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Yerko Ljubetic sobre el Consejo Constitucional: “Hay que entender que lo que estamos haciendo hoy día no está desvinculado de la crisis social” PAÍS

Yerko Ljubetic sobre el Consejo Constitucional: “Hay que entender que lo que estamos haciendo hoy día no está desvinculado de la crisis social”

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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El ex ministro de Trabajo y Previsión Social de el ex Presidente Lagos y una de las 100 firmas fundadoras de Convergencia Social, está preparado para el despliegue de su campaña como Consejero Constitucional. Quedan cerca de dos meses para las elecciones y la campaña todavía no comienza, para Yerko Ljubetic es uno de los problemas que presenta este diseño constituyente. Sin embargo, aclara que “esta es la cancha en la que hay que jugar” y espera que en esta oportunidad se logren los acuerdos más amplios. El punto de inflexión ideológica, según el ex dirigente estudiantil , estará en la definición del Estado Social y de derecho.


Sería la primera vez que ocupe un cargo de elección popular en caso de salir electo el próximo 7 de mayo como Consejero Constitucional. Sin embargo, Yerko Ljubetic (Convergencia Social)  tiene una vasta historia de trabajo político que se remonta a la política universitaria ochentera. Hoy, luego de un verano preparando la campaña, comenta las aprensiones y expectativas que tiene con el nuevo proceso constituyente, los roles que espera que jueguen los distintos actores y la responsabilidad que tienen los Consejeros en llegar a acuerdos amplios para llegar a una propuesta de nueva Constitución que se acerque lo más posible a cumplir con las expectativas ciudadanas. 

La política para Ljubetic no es un escenario nuevo, al contrario, participó de las juventudes de la Democracia Cristiana, fue presidente de la primera Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile el año 84 y continuó militando en su partido hasta el año 2013. Años atrás, en 2009, fue candidato a diputado representando a la DC en el antiguo Distrito 31 y no logró obtener los votos necesarios para entrar al Congreso. 

Luego de retirarse de la DC, comenzó a trabajar en el INDH y su puesta en marcha mientras el Presidente Gabriel Boric era dirigente estudiantil. En esa época empezó a mirar los albores de un nuevo movimiento político que le llamó la atención, una energía que venía a entregar un nuevo elemento a la política post dictadura. Años más tarde, se hizo parte del Movimiento Autonomista y terminó involucrándose por completo. Incluso, es una de las 100 firmas fundantes de Convergencia Social, el partido del Presidente Boric, que se creó el 2018. 

Hoy por hoy revela estar satisfecho con el proceso previo a la campaña. Si bien advierte que el tiempo de campaña es muy acotado, dice adaptarse a las condiciones “esta es la cancha en la que hay que jugar”. Además, agrega que junto a su equipo ha logrado articular una estrategia que permitirá “desplegarnos, armando y organizando” la campaña que culminará en un par de meses. 

-¿Cuáles son las principales ideas que se van a buscar o a defender en este proyecto de la nueva Constitución? 

Hay un cierto consenso muy evidente en el partido de cuáles son los puntos relevantes que se expresan en lo que va a hacer el debate, que sin duda va a ser uno de los más relevantes, acerca de cuál es la concepción que finalmente respecto de Estado social de Derecho define la Constitución. Estamos en una situación en la que todos hablan de este concepto, pero ya empezamos a apreciar que entre la UDI y nosotros, por dar un ejemplo, hay diferencias muy radicales acerca de lo que comprendemos por Estado social y de Derecho. Por eso hemos estado centrados en ese tipo de grandes tópicos que van a hacer, seguramente, la estructura central de la cual va a generarse el debate en la constituyente. Probablemente, esta definición de Estado, que para nosotros significa dejar absolutamente atrás el Estado subsidiario y entrar en un real Estado social de derechos, que las características que este debe tener, van a ser un punto de inflexión ideológico en el Consejo y lo vamos a asumir a cabalidad, dándole precisamente esa importancia. 

La candidata y presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, dijo que le interesaba establecer un Estado Subsidiario activo. Según ella, esta caracterización del Estado no se contradice con el Estado Social democrático de derechos. Incluso, dice que son convergentes ¿Lo cree también así? ¿Son aspectos interpretables, negociables?

Las bases no constituyen un límite sino un punto de partida en el sentido de que son todos conceptos interpretables. Puede haber una concepción totalmente distinta sobre Estado social y de Derecho. Las bases dicen que el Parlamento es bicameral, pero viene toda la discusión acerca de si van a tener roles iguales, serán simétricos o vamos a buscar complementariedad. El Estado subsidiario no puede ser proactivo, si en la definición de subsidiario es precisamente que cede lugar y protagonismo a la iniciativa privada. Es exactamente lo contrario a proactividad. Creo que lo de Gloria Hutt, así como las últimas elucubraciones de la UDI, sobre su comprensión también de complementariedad, son definiciones contradictorias y el único sentido de la derecha es mantener el actual Estado de Chile en su carácter subsidiario. Eso es lo que precisamente nosotros queremos transformar.

