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La sirena de hielo, Bárbara Hernández: ‘‘Ser una deportista extrema, es correr esa barrera que suponen no se puede hacer por ser mujer’’ BRAGA

La sirena de hielo, Bárbara Hernández: ‘‘Ser una deportista extrema, es correr esa barrera que suponen no se puede hacer por ser mujer’’

Valentina Paredes
Por : Valentina Paredes Periodista en El Mostrador Braga
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En un hecho nunca antes visto, Bárbara se convirtió en la primera persona en realizar el nado más largo de la historia en aguas de la Antártida. La deportista nacional suma así otro logro a su larga lista de hazañas. En conversación con El Mostrador Braga, la llamada sirena de hielo reflexiona sobre la necesidad de concientizar sobre el cuidado del medioambiente, así como también sobre las brechas de género que existen en el deporte.


En un mar que marcó tan solo 2,2 grados Celsius, la nadadora nacional, Bárbara Hernández, hizo historia hace unos días al recorrer dos kilómetros y medio en las aguas de la Antártida. La hazaña fue efectuada en aproximadamente 45 minutos.  

Con el registro anterior, Bárbara Hernández o mejor conocida como la “sirena de hielo”, se transformó en la primera persona en llevar a cabo el tramo más largo en aguas gélidas. ‘‘Fue muy extremo, muy complejo’’, dice la deportista en conversación con El Mostrador Braga. 

Este nuevo récord se suma a la larga lista de reconocimientos de la sirena. Por ejemplo, el año 2021 dio dos vueltas a la isla de Manhattan, en 20 horas y 30 minutos sin parar. Además, en diciembre del 2022 se integró al Salón de la Fama del Hielo (Ice Hall of Fame) y se transformó en la primera latinoamericana en formar parte de tal selección.

Por otro lado, Hernández se unió recientemente a Antártica 2020, un grupo formado por líderes del mundo de la política, la ciencia, los medios y los deportes que trabajan juntos para promover la protección de las aguas. Incluye a destacadas personalidades como la oceanógrafa Sylvia Earle, el nadador extremo sudafricano y Patrón de los Océanos de las Naciones Unidas, Lewis Pugh, y el nieto del oceanógrafo Jacques Cousteau, Philippe Cousteau.

—Realizaste el nado más largo de la historia en aguas de la Antártida, ¿cómo fue la experiencia y la preparación? 
—Para este tremendo nado hemos entrenado por años, fue muy planificado. Llevamos como tres años preparándolo, consiguiendo permisos y todo lo que significa ingresar a las aguas antárticas. El nado fue muy complejo y muy extenso. Es un privilegio no solo dar a conocer el hito deportivo, sino también la oportunidad de hablar de las aguas, del cuidado del medio ambiente y hacer este match, que es mi pasión. Fue una experiencia muy ruda, pero en condiciones ideales, así que había que aprovechar. El agua estaba a tan solo dos grados, temperatura ambiente, una locura. O sea nadar dos kilómetros con estos grados de hipotermia, yo al terminar la distancia estaba casi desvanecida, tenía los brazos y piernas muy frías, tuve una baja de temperatura a 27 grados. Fue una recuperación compleja, pero en tan solo dos horas pudimos restablecer los signos vitales y ya me siento muy bien. 

—¿Cómo nace el interés por unirte al grupo Antártica 2020?
—Es un privilegio, es algo a lo que siempre quise pertenecer, es un trabajo que admiro profundamente. Poder, desde mí y desde mi pasión, que es el deporte, motivar a las personas a seguir sus sueños y respetar las aguas vivas. Que les digo yo, aguas que debemos proteger y cuidar, pero que lamentable no hacemos. 

—En algunas entrevistas pasadas señalabas que el machismo y las brechas son algo que existen en el deporte. Con tantos años de experiencia, ¿Cómo has visto el cambio?, ¿Crees que los deportes especialmente los extremos son un espacio seguro y de desarrollo integral para las mujeres? 
—Las brechas de género son algo que están presente, también los micromachismos siguen estando allí. Siento que el ser una deportista extrema es correr esa barrera de lo que otros suponen no se puede hacer por ser mujer o por la edad o por la contextura física, entre otras cosas. Es un tremendo honor motivar, sobre todo a las niñas. Si ha habido cambios es porque la misma sociedad y las mismas mujeres visibilizan las brechas y van poniendo sobre el tapate hechos que están invisibilizados. Todavía queda mucho por hacer. Pero los deportes extremos son un lugar seguro, en estos deportes va nuestra fortaleza física y mental. 

—¿Cuáles piensas que son los principales puntos en que las ramas deportivas aún están al debe con las mujeres?
—Los principales puntos que están al debe en el deporte con las mujeres, son los mismos que en la sociedad en general. Por ejemplo, el tema de la maternidad, que te pregunten siquiera que si la limitante para tu desarrollo profesional o deportivo es ser madre, o sea eso nadie se los pregunta a los hombres. Pero también, otra cosa es el apoyo que se le brinda a las mujeres para poder desarrollarse, tanto familiar como profesionalmente, esos son temas en los que queda mucho trabajo por hacer y avanzar. 

—Desde hace algunos años que vienes siendo reconocida internacionalmente por tus logros, ¿Cómo ves este 2023?, ¿Cuáles son tus principales metas?
—Me doy cuenta solo cuando tenemos las notas de prensa o cuando voy a competir afuera, y sentir realmente el cariño de otras personas que te reconozcan como la sirena de hielo. Es un privilegio representar al país que amo, a la gente esforzada y trabajadora. Creo que mis principales metas son motivar a las personas a pensar en grande, que se pongan desafíos que parecen imposibles, como esto que acabamos de nadar. Si me preguntaban esto mismo hace tres años lo veía imposible. Que algo nunca se haya hecho antes no es un limitante, es una oportunidad para nosotros atrevernos y ser esa primera persona e inspirar a otros, especialmente a las mujeres y niñas. 

—¿Qué mensaje le darías a las mujeres, niñas y adolescentes que quieren dedicarse al nado o a los deportes?
—A las mujeres y adolescentes les diría que persigan sus sueños, sean de las áreas que sean, no se limiten siquiera por su edad. El que no tengamos las cosas en el momento que queremos, puede llegar a ser nuestro principal motor. Yo quería ser seleccionada nacional a los 15 años, pero nunca lo fui. Si me hubiera retirado en ese tiempo, quizás no tendríamos a la sirena de hielo y no me dedicaría a este deporte ni trabajaría con el equipo que admiro ahora a mis 37 años. Hay que perderle el miedo a la palabra fracaso, atrevernos las veces que sean necesarias.

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