferentes tipos de juego, que hay un tipo de juego que es desordenado, grande y muy físico, y hay otro tipo de juego que es tranquilo, silencioso y doméstico. Los niños no tienen que pensar mucho para darse cuenta de que en nuestra sociedad las expectativas son que las mujeres estén cocinando y están cuidando a los bebés y los niños están conduciendo el camión y jugando en la arena y la tierra.

Así que es importante aplicar estos lentes a las prácticas docentes y a la configuración del aula. Luego de ello, será de gran relevancia que los maestros se involucren entre sí, se apoyen, se desafíen y se responsabilicen mutuamente, considerando que pueden estar defendiendo ideas en que incluso ellos mismos no creen o que no quisieran defender. Si no nos tomamos un momento para mirar a nuestro alrededor, entonces seguiremos siendo parte del mismo sistema.

-¿Es posible que las políticas educativas consideradas puedan incluir la perspectiva de la TCR?
-Existe un creciente reconocimiento en los círculos políticos de que el racismo se está filtrando en diferentes áreas de la política, algo que antes se veía con menor intensidad. La gente está hablando sobre eso, aunque no todos, obviamente algunas personas se están resistiendo. Pero hay personas que realmente están reconociendo y dándose cuenta de ello, por lo que creo que ellas estarían abiertas a entender cómo la TCR puede ser una herramienta para el trabajo en la política y las políticas.

Creo que uno de los grandes temores en los Estados Unidos y una de las grandes razones de por qué ha sido tan difícil avanzar en torno a la TCR es porque la gente tiene miedo de la palabra “crítica”. No es una palabra agradable en el lenguaje común, cuando eres crítico con alguien, pareciera que no estás siendo amable con esa persona. Además, los académicos usamos la palabra “crítica” de una manera muy diferente y pareciera que estamos un poco fuera de contacto con el mundo. Tenemos que trabajar más duro para construir puentes, para “traducirnos”, de forma de hacernos más legibles a personas que, de otra manera, estarían muy interesadas y muy abiertas a tener estas conversaciones, pero sin nuestra jerga.

Entonces, ¿creo que las ideas de la TCR y lo que tiene para ofrecer como herramienta serían beneficiosas para los responsables de la formulación de políticas? Sí. ¿Creo que estarían abiertos a ello? Sí, aunque tal vez no de la manera en que nosotros [académicas y académicos] lo presentaríamos en nuestra Torre de Marfil. Creo que realmente hay mucha gente que reconoce que las cosas está mal y que tenemos que arreglarlas, que el racismo es realmente endémico, y se preguntan sobre qué podemos hacer para transformarlo. Hay mucha gente que está en esa posición, pero a veces hay obstáculos lingüísticos o semánticos que no nos permiten avanzar.

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