-¿El gran éxito de la izquierda se basa en el “Estado social democrático de derechos”? 

Es un punto esencial que vamos a tener que negociar y conversar con mucha paciencia para lograr llegar a acuerdos. Los tiempos son cortos y el diseño de elección senatorial va a establecer una suerte de gran empate entre las grandes tendencias del país, por lo tanto, estamos muy obligados a las negociaciones, conversaciones y a la paciencia. 

Nuestro objetivo va a ser, ojalá, consolidar los elementos que definen un real Estado social y democrático de derechos. Básicamente asignarle al Estado el rol de garante de los derechos básicos que aseguren un progresivo logro de condiciones materiales de vida para las personas que habitan el territorio. Ese va a ser uno de los campos de disputa sin ninguna duda.

Otro tema importante es el sistema de Gobierno y la discusión sobre los niveles de descentralización. Si bien estamos de acuerdo de que Chile es un Estado Unitario, existen diversas fórmulas de descentralización y se debe lograr hacerse cargo de la identidad y la voz de las regiones en el país. También habrá discusiones sobre el Sistema de Gobierno, cómo se incorpora la paridad. Son cuestiones de debate que también van a ser muy relevantes.

-¿Cree que los candidatos del oficialismo logren generar un bloque aun cuando se presenten en dos listas? ¿En qué puntos cree que se podrían presentar matices?

Esta discusión que viene no es una discusión de lotes fragmentarios dentro del contexto general si no que es una discusión mayor en la que los puntos de vista conservadores van a tratar de agruparse para presentar frentes comunes sobre temas que sean de su interés y, naturalmente, los sectores progresistas y de izquierdas, tenemos que responder eso con articulación y la comprensión fundamental de que entre nosotros pueden haber diferencias, pero son menores a las que tenemos con el bloque conservador que es a quienes tenemos que encarar.

-¿Cuál es el rol del socialismo dentro del Consejo Constitucional? ¿Tiene un rol específico articulador?

Va a ser un actor muy importante. Creo que el Frente Amplio en general y Convergencia Social también están llamados a cumplir un rol bastante protagónico. La idea no es disputar protagonismos, sino hacer los mejores esfuerzos de articulación. El estado de ánimo de la sociedad respecto a este proceso es que logremos una cierta capacidad de entendimiento.

-¿Contento con la composición de las listas?

Claramente hubiera preferido seguir los esfuerzos de la ex Presidenta Bachelet por lograr una lista única. Desgraciadamente no se logró y toca entonces ir en plataformas electorales diferentes y, a pesar de esto, hay que lograr esa articulación de la que hablábamos recién.

-A propósito de lo que se vivió el proceso anterior, ¿Cómo vislumbra la convivencia en la convención? 

Espero que exista una convivencia razonable y tengamos la capacidad de buscar encuentros cuando está en juego un interés mayor. Que todos tengamos la capacidad de ceder respecto a nuestros propios intereses y posiciones para encontrarnos en algunas definiciones que nos permitan avanzar. Eso supone un modo de convivencia, ojalá, lo más civilizado y razonable posible. Espero que sea lo menos performático, lo más reflexivo y que básicamente tengamos toda la mejor disposición política, pero también personal. 

-¿Cree que si el proceso constitucional se presenta como un continuo del anterior corre el riesgo de ser rechazado? 

El Consejo Constitucional va retomar un debate constituyente que se desarrolló como lo conocimos y tuvo los resultados de salida que conocimos. He visto candidatas y candidatos con disposición a tomar lo que sirva del anterior proceso e incorporar cosas nuevas o ajustar con nuevos elementos de manera que nos hagamos cargo de retomar el debate constituyente, pero en condiciones y como una etapa distinta a la anterior. Hay que aprovechar esas experiencias, pero también aprender de los errores cometidos. 

-¿En qué radica su visión crítica de este proceso? Por otro lado, ¿Qué virtudes tiene?

Desde el día uno he planteado una visión crítica que creo que es ampliamente compartida acerca de las características del proceso. En dos meses las personas tienen que ser capaces de discernir y elegir a quién los va a representar en algo tan importante como es la definición de la nueva Constitución con un sistema electoral senatorial que no es representativo a diferencia de la Cámara de Diputados. 

La misma impresión tengo de la Comisión Experta y de las instancias políticas que van a definir eventuales desacuerdos, creo que son poco motivantes desde el punto de vista del diseño. El elemento fundamental es que va a haber 50 personas, mujeres y hombres, sobre los que va a recaer el ejercicio del poder constituyente que la ciudadanía les va a delegar. Esa es la instancia en la que se va a dar el debate y la definición política fundamental acerca del que se va a proponer a Chile. Las instancias de orden técnico y expertos van a ser una instancia asesora, de apoyo, de advertencia, pero que tiene una naturaleza muy distinta a la del conjunto de personas que el pueblo elige para efectos que lleven adelante este proceso. Si entendemos bien esas diferencias creo que este proceso puede cumplir razonablemente los mínimos democráticos de un proceso como este.

– ¿Cree que la Comisión Experta cumpla con la expectativa ciudadana en el anteproyecto o cree que puede ser un órgano que obstruya el proceso?

Los que tienen que tratar de satisfacer las expectativas ciudadanas son los integrantes del Consejo Constitucional. El trabajo preliminar de la Comisión Experta, es un marco técnico que facilita esa discusión, pero ni la condiciona ni la define. Espero que ese órgano entregue un texto que técnicamente y efectivamente facilite la discusión del Consejo Constitucional.

– ¿Cree que la derecha irá a defender un proyecto que trate de mantener aspectos de la actual Constitución que terminen por no generan cambios importantes en la vida de las personas?

Sin duda ese es el objetivo, es cosa de ver las entelequias que han planteado, como el Estado subsidiario Activo. Yo apelaría a la responsabilidad política de la derecha en esta materia. Hay que entender que lo que estamos haciendo hoy día no está desvinculado de la crisis social, del conjunto de demandas de la inmensa mayoría de los chilenos, de frustraciones, de anhelos que el proceso constitucional anterior fue incapaz de canalizar. Ahora tenemos la responsabilidad de culminar ese proceso. Si nosotros no entendemos que lo que estamos haciendo está vinculado con esas demandas, angustias y frustraciones, no vamos a estar entregando una propuesta que se acerque a solucionar los problemas importantes de Chile. Si la derecha se empeña en estar en este proceso como guardián del modelo, estaría cometiendo una irresponsabilidad histórica.

-¿Cuáles son las ideas que el Apruebo del 4 de septiembre tiene que dejar atrás para este proceso y cuáles se tienen que rescatar?

Si bien es cierto que nosotros perdimos el 4 de septiembre, no es cierto que ganó la derecha ese día. Ganó un conjunto de sentidos comunes que conviven en nuestra sociedad y tenemos que saber reconocer e interpretar de mejor manera. 

La discusión sobre Estado social y de derecho va a ser una en donde se van a rechazar y recoger muchos de los elementos que fueron parte muy sustantiva de la discusión anterior. Es clave definir el rol del Estado para la situación de los derechos sociales básicos de los chilenos. 

También hay que adoptar un enfoque sobre los Pueblos Originarios dentro de un carácter de nación unitaria en que reconocemos la existencia de los PP.OO. y abrimos espacio para el reconocimiento de sus derechos efectivos. Creo que también llegó para quedarse el principio de paridad. Otro tema fundamental va a ser el de una Constitución ecológica que consagre el compromiso del estado con los derechos relativos al medioambiente. Es central el compromiso que tiene que tener el Estado con el medio ambiente y con la situación de crisis climática, sus consecuencias y derivadas. 

-¿Está representado el pueblo en la nueva convención?

Sin duda hay diferencias sustantivas en el tipo de representación que se logró en el proceso anterior respecto al diseño actual. Yo me atrevería a afirmar que no existe, en la historia política de Chile, un ejercicio tan democrático y representativo como fue la instancia de la Convención Constitucional. Es sistema representativo de elección, la paridad a cabalidad, la participación de Pueblos Originarios, una incorporación de independientes que uno puede discutir respecto al modo en que se hizo, pero también se hizo cargo de dar cuenta de que la política no son sólo los partidos. Creo que ese conjunto fue ejemplar desde el punto de vista de un diseño democrático. 

El sistema actual está más diseñado para las urgencias de momento. Lo que movió el acuerdo y permitió que los partidos se pusieran de acuerdo, era la percepción de la urgencia de llevar a puerto el debate constituyente. Eso hizo que el nuevo diseño esté más cargado a una adecuada representación de los partidos políticos.

Eso obliga a quienes tenemos la intención de ser electos, a preocuparnos mucho de generar espacios de escucha y de participación de esa sociedad que estaba contemplada en el diseño anterior, pero que hoy no lo está. 

-Quería preguntarte por tu época de dirigente estudiantil al igual que su compañero de partido y Presidente de la República. Sus caminos en la política son diferentes, pues él llegó al poder, pero ¿existe alguna experiencia que permita entregar una recomendación al Gobierno entendiendo la similitud del origen?

Más que recomendación recordaría una anécdota. Esa Fech fue precedida de un Congreso Constituyente que generó los estatutos de la nueva Fech. En un contexto extremadamente difícil, estábamos en dictadura y era evidente la hostilidad a la Federación con importante represión respecto a lo que ocurría en la Chile. No obstante, hubo capacidad de generar un congreso que reunió a unas 200 o 300 personas representantes de las distintas escuelas, con la mayor diversidad política que puedes encontrar en esa época y que fue capaz de generar, con amplísimo nivel de acuerdo, los estatutos que permitieron dar, no solo el nacimiento de la Federación, sino que sobre todo permitieron que esa Fech sobreviviera al entorno dictatorial y represivo de la época. 

Con esto quiero rescatar que los procesos que generan instituciones, mientras más amplio sea el nivel de acuerdo que se encuentre, más sólido y viable van a hacer las instituciones que están llamadas a regir. creo que es una lección del movimiento estudiantil ochentero de la que yo rescato cosas interesantes para el desafío que hoy estamos involucrados. 

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